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APARICION DEL HOMBRE Y ETAPAS CULTURALES DE LA SOCIEDAD PRIMITIVA

El hombre actual es el resultado de largas etapas evolutivas. En esta secciĆ³n verĆ”s cuĆ”les fueron esas etapas asĆ­ como las principales fases culturales por las cuales pasaron los primeros seres humanos.

La evoluciĆ³n humana u hominizaciĆ³n es el proceso de evoluciĆ³n biolĆ³gica de la especie humana desde sus ancestros hasta el estado actual. El estudio de dicho proceso requiere un anĆ”lisis interdisciplinar en el que se aĆŗnen conocimientos procedentes de ciencias como la genĆ©tica, la antropologĆ­a fĆ­sica, la paleontologĆ­a, la estratigrafĆ­a, la geocronologĆ­a, la arqueologĆ­a y la lingĆ¼Ć­stica.
El tĆ©rmino humano, en el contexto de su evoluciĆ³n, se refiere a los individuos del gĆ©nero Homo. Sin embargo, los estudios de la evoluciĆ³n humana incluyen otros homininos, como Ardipithecus, Australopithecus, etc. Los cientĆ­ficos han estimado que las lĆ­neas evolutivas de los seres humanos y de los chimpancĆ©s se separaron hace 5 a 7 millones de aƱos. A partir de esta separaciĆ³n, la estirpe humana siguiĆ³ ramificĆ”ndose, originando nuevas especies, todas extintas actualmente a excepciĆ³n del Homo sapiens.



Aspectos genĆ©ticos de la evoluciĆ³n humana

Al analizar el genoma humano se ha descubierto que en su proceso evolutivo hay varios hechos que destacar.
Al realizar un mapeo del genoma humano actual, se observa que Homo sapiens comparte casi el 99% de los genes con el chimpancĆ© y con el bonobo. Para mayor precisiĆ³n, el genoma de cualquier individuo de nuestra especie tiene una diferencia de sĆ³lo el 0,27 % respecto al genoma de Pan troglodytes (chimpancĆ©s) y de 0,65 % respecto al genoma de los gorilas.
A partir del anĆ”lisis genĆ©tico, se ha postulado igualmente que en la genealogĆ­a humana habrĆ­a habido introgresiĆ³n en varias ocasiones dentro de la historia evolutiva humana. Ejemplo de ello, el cromosoma Y actual mĆ”s antiguo (cromosoma-Y A00), el cual se remontarĆ­a hasta los Homo sapiens arcaicos (hace unos 340 000 aƱos aprox.).1 TambiĆ©n destaca el descubrimiento de la existencia de hibridaciĆ³n con otras especies homĆ­nidas mĆ”s antiguas, tales como el Homo neanderthalensis (de un 1 % a un 4 % de genes neandertales por persona, principalmente en Europa),2 y con el homĆ­nido de Denisova (la poblaciĆ³n local que vive actualmente en PapĆŗa Nueva Guinea, en el Sudeste AsiĆ”tico, le debe al menos el 3 % de su genoma por persona a los homĆ­nidos de Denisova).3 4 Sin embargo, destaca que al analizar el porcentaje total de DNA del Homo neanderthalensis dentro de la poblaciĆ³n humana actual no africana (no dentro de un solo individuo actual), este porcentaje aumenta significativamente a un 20%; estando este genoma neandertal relacionado con genes que produjeron una "heterosis" a adaptaciones ambientales (como fenotipos de la piel), pero tambiĆ©n implicado en enfermedades como la diabetes tipo 2, la enfermedad de Crohn, el lupus y la cirrosis biliar.5
Igualmente destaca que los retrovirus endĆ³genos humanos (HERV) (Secuencia de ADN derivado de virus pertenecientes al grupo de los retrovirus) comprenden una parte significativa del genoma humano. Con aproximadamente 98 000 fragmentos y elementos ERV, estos componen casi el 8 % del genoma actual del ser humano, los cuales ha adquirido el ser humano en diferentes periodos temporales de su evoluciĆ³n.6

Etapas en la lĆ­nea evolutiva humana

Los pre-australopitecinos

Los primeros posibles homĆ­nidos bĆ­pedos (homininos) son Sahelanthropus tchadiensis (con una antigĆ¼edad de 7 millones de aƱos y encontrado en el Chad, pero que genera muchas dudas acerca de su adscripciĆ³n a nuestra lĆ­nea evolutiva),7 Orrorin tugenensis (con unos 6 millones de aƱos y hallado en Ɓfrica Oriental) y Ardipithecus (entre 5,5-4,5 millones de aƱos y encontrado en la misma regiĆ³n). Los fĆ³siles de estos homĆ­nidos son escasos y fragmentarios y no hay acuerdo general sobre si eran totalmente bĆ­pedos. No obstante, tras el descubrimiento del esqueleto casi completo apodado Ardi, se han podido resolver algunas dudas al respecto; asĆ­, la forma de la parte superior de la pelvis indica que era bĆ­pedo y que caminaba con la espalda recta, pero la forma del pie, con el dedo gordo dirigido hacia adentro (como en las manos) en vez de ser paralelo a los demĆ”s, indica que debĆ­a caminar apoyĆ”ndose sobre la parte externa de los pies y que no podĆ­a recorrer grandes distancias.8

Los australopitecinos

ReconstrucciĆ³n de Australopithecus afarensis.
Los primeros homƭnidos de los que se tiene la seguridad de que fueron completamente bƭpedos son los miembros del gƩnero Australopithecus, de los que se han conservado esqueletos muy completos (como el de la famosa Lucy).
Este tipo de homininos prosperĆ³ en las sabanas arboladas del este de Ɓfrica entre 4 y 2,5 millones de aƱos atrĆ”s con notable Ć©xito ecolĆ³gico, como lo demuestra la radiaciĆ³n que experimentĆ³, con al menos cinco especies diferentes esparcidas desde EtiopĆ­a y el Chad hasta SudĆ”frica.
Su desapariciĆ³n se ha atribuido a la crisis climĆ”tica que se iniciĆ³ hace unos 2,8 millones de aƱos y que condujo a una desertificaciĆ³n de la sabana con la consiguiente expansiĆ³n de los ecosistemas abiertos, esteparios. Como resultado de esta presiĆ³n evolutiva, algunos Australopithecus se especializaron en la explotaciĆ³n de productos vegetales duros y de escaso valor nutritivo, desarrollando un impresionante aparato masticador, originando al Paranthropus; otros Australopithecus se hicieron paulatinamente mĆ”s carnĆ­voros, originando a los primeros Homo.

