APARICION DEL HOMBRE Y ETAPAS CULTURALES DE LA SOCIEDAD PRIMITIVA
El hombre actual es el resultado de largas etapas evolutivas. En esta sección verÔs cuÔles fueron esas etapas asà como las principales fases culturales por las cuales pasaron los primeros seres humanos.
La evolución humana u hominización es el proceso de evolución biológica de la especie humana desde sus ancestros hasta el estado actual. El estudio de dicho proceso requiere un anĆ”lisis interdisciplinar en el que se aĆŗnen conocimientos procedentes de ciencias como la genĆ©tica, la antropologĆa fĆsica, la paleontologĆa, la estratigrafĆa, la geocronologĆa, la arqueologĆa y la lingüĆstica.
El tĆ©rmino humano, en el contexto de su evolución, se refiere a los individuos del gĆ©nero Homo. Sin embargo, los estudios de la evolución humana incluyen otros homininos, como Ardipithecus, Australopithecus, etc. Los cientĆficos han estimado que las lĆneas evolutivas de los seres humanos y de los chimpancĆ©s se separaron hace 5 a 7 millones de aƱos. A partir de esta separación, la estirpe humana siguió ramificĆ”ndose, originando nuevas especies, todas extintas actualmente a excepción del Homo sapiens.
Al realizar un mapeo del genoma humano actual, se observa que Homo sapiens comparte casi el 99% de los genes con el chimpancé y con el bonobo. Para mayor precisión, el genoma de cualquier individuo de nuestra especie tiene una diferencia de sólo el 0,27 % respecto al genoma de Pan troglodytes (chimpancés) y de 0,65 % respecto al genoma de los gorilas.
A partir del anĆ”lisis genĆ©tico, se ha postulado igualmente que en la genealogĆa humana habrĆa habido introgresión en varias ocasiones dentro de la historia evolutiva humana. Ejemplo de ello, el cromosoma Y actual mĆ”s antiguo (cromosoma-Y A00), el cual se remontarĆa hasta los Homo sapiens arcaicos (hace unos 340 000 aƱos aprox.).1 TambiĆ©n destaca el descubrimiento de la existencia de hibridación con otras especies homĆnidas mĆ”s antiguas, tales como el Homo neanderthalensis (de un 1 % a un 4 % de genes neandertales por persona, principalmente en Europa),2 y con el homĆnido de Denisova (la población local que vive actualmente en PapĆŗa Nueva Guinea, en el Sudeste AsiĆ”tico, le debe al menos el 3 % de su genoma por persona a los homĆnidos de Denisova).3 4 Sin embargo, destaca que al analizar el porcentaje total de DNA del Homo neanderthalensis dentro de la población humana actual no africana (no dentro de un solo individuo actual), este porcentaje aumenta significativamente a un 20%; estando este genoma neandertal relacionado con genes que produjeron una "heterosis" a adaptaciones ambientales (como fenotipos de la piel), pero tambiĆ©n implicado en enfermedades como la diabetes tipo 2, la enfermedad de Crohn, el lupus y la cirrosis biliar.5
Igualmente destaca que los retrovirus endógenos humanos (HERV) (Secuencia de ADN derivado de virus pertenecientes al grupo de los retrovirus) comprenden una parte significativa del genoma humano. Con aproximadamente 98 000 fragmentos y elementos ERV, estos componen casi el 8 % del genoma actual del ser humano, los cuales ha adquirido el ser humano en diferentes periodos temporales de su evolución.6
Los primeros homĆnidos de los que se tiene la seguridad de que fueron completamente bĆpedos son los miembros del gĆ©nero Australopithecus, de los que se han conservado esqueletos muy completos (como el de la famosa Lucy).
Este tipo de homininos prosperó en las sabanas arboladas del este de Ćfrica entre 4 y 2,5 millones de aƱos atrĆ”s con notable Ć©xito ecológico, como lo demuestra la radiación que experimentó, con al menos cinco especies diferentes esparcidas desde EtiopĆa y el Chad hasta SudĆ”frica.
