Faenas agrĆcolas del mes de junio, ilustración de
Las muy ricas horas del Duque de Berry (1411-1416). Fenómenos tradicionales y de
larga duración, como la necesidad de
murallas,
lo rudimentario de las técnicas y la explotación de los campesinos se
contraponen a fenómenos nuevos y dinÔmicos, como el crecimiento de la
ciudad y su atrevida arquitectura, que no obstante se siguen basando en
la extracción y distribución del excedente productivo del campo. Aún
queda mucho para culminar la
transición del feudalismo al capitalismo.
La
Baja Edad Media es un tĆ©rmino que a veces produce confusión, pues procede de un equĆvoco etimológico entre alemĆ”n y castellano:
baja no significa
decadente, sino
reciente; por oposición al
alta de la
Alta Edad Media, que significa
antigua (en
alemƔn alt: viejo, antiguo).
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No obstante, es cierto que desde alguna perspectiva historiogrƔfica
puede verse al conjunto del periodo medieval como el ciclo de
nacimiento, desarrollo, auge e inevitable caĆda de una civilización,
modelo interpretativo que inició
Gibbon para el Imperio romano (donde es mÔs obvia la oposición entre
Alto Imperio y
Bajo Imperio) y que se ha aplicado con mayor o menor fortuna a otros contextos históricos y artĆsticos.
Nota 13 AsĆ se entiende que se asigne el nombre de
Plenitud de la Edad Media al periodo de la
Historia de Europa que ocupa los siglos XI al XIII. Esa
Plena Edad Media o
Plenitud del Medievo terminarĆa en la
crisis del siglo XIV o
crisis de la Edad Media, en la que sĆ se pueden apreciar procesos decadentes, y es habitual calificarla de
ocaso u
otoƱo.
No obstante, los últimos siglos medievales estÔn llenos de hechos y
procesos dinƔmicos, con enormes repercusiones y proyecciones en el
futuro, aunque lógicamente son los hechos y procesos que pueden
entenderse como "nuevos", que prefiguran los nuevos tiempos de la
modernidad. Al mismo tiempo, los hechos, procesos, agentes sociales,
instituciones y valores caracterizados como medievales han entrado
claramente en decadencia; sobreviven, y sobrevivirƔn por siglos, en
buena medida gracias a su
institucionalización (por ejemplo, el cierre de los
estamentos privilegiados o la adopción del
mayorazgo), lo que no deja de ser un sĆntoma de que es entonces, y no antes, que se consideró necesario defenderlos tanto.
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