Los primeros Homo

ReconstrucciĆ³n de Homo habilis
No se sabe con certeza de quƩ especie proceden los primeros miembros del gƩnero Homo; se han propuesto Australopithecus africanus, A. afarensis y A. garhi, pero no hay un acuerdo general. TambiƩn se ha sugerido que Kenyanthropus platyops pudo ser el antepasado de los primeros Homo.9
ClĆ”sicamente se consideran como pertenecientes al gĆ©nero Homo los homĆ­nidos capaces de elaborar herramientas de piedra. No obstante, esta visiĆ³n ha sido puesta en duda en los Ćŗltimos aƱos; por ejemplo, se ha sugerido que Australopithecus ghari fue capaz de fabricar herramientas hace 2,5 millones de aƱos.10 Las primeras herramientas eran muy simples y se encuadran en la industria lĆ­tica conocida como Olduvayense o Modo 1. Las mĆ”s antiguas proceden de la regiĆ³n de Afar (EtiopĆ­a) y su antigĆ¼edad se estima en unos 2,6 millones de aƱos,11 pero no existen fĆ³siles de homĆ­nidos asociados a ellas.
De esta fase se ha descrito dos especies, Homo rudolfensis y Homo habilis, que habitaron Ɓfrica Oriental entre 2,5 y 1,8 millones de aƱos atrĆ”s, que a veces se reĆŗnen en una sola. El volumen craneal de estas especies oscila entre 650 y 800 cm³.

El poblamiento de Eurasia

DistribuciĆ³n geogrĆ”fica y temporal del gĆ©nero Homo. Otras interpretaciones difieren en la taxonomĆ­a y distribuciĆ³n geogrĆ”fica.
ReconstrucciĆ³n de Homo erectus
ExcavaciĆ³n en el yacimiento de Gran Dolina, en Atapuerca (provincia de Burgos).
Esta es sin duda la etapa mĆ”s confusa y compleja de la evoluciĆ³n humana. El sucesor cronolĆ³gico de los citados Homo rudolfensis y Homo habilis es Homo ergaster, cuyos fĆ³siles mĆ”s antiguos datan de hace aproximadamente 1,8 millones de aƱos, y su volumen craneal oscila entre 850 y 880 cm³. MorfolĆ³gicamente es muy similar a Homo erectus y en ocasiones se alude a Ć©l como «Homo erectus africano». Se supone que fue el primero de nuestros antepasados en abandonar Ɓfrica; se han hallado fĆ³siles asimilables a H. ergaster (o tal vez a Homo habilis) en Dmanisi (Georgia), datados en 1,8 millones de aƱos de antigĆ¼edad y que se han denominado Homo georgicus que prueban la temprana salida de Ɓfrica de nuestros antepasados remotos.12
Esta primera migraciĆ³n humana condujo a la diferenciaciĆ³n de dos linajes descendientes de Homo ergaster: Homo erectus en Extremo Oriente (China, Java) y Homo antecessor/Homo cepranensis en Europa (EspaƱa, Italia). Por su parte, los miembros de H. ergaster que permanecieron en Ɓfrica inventaron un modo nuevo de tallar la piedra, mĆ”s elaborado, denominado Achelense o Modo 2 (hace 1,6 Ć³ 1,7 millones de aƱos). Se ha especulado que los clanes poseedores de la nueva tecnologĆ­a habrĆ­an ocupado los entornos mĆ”s favorables desplazando a los tecnolĆ³gicamente menos avanzados, que se vieron obligados a emigrar. Ciertamente sorprende el hecho que H. antecessor y H. erectus siguieran utilizando el primitivo Modo 1 (Olduvayense), cientos de miles de aƱos despuĆ©s del descubrimiento del Achelense. Una explicaciĆ³n alternativa es que la migraciĆ³n se produjera antes de la apariciĆ³n del Achelense.13
Parece que el flujo genĆ©tico entre las poblaciones africanas, asiĆ”ticas y europeas de esta Ć©poca fue escaso o nulo. Parece que Homo erectus poblĆ³ Asia Oriental hasta hace solo unos 50.000 aƱos (yacimientos del rĆ­o Solo en Java) y que pudo diferenciar especies independientes en condiciones de aislamiento, como el caso del Homo floresiensis de la Isla de Flores (Indonesia), especie desaparecida hace 12.000 aƱos, o el Hombre del ciervo rojo de China, desaparecido hace 11.000 aƱos. Por su parte, en Europa se tiene constancia de la presencia humana desde hace casi 1 millĆ³n de aƱos (Homo antecessor), pero se han hallado herramientas de piedra mĆ”s antiguas no asociadas a restos fĆ³siles en diversos lugares. La posiciĆ³n central de H. antecessor como antepasado comĆŗn de Homo neanderthalensis y Homo sapiens ha sido descartada por los propios descubridores de los restos (Eudald Carbonell y Juan Luis Arsuaga).
Los Ćŗltimos representantes de esta fase de nuestra evoluciĆ³n son Homo heidelbergensis en Europa, que supuestamente estĆ” en la lĆ­nea evolutiva de los neandertales, y Homo rhodesiensis en Ɓfrica que serĆ­a el antepasado del hombre moderno.14 15 16
Una visiĆ³n mĆ”s conservativa de esta etapa de la evoluciĆ³n humana reduce todas las especies mencionadas a una, Homo erectus, que es considerada como una especie politĆ­pica de amplia dispersiĆ³n con numerosas subespecies y poblaciones interfĆ©rtiles genĆ©ticamente interconectadas.

