Surgimiento y ascenso
Hacia el
siglo VIII, la situación polĆtica europea se habĆa estabilizado. En oriente, el
Imperio bizantino
era fuerte otra vez, gracias a una serie de emperadores competentes. En
occidente, algunos reinos aseguraban relativa estabilidad a varias
regiones:
Northumbria a Inglaterra,
Visigotia a EspaƱa,
LombardĆa a Italia, y el Reino Franco a la
Galia. En realidad, el "reino franco" era un compuesto de tres reinos:
Austrasia,
Neustria y
Aquitania.
El Imperio carolingio surge de las bases creadas por los predecesores de Carlomagno desde principios del siglo VIII (
Carlos Martel y
Pipino el Breve).
La proyección de sus fronteras a través de una gran parte de la Europa
Occidental permitió a Carlos la aspiración de reconstruir la extensión
del antiguo Imperio romano Occidental, siendo la primera entidad
polĆtica de la Edad Media que estuvo en condiciones de convertirse en
una potencia continental.
AquisgrƔn
(Aachen en alemƔn, Aix-la Chapelle en francƩs) fue elegida como
capital, en una situación central y suficientemente alejada de Italia,
que a pesar de ser liberada del dominio de los
longobardos
y de las teóricas reivindicaciones bizantinas, conservó una gran
autonomĆa que llegaba a la soberanĆa temporal con la cesión de unos
incipientes
estados papales (el
Patrimonium Petri
o Patrimonio de San Pedro, que incluĆa Roma y buena parte del centro de
Italia). Como resultado de la estrecha vinculación entre el pontificado
y la dinastĆa carolingia, que se legitimaban y defendĆan mutuamente ya
por tres generaciones, el papa
León III reconoció las pretensiones imperiales de Carlomagno con una coronación en extraƱas circunstancias, el dĆa de Navidad del aƱo
800.
KAROLUS.
Monograma de Carlomagno, quien lo utilizaba como firma. Carlomagno, a pesar de sus esfuerzos, nunca aprendió a escribir con soltura
Se crearon las
marcas para fijar las fronteras ante los enemigos exteriores (Ɣrabes en la
Marca HispƔnica,
sajones en la
Marca Sajona,
bretones en la
Marca Bretona, lombardos -hasta su derrota- en la
Marca Lombarda y
Ɣvaros en la
Marca Ćvara; posteriormente tambiĆ©n se creó una para los
magiares: la
Marca del Friuli). El territorio interior fue organizado en
condados y
ducados (unión de varios condados o marcas). Los funcionarios que los dirigĆan (
condes,
marqueses y
duques) eran vigilados por inspectores temporales (los
missi dominici
-enviados del seƱor-), y se procuraba que no se heredaran para evitar
que quedaran patrimonializados en una familia (cosa, que con el tiempo,
no pudo evitarse). La consignación de tierras junto con los cargos,
pretendĆa sobre todo el mantenimiento de la costosa
caballerĆa pesada y los nuevos
caballos de batalla (
destreros, introducidos desde Asia en el siglo VII, que se empleaban de una manera completamente distinta a la caballerĆa antigua, con
estribos, aparatosas
sillas y que podĆan sostener
armaduras).
30 Tal proceso estuvo en el origen del nacimiento de los
feudos que habĆa que ceder a cada militar de acuerdo con su rango, hasta la unidad bĆ”sica: el
caballero que ejercĆa de
seƱor sobre un territorio, se quedaba para su mantenimiento con una
reserva seƱorial y dejaba los
mansos para sus
siervos,
que estaban obligados a cultivar la reserva con prestaciones gratuitas
de trabajo a cambio de la protección militar y el mantenimiento del
orden y la justicia, que eran las funciones del señor. Lógicamente, los
feudos en sus distintos niveles sufrieron la misma transformación
patrimonial que marcas y condados, estableciendo una red piramidal de
fidelidades que es el origen del
vasallaje feudal.
Carlomagno negoció de igual a igual con otras grandes potencias de la época, como el
Imperio bizantino, el
Emirato de Córdoba, y el
Califato Abasida.
Aunque Ć©l mismo, ya en edad adulta, no sabĆa escribir (cosa habitual en
la Ć©poca, en que Ćŗnicamente algunos clĆ©rigos lo hacĆan), Carlomagno
siguió una polĆtica de prestigio cultural y un notable programa
artĆstico. Pretendió rodearse de una corte de sabios e iniciar un
programa educativo basado en el
trivium y el
quadrivium, para lo que mandó llamar a la intelectualidad de su tiempo a sus dominios impulsando, con la colaboración de
Alcuino de York, el llamado
Renacimiento carolingio.
Dentro de este empeño educativo ordenó a sus nobles aprender a
escribir, cosa que él mismo intentó, aunque nunca consiguió hacerlo con
soltura.
31
División y hundimiento
Muerto Carlomagno en
814, toma el poder su hijo
Ludovico PĆo. Los hijos de Ć©ste:
Carlos el Calvo (
Francia occidental),
Luis el GermƔnico (
Francia oriental) y
Lotario I
(primogĆ©nito y heredero del tĆtulo imperial), se enfrentaron
militarmente disputƔndose los diferentes territorios del imperio, que,
mƔs allƔ de las alianzas aristocrƔticas, manifestaban distintas
personalidades, interpretables desde una perspectiva
protonacional (idiomas diferentes -hacia el sur y oeste se imponĆan las
lenguas romances que se comenzaban a diferenciar del
latĆn vulgar, hacia el norte y este las
lenguas germƔnicas, como testimoniaban los previos
Juramentos de Estrasburgo-,
costumbres, tradiciones e instituciones propias -romanas hacia el sur,
germanas hacia el norte-). Esta situación no concluyó ni siquiera en el
843 tras el
Tratado de Verdún, puesto que la posterior división del reino de Lotario entre sus hijos (la
Lotaringia, franja central desde los
PaĆses Bajos hasta
Italia, pasando por la región del
Rin,
BorgoƱa y
Provenza) llevó a los tĆos de Ć©stos -Carlos y Luis-, a otro reparto (el
Tratado de Mersen -
870) que simplificaba las fronteras (dejando Ćŗnicamente Italia y Provenza en manos de su sobrino el emperador
Luis II el Joven
-cuyo cargo no suponĆa mĆ”s primacĆa que la honorĆfica-), pero no
condujo a una mayor concentración de poder en manos de esos monarcas,
dƩbiles y en manos de la nobleza territorial. En algunas regiones, el
pacto no era mƔs que una entelequia, puesto que la costa del Mar del
Norte estaba ocupada por los
vikingos.
Incluso en las zonas teóricamente controladas, las posteriores
herencias y luchas internas entre los sucesivos reyes y emperadores
carolingios subdividieron y reunificaron los territorios de manera casi
aleatoria.
La división, sumada al proceso institucional de descentralización
inherente al sistema feudal, en ausencia de fuertes poderes centrales, y
al debilitamiento preexistente de las estructuras sociales y
económicas, hizo que la siguiente oleada de invasiones bÔrbaras, sobre
todo las protagonizadas por
magiares y vikingos, sumieran de nuevo a Europa Occidental en el caos de una nueva edad oscura.
-
-
-
Divisiones del Imperio en los tratados de VerdĆŗn y Meersen.
-
Participar en la conversación