Su desaparición se ha atribuido a la crisis climĆ”tica que se inició hace unos 2,8 millones de aƱos y que condujo a una desertificación de la sabana con la consiguiente expansión de los ecosistemas abiertos, esteparios. Como resultado de esta presión evolutiva, algunos Australopithecus se especializaron en la explotación de productos vegetales duros y de escaso valor nutritivo, desarrollando un impresionante aparato masticador, originando al Paranthropus; otros Australopithecus se hicieron paulatinamente mĆ”s carnĆvoros, originando a los primeros Homo.
No se sabe con certeza de quƩ especie proceden los primeros miembros del gƩnero Homo; se han propuesto Australopithecus africanus, A. afarensis y A. garhi, pero no hay un acuerdo general. TambiƩn se ha sugerido que Kenyanthropus platyops pudo ser el antepasado de los primeros Homo.9
ClĆ”sicamente se consideran como pertenecientes al gĆ©nero Homo los homĆnidos capaces de elaborar herramientas de piedra. No obstante, esta visión ha sido puesta en duda en los Ćŗltimos aƱos; por ejemplo, se ha sugerido que Australopithecus ghari fue capaz de fabricar herramientas hace 2,5 millones de aƱos.10 Las primeras herramientas eran muy simples y se encuadran en la industria lĆtica conocida como Olduvayense o Modo 1. Las mĆ”s antiguas proceden de la región de Afar (EtiopĆa) y su antigüedad se estima en unos 2,6 millones de aƱos,11 pero no existen fósiles de homĆnidos asociados a ellas.
De esta fase se ha descrito dos especies, Homo rudolfensis y Homo habilis, que habitaron Ćfrica Oriental entre 2,5 y 1,8 millones de aƱos atrĆ”s, que a veces se reĆŗnen en una sola. El volumen craneal de estas especies oscila entre 650 y 800 cm³.
Esta es sin duda la etapa mÔs confusa y compleja de la evolución humana. El sucesor cronológico de los citados Homo rudolfensis y Homo habilis es Homo ergaster,
cuyos fósiles mÔs antiguos datan de hace aproximadamente 1,8 millones
de aƱos, y su volumen craneal oscila entre 850 y 880 cm³.
Morfológicamente es muy similar a Homo erectus y en ocasiones se alude a Ć©l como «Homo erectus africano». Se supone que fue el primero de nuestros antepasados en abandonar Ćfrica; se han hallado fósiles asimilables a H. ergaster (o tal vez a Homo habilis) en Dmanisi (Georgia), datados en 1,8 millones de aƱos de antigüedad y que se han denominado Homo georgicus que prueban la temprana salida de Ćfrica de nuestros antepasados remotos.12
Esta primera migración humana condujo a la diferenciación de dos linajes descendientes de Homo ergaster: Homo erectus en Extremo Oriente (China, Java) y Homo antecessor/Homo cepranensis en Europa (EspaƱa, Italia). Por su parte, los miembros de H. ergaster que permanecieron en Ćfrica inventaron un modo nuevo de tallar la piedra, mĆ”s elaborado, denominado Achelense o Modo 2 (hace 1,6 ó 1,7 millones de aƱos). Se ha especulado que los clanes poseedores de la nueva tecnologĆa habrĆan ocupado los entornos mĆ”s favorables desplazando a los tecnológicamente menos avanzados, que se vieron obligados a emigrar. Ciertamente sorprende el hecho que H. antecessor y H. erectus siguieran utilizando el primitivo Modo 1 (Olduvayense), cientos de miles de aƱos despuĆ©s del descubrimiento del Achelense. Una explicación alternativa es que la migración se produjera antes de la aparición del Achelense.13
Parece que el flujo genĆ©tico entre las poblaciones africanas, asiĆ”ticas y europeas de esta Ć©poca fue escaso o nulo. Parece que Homo erectus pobló Asia Oriental hasta hace solo unos 50.000 aƱos (yacimientos del rĆo Solo en Java) y que pudo diferenciar especies independientes en condiciones de aislamiento, como el caso del Homo floresiensis de la Isla de Flores (Indonesia), especie desaparecida hace 12.000 aƱos, o el Hombre del ciervo rojo de China, desaparecido hace 11.000 aƱos. Por su parte, en Europa se tiene constancia de la presencia humana desde hace casi 1 millón de aƱos (Homo antecessor), pero se han hallado herramientas de piedra mĆ”s antiguas no asociadas a restos fósiles en diversos lugares. La posición central de H. antecessor como antepasado comĆŗn de Homo neanderthalensis y Homo sapiens ha sido descartada por los propios descubridores de los restos (Eudald Carbonell y Juan Luis Arsuaga).