Nuevos orƭgenes en Ɓfrica

La fase final de la evoluciĆ³n de la especie humana estĆ” presidida por tres especies humanas inteligentes, que durante un largo periodo convivieron y compitieron por los mismos recursos. Se trata del Hombre de Neanderthal (Homo neanderthalensis), la especie del homĆ­nido de Denisova y el hombre moderno (Homo sapiens). Son en realidad historias paralelas que, en un momento determinado, se cruzan.
El Hombre de Neanderthal surgiĆ³ y evolucionĆ³ en Europa y Oriente Medio hace unos 230.000 aƱos,13 presentando claras adaptaciones al clima frĆ­o de la Ć©poca (complexiĆ³n baja y fuerte, nariz ancha).
El homĆ­nido de Denisova viviĆ³ hace 40.000 aƱos en los montes Altai y probablemente en otras Ć”reas en las cuales tambiĆ©n vivieron neandertales y sapiens. El anĆ”lisis del ADN mitocondrial indica un ancestro femenino comĆŗn con las otras dos especies hace aproximadamente un millĆ³n de aƱos.17 La secuencia de su genoma ha revelado que habrĆ­a compartido con los neandertales un ancestro hace unos 650.000 aƱos y con los humanos modernos hace 800.000 aƱos. Un molar descubierto presenta caracterĆ­sticas morfolĆ³gicas claramente diferentes a las de los neandertales y los humanos modernos.18
Los fĆ³siles mĆ”s antiguos de Homo sapiens datan de hace unos 200.000 aƱos (EtiopĆ­a). Hace unos 90.000 aƱos llegĆ³ al PrĆ³ximo Oriente donde se encontrĆ³ con el Hombre de Neanderthal que huĆ­a hacia el sur de la glaciaciĆ³n que se abatĆ­a sobre Europa. Homo sapiens siguiĆ³ su expansiĆ³n y hace unos 45.000 llegĆ³ a Europa Occidental (Francia); paralelamente, el Hombre de Neanderthal se fue retirando, empujado por H. sapiens, a la periferia de su Ć”rea de distribuciĆ³n (PenĆ­nsula ibĆ©rica, mesetas altas de Croacia), donde desapareciĆ³ hace unos 28.000 aƱos.
Aunque H. neanderthalensis ha sido considerado con frecuencia como subespecie de Homo sapiens (H. sapiens neanderthalensis), el anĆ”lisis del genoma mitocondrial completo de fĆ³siles de H. neanderthalensis sugieren que la diferencia existente es suficiente para considerarlos como dos especies diferentes, separadas desde hace 660.000 (± 140.000) aƱos.19 (ver el apartado "ClasificaciĆ³n" en Homo neanderthalensis).
Se tiene la casi plena certeza de que el Hombre de Neandertal no es ancestro del ser humano actual, sino una especie de lĆ­nea evolutiva paralela derivada tambiĆ©n del Homo erectus/Homo ergaster a travĆ©s del eslabĆ³n conocido como Homo heidelbergensis. El neandertal coexistiĆ³ con el Homo sapiens y quizĆ” terminĆ³ extinguido por la competencia con nuestra especie. Si existiĆ³ algĆŗn mestizaje entre ambas especies, el aporte a la especie humana actual ha sido, en lo genĆ©tico, inferior al 5% (un arqueĆ³logo y paleoantropĆ³logo que defendĆ­a la hipĆ³tesis de una fuerte mixogĆ©nesis de las dos especies ha sido descubierto como falsificador de "pruebas"; en efecto, existe actualmente casi total escepticismo de que ambas especies hayan sido interfĆ©rtiles). En cuanto al llamado Hombre de Cro-Magnon corresponde a las poblaciones de Europa Occidental de la actual especie Homo sapiens.

Homo sapiens

Los parientes vivos mƔs cercanos a nuestra especie son los grandes simios: el gorila, el chimpancƩ, el bonobo y el orangutƔn.
Los fĆ³siles mĆ”s antiguos de Homo sapiens tienen una antigĆ¼edad de casi 200.000 aƱos20 y proceden del sur de EtiopĆ­a (formaciĆ³n Kibish del rĆ­o Omo), considerada como la cuna de la humanidad (vĆ©ase Hombres de Kibish). A estos restos fĆ³siles siguen en antigĆ¼edad los de Homo sapiens idaltu, con unos 160.000 aƱos.
BiocronologĆ­a de Hominina
Homo (gƩnero) Australopithecus Ardipithecus Paranthropus Paranthropus robustus Paranthropus boisei Paranthropus aethiopicus Homo neanderthalensis Homo heidelbergensis Homo antecessor Homo sapiens Homo rhodesiensis Homo floresiensis Homo georgicus Homo habilis Homo rudolfensis Kenyanthropus platyops Australopithecus sediba Australopithecus garhi Australopithecus africanus Australopithecus bahrelghazali Australopithecus afarensis Australopithecus anamensis Ardipithecus ramidus Ardipithecus kadabba Orrorin tugenensis Sahelanthropus tchadensis Holoceno Pleistoceno Plioceno Mioceno
Parte de la serie de
EvoluciĆ³n biolĆ³gica
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Algunos datos de genĆ©tica molecular concordantes con hallazgos paleontolĆ³gicos, sostienen que todos los seres humanos descienden de una misma Eva mitocondrial o E.M., esto quiere decir que, segĆŗn los rastreos del ADNmt - que sĆ³lo se transmite a travĆ©s de las madres-, toda la humanidad actual tiene una antecesora comĆŗn que habrĆ­a vivido en el noreste de Ɓfrica, probablemente en Tanzania (dada la mayor diversidad genĆ©tica allĆ­) hace entre 150.000 y 230.000 aƱos21 (ver haplogrupos de ADN mitocondrial humano).
Estudios de los haplogrupos del cromosoma Y humano, concluyen que por lĆ­nea paterna hay una ascendencia que llega hasta el AdĆ”n cromosĆ³mico, el cual habrĆ­a vivido en el Ɓfrica subsahariana entre hace 60.000 y 90.000 aƱos.22
Otros indicios derivados de muy recientes investigaciones sugieren que la de por sĆ­ exigua poblaciĆ³n de Homo sapiens hace unos 74.000 aƱos se redujo al borde de la extinciĆ³n al producirse el estallido del volcĆ”n Toba, segĆŗn la TeorĆ­a de la catĆ”strofe de Toba, volcĆ”n ubicado en la isla de Sumatra, cuyo estallido ha dejado como rastro el lago Toba. Tal erupciĆ³n-estallido tuvo una fuerza 3.000 veces superior a la erupciĆ³n del Monte Santa Helena en 1980. Esto significĆ³ que gran parte del planeta se vio cubierto por nubes de ceniza volcĆ”nica que afectaron negativamente a las poblaciones de diversas especies incluidas la humana. SegĆŗn esta hipĆ³tesis llamada entre la comunidad cientĆ­fica CatĆ”strofe de Toba, la poblaciĆ³n de Homo sapiens (entonces toda en Ɓfrica; la primera migraciĆ³n fuera de Ɓfrica fue en torno al aƱo 70.000 ac) se habrĆ­a reducido a sĆ³lo alrededor de 1000 individuos. Si esto es cierto, significarĆ­a que el 'pool' genĆ©tico de la especie se habrĆ­a restringido de tal modo que se habrĆ­a potenciado la unidad genĆ©tica de la especie humana[cita requerida].
No todos estĆ”n de acuerdo con esa dataciĆ³n. DespuĆ©s de analizar el ADN de personas de todas las regiones del mundo, el genetista Spencer Wells sostiene que todos los humanos que viven hoy descienden de un solo individuo que viviĆ³ en Ɓfrica hace unos 60.000 aƱos.23
Por todo lo antedicho queda demostrado el monogenismo de la especie humana y, consecuentemente, descartado el poligenismo, que servĆ­a de "argumento" a teorĆ­as racistas.
Migraciones prehistĆ³ricas de Homo sapiens
Junto a los hallazgos arqueolĆ³gicos, los principales indicadores de la expansiĆ³n del ser humano por el planeta son el ADN mitocondrial y el cromosoma Y, que son caracterĆ­sticos de la descendencia por lĆ­nea materna y paterna respectivamente.
Los humanos ya habrĆ­an comenzado a salir de Ɓfrica unos 90.000 aƱos antes del presente; colonizando para esas fechas el Levante mediterrĆ”neo (Estos restos fĆ³siles han sido atribuibles a tempranos Homo sapiens, pero su relaciĆ³n real con los humanos modernos es muy discutible).24
Mapa de la migraciĆ³n humana segĆŗn estudios del ADN mitocondrial. La leyenda representa los miles de aƱos desde la actualidad. La lĆ­nea azul seƱala la extensiĆ³n mĆ”xima de los hielos y las Ć”reas de tundra durante la Ćŗltima gran glaciaciĆ³n.
Australia y Nueva Guinea: la LĆ­nea de Wallace no significĆ³ para los Homo sapiens un lĆ­mite insuperable para acceder a esta regiĆ³n. La llegada de humanos a Australia se data hace unos 50.000 aƱos cuando pudieron fabricar rĆŗsticas almadĆ­as o balsas de juncos para atravesar el estrecho que separaba a Sahul de la regiĆ³n de la Sonda.
Europa: comenzĆ³ a ser colonizada hace sĆ³lo unos 40.000 aƱos, se supone que durante milenios el desierto de Siria resultaba una barrera infranqueable desde Ɓfrica hacia Europa, por lo que habrĆ­a resultado mĆ”s practicable una migraciĆ³n costera desde las costas de Eritrea a las costas yemenĆ­es y de allĆ­ al subcontinente indio. La expansiĆ³n por Europa coincide con la extinciĆ³n de su coetĆ”neo de entonces, el hombre de Neandertal.
OceanĆ­a: la colonizaciĆ³n de estas islas mĆ”s prĆ³ximas a Eurasia se habrĆ­a iniciado hace unos 50.000 aƱos, pero la expansiĆ³n por esta MUG (macro-unidad geogrĆ”fica) fue muy lenta y gradual, y hace unos 5.000 aƱos pueblos austronesios comenzaron una efectiva expansiĆ³n por OceanĆ­a, aunque archipiĆ©lagos como el de HawĆ”i y Nueva Zelanda no estaban aĆŗn poblados por seres humanos hace 2.000 o 1.500 aƱos (esto requiriĆ³ el desarrollo de una apropiada tĆ©cnica naval y conocimientos suficientes de nĆ”utica).
AmƩrica: la llegada del hombre a AmƩrica, se habrƭa iniciado hace unos 20.000 o, al menos, 15.000 aƱos, aunque no hay consenso al respecto. Durante las glaciaciones el nivel de los ocƩanos desciende al grado que el "Viejo Mundo" y el "Nuevo Mundo" forman un megacontinente unido por el Puente de Beringia.

Cambios evolutivos

Aspectos morfolĆ³gicos

Diferencias con otros primates

Cuando los ancestros del Homo sapiens y otros muchos primates vivĆ­an en selvas comiendo frutos, bayas y hojas, abundantes en vitamina C, pudieron perder la capacidad genĆ©tica, que tiene la mayorĆ­a de los animales, de sintetizar en su propio organismo tal vitamina. Tales pĆ©rdidas durante la evoluciĆ³n han implicado sutiles pero importantes determinaciones: cuando las selvas originales se redujeron o, por crecimiento demogrĆ”fico, resultaron superpobladas, los primitivos homininos (y luego los humanos) se vieron forzados a recorrer importantes distancias, migrar, para obtener nuevas fuentes de nutrientes (por ejemplo de la citada vitamina C).
Todos los cambios reseƱados han sucedido en un periodo relativamente breve (aunque se mida en millones de aƱos), esto explica la susceptibilidad de nuestra especie a afecciones en la columna vertebral y en la circulaciĆ³n sanguĆ­nea y linfĆ”tica.

CerebraciĆ³n

La cerebraciĆ³n y la corticalizaciĆ³n son temas que requieren, por sĆ­ solos, artĆ­culos propios, dado el alcance y la importancia de dichos procesos. AquĆ­ importa comentar de lo mĆ­nimo indispensable para comprender la evoluciĆ³n humana.
La cerebraciĆ³n tanto como la corticalizaciĆ³n son fenĆ³menos biolĆ³gicos muy anteriores a la apariciĆ³n de los homĆ­nidos, sin embargo en Ć©stos, y en especial en Homo sapiens, la cerebraciĆ³n y la corticalizaciĆ³n adquieren un grado superlativo (hasta el punto que Theilard de Chardin enunciĆ³ una curiosa teorĆ­a, la de la noĆ³sfera y noogĆ©nesis, esto es: teorĆ­a del pensar inteligente, que se basa en la evoluciĆ³n del cerebro).
El cerebro de Homo sapiens, en relaciĆ³n a la masa corporal, es uno de los mĆ”s grandes. MĆ”s llamativo es el consumo de energĆ­a metabĆ³lica (por ejemplo, la producida por la "combustiĆ³n" de la glucosa) que requiere el cerebro: un 20% de toda la energĆ­a corporal, y aun cuando la longitud de los intestinos humanos evidencian los problemas que se le presentan.
En Homo sapiens el volumen oscila entre los 1.200 a 1.400 cm3, el promedio global actual es de 1.350 cm3; sin embargo no basta un incremento del volumen, sino cĆ³mo se dispone; esto es: cĆ³mo estĆ” dispuesta la "estructura" del sistema nervioso central y del cerebro en particular. Por tĆ©rmino medio, los Homo neanderthalensis pudieron haber tenido un cerebro de mayor tamaƱo que el de nuestra especie, pero la morfologĆ­a de su crĆ”neo demuestra que la estructura cerebral era muy diferente: con escasa frente, los neandertalenses tenĆ­an poco desarrollados los lĆ³bulos frontales y, en especial, muy poco desarrollada la corteza prefrontal. El crĆ”neo de Homo sapiens no sĆ³lo tiene una frente prominente sino que es tambiĆ©n mĆ”s alto en el occipucio (crĆ”neo muy abovedado), esto permite el desarrollo de los lĆ³bulos frontales. De todos los mamĆ­feros, Homo sapiens es el Ćŗnico que tiene la faz ubicada bajo los lĆ³bulos frontales.
Sin embargo, aĆŗn mĆ”s importante para la evoluciĆ³n del encĆ©falo parecen haber sido las mutaciones en el posicionamiento del esfenoides.
Se ha hecho menciĆ³n en el apartado dedicado a la apariciĆ³n del lenguaje articulado de la importancia del gen FOXP2; dicho gen es el encargado del desarrollo de las Ć”reas del lenguaje y de las Ć”reas de sĆ­ntesis (las Ć”reas de sĆ­ntesis se encuentran en la corteza cerebral de los lĆ³bulos frontales). El aumento del cerebro y su especializaciĆ³n permitiĆ³ la apariciĆ³n de la llamada lateralizaciĆ³n, o sea, una diferencia muy importante entre el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho del cerebro. El hemisferio izquierdo tiene desarrollado en su corteza Ć”reas especĆ­ficas que posibilitan el lenguaje simbĆ³lico basado en significantes acĆŗsticos: el Ć”rea de Wernicke y el Ć”rea de Broca.
Es casi seguro que ya hace 200.000 aƱos los sujetos de la especie Homo sapiens tenĆ­an un potencial intelectual equivalente al de la actualidad, pero para que se activara tal potencial tardaron milenios: el primer registro de conducta artĆ­stica conocido se data hace sĆ³lo unos 75.000 aƱos, los primeros grafismos y expresiones netamente simbĆ³licas fuera del lenguaje hablado se datan hace sĆ³lo entre 40.000 y 35.000 aƱos. Las primeras escrituras (" memoria segunda" como bien les llamara Roland Barthes) datan de hace entre 5.500 Ć³ 5.000 aƱos, en el Valle del Nilo Ć³ en la Mesopotamia asiĆ”tica.
Se ha dicho, tambiĆ©n lĆ­neas antes, que Homo sapiens mantiene caracterĆ­sticas de estructura craneal "primitivas" ya que recuerdan a las de un chimpancĆ© infantil;, en efecto, tal morfologĆ­a es la que permite tener la frente sobre el rostro y los lĆ³bulos frontales desarrollados.
La cabeza de Homo sapiens, para contener tal cerebro, es muy grande; aĆŗn en el feto y en el neonato, razĆ³n principal por la cual los partos son difĆ­ciles, sumada a la disposiciĆ³n de la pelvis.
Una soluciĆ³n parcial a esto es la heterocronĆ­a: el neonato humano estĆ” muy incompletamente desarrollado en el momento del parto; puede decirse (con algo de metĆ”fora) que la gestaciĆ³n en el ser humano no se restringe a los ya de por sĆ­ prolongados nueve meses intrauterinos, sino que se prolonga extrauterinamente hasta, al menos, los cuatro primeros aƱos; en efecto, el infante estĆ” completamente desvalido durante aƱos, tan es asĆ­ que, que entre los 2 a 4 aƱos es cuando tiene lo suficientemente desarrolladas las Ć”reas visuales del cerebro como para tener una percepciĆ³n visual de su propio ser (Estadio del espejo descubierto por Jacques Lacan en la dĆ©cada de 1930). Ahora bien, si Homo sapiens tarda mucho en poder tener una percepciĆ³n plena de su imagen corporal es interesante saber que es uno de los pocos animales que se percibe al ver su imagen reflejada (sĆ³lo se nota esta capacidad en bonobos, chimpancĆ©s, y si acaso en gorilas, orangutanes, delfines y elefantes).
Tal es la prematuraciĆ³n de Homo sapiens, que mientras un chimpancĆ© neonato tiene una capacidad cerebral de un 65% de la de un chimpancĆ© adulto, o la capacidad de Australopithecus afarensis era en el parto de un 50% respecto a la de su edad adulta, en Homo sapiens 'bebĆ©' tal capacidad no supera al 25% de la capacidad que tendrĆ” a los 45 aƱos (a los 45 aƱos aproximadamente es cuando se desarrolla totalmente el cerebro humano).
Pero no basta el desarrollo cronolĆ³gico. Para que el cerebro humano se "despliegue" -por asĆ­ decirlo- o desarrolle requiere de estimulaciĆ³n y afecto; de otro modo la organizaciĆ³n de algunas de las Ć”reas del cerebro puede quedar atrofiada.

BipedestaciĆ³n

Los Homininos, primates bĆ­pedos, habrĆ­an surgido hace unos 6 o 7 millones de aƱos en Ɓfrica, cuando dicho continente se encontrĆ³ afectado por una progresiva desecaciĆ³n que redujo las Ć”reas de bosques y selvas. Como adaptaciĆ³n al bioma de sabana aparecieron primates capaces de caminar fĆ”cilmente de modo bĆ­pedo y mantenerse erguidos (East Side Story;25 26 ). MĆ”s aĆŗn, en un medio cĆ”lido y con fuerte radiaciĆ³n ultravioleta e infrarroja algunas de las mejores soluciones adaptativas son la marcha bĆ­peda y la progresiva reducciĆ³n de la capa pilosa, lo que evita el excesivo recalentamiento del cuerpo. Hace 150 000 aƱos el norte de Ɓfrica volviĆ³ a sufrir una intensa desertizaciĆ³n lo cual significĆ³ otra gran presiĆ³n evolutiva como para que se fijaran los rasgos principales de la especie Homo sapiens.
Para lograr la postura y marcha erecta han tenido que aparecer importantes modificaciones:
  • CrĆ”neo. Para permitir la bipedestaciĆ³n, el foramen magnum (u orificio occipital por el cual la mĆ©dula espinal pasa del crĆ”neo a la raquis) se ha desplazado; mientras en los simios el foramen magnum se ubica en la parte posterior del crĆ”neo, en el Homo sapiens (y en sus ancestros directos) el foramen magnun se ha "desplazado" casi hacia la base del mismo.
  • Columna vertebral. La columna vertebral bastante rectilĆ­nea en los simios, en el Homo sapiens y en sus ancestros bĆ­pedos ha adquirido curvaturas que permiten soportar mejor el peso de la parte superior del cuerpo, tales curvaturas tienen un efecto "resorte". Por lo demĆ”s la columna vertebral ha podido erguirse casi 90Āŗ a la altura de la pelvis; si se compara con un chimpancĆ© se nota que al carecer este primate de la curva lumbar, su cuerpo resulta empujado hacĆ­a adelante por el propio peso. En la raquis humana el centro de gravedad se ha desplazado, de modo que el centro de gravedad de todo el cuerpo se sitĆŗa encima del soporte que constituyen los pies; al tener el Homo sapiens una cabeza relativamente grande el centro de gravedad corporal es bastante inestable (y hace que al intentar nadar, el humano tienda a hundirse "de cabeza")[cita requerida]. Otro detalle; las vĆ©rtebras humanas son mĆ”s circulares que las de los simios, esto les permite soportar mejor el peso vertical.
  • Pelvis. La pelvis se ha debido ensanchar, lo cual ha sido fundamental en la evoluciĆ³n de nuestra especie. Los huesos ilĆ­acos de la regiĆ³n pelviana en los Homo sapiens (e inmediatos antecesores) "giran" hacia el interior de la pelvis, esto le permite soportar mejor el peso de los Ć³rganos al estar en posiciĆ³n erecta. La citada modificaciĆ³n de la pelvis implica una disminuciĆ³n importante en la velocidad posible de la carrera por parte de los humanos. La bipedestaciĆ³n implica una posiciĆ³n de la pelvis, que hace que las crĆ­as nazcan "prematuras": en efecto, el parto humano es denominado ventral acodado ya que existe casi un Ć”ngulo recto entre la cavidad abdominal y la vagina que en el pubis de la mujer es casi frontal, si en todos los otros mamĆ­feros el llamado canal de parto es muy breve, en cambio en las hembras de Homo sapiens es muy prolongado y sinuoso, esto hace dificultosos los alumbramientos. Como se verĆ” mĆ”s adelante, esto ha sido fundamental en la evoluciĆ³n de nuestra especie.
Huxley - Mans Place in Nature.jpg
  • Piernas. TambiĆ©n para la bipedestaciĆ³n ha habido otros cambios morfolĆ³gicos muy importantes y evidentes, particularmente en los miembros y articulaciones. Los miembros inferiores se han robustecido, el fĆ©mur humano se inclina hacia adentro, de modo que le posibilita la marcha sin necesidad de girar casi todo el cuerpo; la articulaciĆ³n de la rodilla se ha vuelto casi omnidireccional (esto es, puede moverse en diversas direcciones), aunque en los monos -por ejemplo el chimpancĆ©- existe una mayor flexibilidad de la articulaciĆ³n de la rodilla, lo que facilita un mejor desplazamiento por las copas de los Ć”rboles, es asĆ­ que el humano a diferencia de sus parientes mĆ”s prĆ³ximos no marcha con las rodillas dobladas.
  • Pies. En los humanos los pies se han alargado, particularmente en el talĆ³n, reduciĆ©ndose algo los dedos del pie y dejando de ser oponible el "pulgar" del pie (el dedo mayor), en lĆ­neas generales el pie ha perdido casi totalmente la capacidad de aprehensiĆ³n. Se sabe, en efecto, que el pie humano ha dejado de estar capacitado para aferrarse (cual si fuera una mano) a las ramas, pasando en cambio a tener una funciĆ³n importante en el soporte de todo el cuerpo. El dedo mayor del pie tiene una funciĆ³n vital para lograr el equilibrio de los homininos durante la marcha y la postura erecta; en efecto, el pulgar del pie de un chimpancĆ© es transversal, lo que permite al simio aferrarse mĆ”s fĆ”cilmente de las ramas, en cambio el "pulgar" del pie humano, al estar alineado, facilita el equilibrio y el impulso hacia adelante al marchar o correr. Los huesos de los miembros inferiores son relativamente rectilĆ­neos en comparaciĆ³n con los de otros primates.
Ventajas y desventajas de la bipedestaciĆ³n
Es evidente que la gran cantidad de modificaciones anatĆ³micas que condujeron del cuadrupedismo al bipedismo requiriĆ³ una fuerte presiĆ³n selectiva. Se ha discutido mucho sobre la eficacia e ineficacia de la marcha bĆ­peda comparada con la cuadrĆŗpeda. TambiĆ©n se ha notado que ningĆŗn otro animal de los que se adaptaron a la sabana al final de Mioceno desarrollĆ³ una marcha bĆ­peda. Hemos de tener en cuenta que partimos de homĆ­nidos con un tipo de desplazamiento cuadrĆŗpedo poco eficaz para largos desplazamientos en terreno abierto: el modo en que se desplazan los chimpancĆ©s, apoyando la segunda falange de los dedos de las manos no puede compararse a la marcha cuadrĆŗpeda de ningĆŗn otro mamĆ­fero. Los primeros homĆ­nidos de sabana probablemente se vieron obligados a desplazarse distancias considerables en campo abierto para alcanzar grupos de Ć”rboles situados a distancia. La marcha bĆ­peda pudo ser muy eficaz en estas condiciones ya que:13
  • Permite otear el horizonte por encima de la vegetaciĆ³n herbĆ”cea en busca de Ć”rboles o depredadores.
  • Permite transportar cosas (como comida, palos, piedras o crĆ­as) con las manos, liberadas de la funciĆ³n locomotora.
  • Es mĆ”s lenta que la marcha cuadrĆŗpeda, pero es menos costosa energĆ©ticamente, lo que deberĆ­a ser interesante para recorrer largas distancias en la sabana, o en un hĆ”bitat mĆ”s pobre en recursos que la selva.
  • Expone menos superficie al sol y permite aprovechar la brisa, lo que ayuda a no recalentar el cuerpo y ahorrar agua, cosa Ćŗtil en un hĆ”bitat con escasez del lĆ­quido elemento.
Hace aƱos se argumentĆ³ que la liberaciĆ³n de las manos por parte de los primeros homĆ­nidos bĆ­pedos les permitiĆ³ elaborar armas de piedra para cazar, lo cual habrĆ­a sido el principal motor de nuestra evoluciĆ³n. Hoy estĆ” claro que la liberaciĆ³n de las manos (que se produjo hace mĆ”s de 4 millones de aƱos) no estĆ” ligada a la fabricaciĆ³n de herramientas, que aconteciĆ³ unos 2 millones de aƱos despuĆ©s, y que los primeros homininos no eran cazadores y que a lo sumo comĆ­an carroƱa esporĆ”dicamente.[cita requerida]
Pero la bipedestaciĆ³n trajo una desventaja en la reproducciĆ³n, ya que el hecho de pasar del cuadrupedismo al bipedismo conllevĆ³ un cambio anatĆ³mico de las caderas, con gran reducciĆ³n del canal del parto que hacia mĆ”s difĆ­cil y doloroso el alumbramiento, tal como se demuestra cuando se compara la cadera de un chimpancĆ© promedio con la de un Australopithecus como Lucy, quienes ademĆ”s presentan un tamaƱo de cerebro similar.27

LiberaciĆ³n de los miembros superiores

La postura bĆ­peda dejĆ³ libres los miembros superiores que ya no tienen que cumplir la funciĆ³n de patas (excepto en los niƱos muy pequeƱos) ni la de braquiaciĆ³n, es decir, el desplazamiento de rama en rama con los brazos, aun cuando la actual especie humana, de la cintura hacia arriba mantenga una complexiĆ³n de tipo arborĆ­cola.
Esta liberaciĆ³n de los miembros superiores fue, en su inicio, una adaptaciĆ³n Ć³ptima al bioma de sabana; al marchar bĆ­pedamente y con los brazos libres, los ancestros del hombre podĆ­an recoger mĆ”s fĆ”cilmente su comida; raĆ­ces, frutos, hojas, insectos, huevos, reptiles pequeƱos, roedores y carroƱa; en efecto, muchos indicios hacen suponer como probable que nuestros ancestros fueran en gran medida carroƱeros y, dentro del carroƱeo, practicaran la modalidad llamada cleptoparasitismo, esto es, robaban las presas reciĆ©n cazadas por especies netamente carnĆ­voras; para tal prĆ”ctica, nuestros ancestros debĆ­an haber actuado en bandas, organizadamente.
Los miembros superiores, siempre en relaciĆ³n con otras especies, se han acortado. Estos miembros superiores al quedar liberados de funciones locomotoras, se han podido especializar en funciones netamente humanas. El pulgar oponible es una caracterĆ­stica heredada de los primates mĆ”s antiguos, pero si en Ć©stos la funciĆ³n principal ha sido la de aferrarse a las ramas y en segundo lugar aprehender las frutas o insectos que servĆ­an de alimento, en la lĆ­nea evolutiva que desemboca en nuestra especie la motilidad de la mano, y en particular de los dedos de Ć©sta, se ha hecho gradualmente mĆ”s precisa y delicada lo que ha facilitado la elaboraciĆ³n de artefactos; aĆŗn (junio de 2005) no se tiene conocimiento respecto al momento en que la lĆ­nea evolutiva comenzĆ³ a crear artefactos, es seguro que hace ya mĆ”s de 2 millones de aƱos Homo habilis/Homo rudolfensis realizaba toscos instrumentos que utilizaba asiduamente (en todo caso, los chimpancĆ©s, en estado silvestre, confeccionan "herramientas" de piedra, madera y hueso muy rudimentarias). El desarrollo de la capacidad de pronaciĆ³n en la articulaciĆ³n de la muƱeca tambiĆ©n ha sido importantĆ­simo para la capacidad de elaborar artefactos.

VisiĆ³n

El humano hereda de los prosimios la visiĆ³n estereoscĆ³pica y pancromĆ”tica (la capacidad de ver una amplia tonalidad de los colores del espectro visible); los ojos en la parte delantera de la cabeza posibilitan la visiĆ³n estereoscĆ³pica (en tres dimensiones), pero si esa caracterĆ­stica surge en los prosimios como una adaptaciĆ³n para moverse mejor durante la noche o en ambientes umbrĆ­os como los de las junglas, en Homo sapiens tal funciĆ³n cobra otro valor; facilita la mirada a lontananza, el otear horizontes, en este aspecto la visiĆ³n es bastante mĆ”s aguda en los humanos que en los otros primates y en los prosimios. Esto facilitarĆ” el hecho por el cual Homo sapiens sea un ser altamente visual (por ejemplo las comunicaciones mediante la mĆ­mica), y facilitarĆ” asimismo lo imaginario.

EspecializaciĆ³n

Pese al conjunto de modificaciones morfolĆ³gicas antes reseƱadas, desde el punto de vista de la anatomĆ­a comparada, llama la atenciĆ³n una cuestiĆ³n: Homo sapiens es un animal relativamente poco especializado. En efecto, gran parte de las especies animales ha logrado algĆŗn tipo de especializaciĆ³n anatĆ³mica (por ejemplo los artiodĆ”ctilos poseen pezuƱas que les permiten correr en las llanuras despejadas), pero las especializaciones, si suelen ser una Ć³ptima adaptaciĆ³n a un determinado bioma, conllevan el riesgo de la desapariciĆ³n de la especie especializada y asociada a tal bioma si Ć©ste se modifica.
La ausencia de tales especializaciones anatĆ³micas ha facilitado a los humanos una adaptabilidad inusitada entre las demĆ”s especies de vertebrados para adecuarse a muy diversas condiciones ambientales.
MĆ”s aĆŗn, aunque parezca paradĆ³jico, Homo sapiens tiene caracterĆ­sticas neotĆ©nicas. En efecto, la estructura craneal de un Homo sapiens adulto se aproxima mĆ”s a la de la crĆ­a de un chimpancĆ© que a la de un chimpancĆ© adulto: el rostro es achatado ("ortognato" o de "bajo Ć­ndice facial") y es casi inexistente el torus supraorbitario (en la humanidad actual apenas se encuentran vestigios de torus en las poblaciones llamadas australoides). De otro modo se puede decir que los arcos superciliares de Homo sapiens son "infantiles", delicados, el rostro aplanado o ligeramente prognato.
Homo sapiens es, por su anatomĆ­a, un animal muy vulnerable si se encuentra en condiciones naturales.
Asociado al hecho por el cual morfolĆ³gicamente el ser humano tenga caracterĆ­sticas que le aproximan a las de un chimpancĆ© "niƱo" se encuentra el 'ortognatismo' y esto quiere decir, entre otras cuestiones, que los dientes de Homo sapiens son relativamente pequeƱos y poco especializados, las mandĆ­bulas, por esto, se ha abreviado y hecho mĆ”s delicadas, falta ademĆ”s el diastema o espacio en donde encajan los colmillos. La debilidad de las mandĆ­bulas humanas las hace casi totalmente inĆŗtiles para la defensa a mordiscos ante un predador y, asimismo, son muy deficientes para poder consumir gran parte del alimento en su estado natural, lo que es uno de los muchos dĆ©ficits corporales que llevan al humano a vivir en una sociedad organizada.

Aspectos culturales

ApariciĆ³n del lenguaje simbĆ³lico

Hablar de la apariciĆ³n del lenguaje humano, lenguaje simbĆ³lico, por lĆ³gica parecerĆ­a implicar que hay que hablar previamente de la cerebraciĆ³n, y eso es bastante cierto, pero el lenguaje humano simbĆ³lico tiene sus antecedentes en momentos y cambios morfolĆ³gicos que son previos a cambios importantes en la estructura del sistema nervioso central. Por ejemplo, los chimpancĆ©s pueden realizar un esbozo primario de lenguaje simbĆ³lico basĆ”ndose en la mĆ­mica (de un modo semejante a un sistema muy simple de comunicaciĆ³n para mudos).
Ahora bien, el lenguaje simbĆ³lico por excelencia es el basado en los significantes acĆŗsticos, y para que una especie tenga la capacidad de articular sonidos discretos, se requieren mĆ”s innovaciones morfolĆ³gicas, algunas de ellas muy probablemente anteriores al desarrollo de un cerebro lo suficientemente complejo como para pensar de modo simbĆ³lico. En efecto, observemos la orofaringe y la laringe: en los mamĆ­feros, a excepciĆ³n del humano, la laringe se encuentra en la parte alta de la garganta, de modo que la epiglotis cierra la trĆ”quea de un modo estanco al beber e ingerir comida. En cambio, en Homo sapiens, la laringe se ubica mĆ”s abajo, lo que permite a las cuerdas vocales la producciĆ³n de sonidos mĆ”s claramente diferenciados y variados, pero al no poder ocluir completamente la epiglotis, la respiraciĆ³n y la ingesta deben alternarse para que el sujeto no se ahogue. El acortamiento del prognatismo que se compensa con una elevaciĆ³n de la bĆ³veda palatina facilitan el lenguaje oral. Otro elemento de relevante importancia es la posiciĆ³n y estructura del hioides, su gracilidad y motilidad permitirĆ”n un lenguaje oral lo suficientemente articulado.
Estudios realizados en la Sierra de Atapuerca (EspaƱa) evidencian que Homo antecessor, hace unos 800.000 aƱos, ya tenĆ­a la capacidad, al menos en su aparato fonador, para emitir un lenguaje oral lo suficientemente articulado como para ser considerado simbĆ³lico, aunque la consuetudinaria fabricaciĆ³n de utensilios (por toscos que fueran) por parte del Homo habilis hace unos 2 millones de aƱos, sugiere que en Ć©stos ya existĆ­a un lenguaje oral articulado muy rudimentario pero lo suficientemente eficaz como para transmitir la suficiente informaciĆ³n o enseƱanza para la confecciĆ³n de los toscos artefactos.
AdemĆ”s de todas las condiciones reciĆ©n mencionadas, imprescindibles para la apariciĆ³n de un lenguaje simbĆ³lico, se debe hacer menciĆ³n de la apariciĆ³n del gen FOXP2 que resulta bĆ”sico para la posibilidad de tal lenguaje y del pensamiento simbĆ³lico, como se verĆ” a continuaciĆ³n.

Tabla comparativa de las diferentes especies del gƩnero Homo

Los nombres en negrita indican la existencia de numerosos registros fĆ³siles.
Especies CronologĆ­a (cron) DistribuciĆ³n Altura de adulto (m) Masa de adulto (kg) Volumen craneal (cm³) Registro fĆ³sil Descubrimiento /
publicaciĆ³n del nombre
H. habilis 2.5–1.4 Ɓfrica oriental 1.0–1.5 30–55 600 Varios 1960/1964
H. rudolfensis 1.9 Kenia       1 crĆ”neo 1972/1986
H. georgicus 1.8–1.6 Georgia     600 Escasos 1999/2002
H. ergaster 1.9–1.25 Este y Sur de Ɓfrica 1.9   700–850 Varios 1975
H. erectus 2–0.3 Ɓfrica, Eurasia (Java, China, Vietnam, Caucaso) 1.8 60 900–1100 Varios 1891/1892
H. cepranensis 0.8 Italia       1 copa craneal 1994/2003
H. antecessor 0.8–0.35 EspaƱa, Inglaterra 1.75 90 1000 Tres sitios 1994/1997
H. heidelbergensis 0.6–0.25 Europa, Ɓfrica 1.8 60 1100–1400 Varios 1907/1908
Homo rhodesiensis 0.3–0.12 Zambia     1300 Muy pocos 1921
Homo neanderthalensis 0.23–0.024 Europa, Asia Occidental 1.6 55–70 (complexiĆ³n fuerte) 1200–1700 Varios 1829/1864
Homo sapiens 0.25–presente Mundial 1.4–1.9 55–100 1000–1850 TodavĆ­a vive —/1758
H. sapiens idaltu 0.16 EtiopĆ­a     1450 3 crĆ”neos 1997/2003
H. floresiensis 0.10–0.012 Indonesia 1.0 25 400 7 individuos 2003/2004

Cuadro sinĆ³ptico de la evoluciĆ³n humana

Ɖpoca28 Edad Tiempo (absoluto) Australopitecinos (Ɓfrica) Homo en Ɓfrica Homo en Europa Homo en Asia Cultura
Holoceno (reciente) Actualidad

11 700

H. sapiens H. sapiens H. sapiens NeolĆ­tico a actualidad
(Escritura,...)
Pleistoceno Tarantiense29 11 700





126 000

H. sapiens
(195 000-act.)
H. sapiens
(¿40 000-act.)
H. neanderthalensis
(230 000-29 000)
H. sapiens
(42 000-act.)
H. floresiensis
(75 000-13 000)
H. erectus soloensis
(130 000-50 000)
PaleolĆ­tico Superior
Musteriense
(Pensamiento abstracto, arte)
Ioniense29 126 000





781 000

H. sapiens idaltu
(185 000)
H. sapiens
(195 000-act.)
H. rhodesiensis
(600 000-160 000)
H. neanderthalensis
(230 000-29 000)
H. heidelbergensis
(500 000-250 000)
H. erectus
(1,8 Ma-250 000)
Musteriense
Achelense
(Fuego)
Calabriense29 781 000



1,8 Ma
Paranthropus robustus
(2,0-1,2 Ma)
P. boisei
(2,3-1,3 Ma)
Australopithecus sediba
(1,95-1,78 Ma)
H. ergaster
(1,75-1 Ma)
H. habilis
(1,9-1,6 Ma)
H. antecessor
(>780 000)
H. cepranensis
(800 000)
Homo sp. de la Sima del Elefante
(1,2 Ma)
H. erectus
(1,8 Ma-250 000)
H. georgicus
(1,8 Ma)
Achelense
Olduvayense
Gelasiense29 1,8 Ma










2,59 Ma
A. sediba
(1,95-1,78 Ma)
P. robustus
(2,0-1,2 Ma)
P. boisei
(2,3-1,3 Ma)
P. aethiopicus
(2,6-2,2 Ma)
A. garhi
(2,5 Ma)
A. africanus
(3-2,5 Ma)
H. habilis
(1,9-1,6 Ma)
H. rudolfensis
(2,4-1,9 Ma)







 


Olduvayense
(Industria lĆ­tica)
Plioceno Piacenziense 2,59 Ma






3,6 Ma
A. africanus
(3-2,5 Ma)Kenyanthropus platyops
(3,5 Ma)
A. bahrelghazali
(3,58 ± 0,27 Ma)
A. afarensis
(4-2,7 Ma)




Zancliense 3,6 Ma


5,33 Ma
A. afarensis
(4-2,7 Ma)
A. anamensis
(4,2-3,9 Ma)




Futuro de la evoluciĆ³n humana

Se han hipotetizado diferentes posibilidades respecto a la evoluciĆ³n futura del ser humano, entre ellos destacan:
Una lĆ­nea del pensamiento que asegura que la especie humana ha dejado de evolucionar de la misma forma que el resto de los seres vivos. La razĆ³n que plantea es que los avances en la ciencia ahora permiten sobrevivir a personas que de otra forma habrĆ­an muerto (eliminaciĆ³n o alteraciĆ³n del proceso de la presiĆ³n selectiva) (SelecciĆ³n natural) como tambiĆ©n la existencia de una movilidad a nivel global, diluyĆ©ndose asĆ­ cualquier novedad genĆ©tica en una poblaciĆ³n tan grande (eliminaciĆ³n de la deriva genĆ©tica).30 31
Sin embargo, existen tambiĆ©n otras posturas que consideran que son precisamente los adelantos tecnolĆ³gicos los que impulsan actualmente la evoluciĆ³n humana. Por una parte, se ha propuesto que el entorno actual favorece la reproducciĆ³n de las personas inteligentes, independientemente de su fuerza fĆ­sica o su estado de salud.30 AdemĆ”s, es posible que la ingenierĆ­a genĆ©tica humana permita seleccionar las caracterĆ­sticas genĆ©ticas de la descendencia.30
Por otra parte, tambiƩn se ha propuesto que en el futuro la tecnologƭa posibilite a las personas vivir como cyborg o incluso como seres digitales dentro de cuerpos o estructuras completamente artificiales.30

VƩase tambiƩn

Referencias

Notas


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  • genes-de-neandertal-implicados-en-el-lupus-o-la-diabetes-de-los-humanos-actuales_a30222.html Los genes de neandertal, implicados en el lupus o la diabetes de los humanos actuales. Dos estudios, publicados en Nature y en Science, revelan el efecto del ADN de esta especie extinta en nuestra composiciĆ³n genĆ©tica. Articulo de Tendencias21, del Jueves, 30 de enero de 2014

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