Los Ćŗltimos representantes de esta fase de nuestra evolución son Homo heidelbergensis en Europa, que supuestamente estĆ” en la lĆnea evolutiva de los neandertales, y Homo rhodesiensis en Ćfrica que serĆa el antepasado del hombre moderno.14 15 16
Una visión mĆ”s conservativa de esta etapa de la evolución humana reduce todas las especies mencionadas a una, Homo erectus, que es considerada como una especie politĆpica de amplia dispersión con numerosas subespecies y poblaciones interfĆ©rtiles genĆ©ticamente interconectadas.
El Hombre de Neanderthal surgió y evolucionó en Europa y Oriente Medio hace unos 230.000 aƱos,13 presentando claras adaptaciones al clima frĆo de la Ć©poca (complexión baja y fuerte, nariz ancha).
El homĆnido de Denisova vivió hace 40.000 aƱos en los montes Altai y probablemente en otras Ć”reas en las cuales tambiĆ©n vivieron neandertales y sapiens. El anĆ”lisis del ADN mitocondrial indica un ancestro femenino comĆŗn con las otras dos especies hace aproximadamente un millón de aƱos.17 La secuencia de su genoma ha revelado que habrĆa compartido con los neandertales un ancestro hace unos 650.000 aƱos y con los humanos modernos hace 800.000 aƱos. Un molar descubierto presenta caracterĆsticas morfológicas claramente diferentes a las de los neandertales y los humanos modernos.18
Los fósiles mĆ”s antiguos de Homo sapiens datan de hace unos 200.000 aƱos (EtiopĆa). Hace unos 90.000 aƱos llegó al Próximo Oriente donde se encontró con el Hombre de Neanderthal que huĆa hacia el sur de la glaciación que se abatĆa sobre Europa. Homo sapiens siguió su expansión y hace unos 45.000 llegó a Europa Occidental (Francia); paralelamente, el Hombre de Neanderthal se fue retirando, empujado por H. sapiens, a la periferia de su Ć”rea de distribución (PenĆnsula ibĆ©rica, mesetas altas de Croacia), donde desapareció hace unos 28.000 aƱos.
Aunque H. neanderthalensis ha sido considerado con frecuencia como subespecie de Homo sapiens (H. sapiens neanderthalensis), el anĆ”lisis del genoma mitocondrial completo de fósiles de H. neanderthalensis sugieren que la diferencia existente es suficiente para considerarlos como dos especies diferentes, separadas desde hace 660.000 (± 140.000) aƱos.19 (ver el apartado "Clasificación" en Homo neanderthalensis).
Se tiene la casi plena certeza de que el Hombre de Neandertal no es ancestro del ser humano actual, sino una especie de lĆnea evolutiva paralela derivada tambiĆ©n del Homo erectus/Homo ergaster a travĆ©s del eslabón conocido como Homo heidelbergensis. El neandertal coexistió con el Homo sapiens y quizĆ” terminó extinguido por la competencia con nuestra especie. Si existió algĆŗn mestizaje entre ambas especies, el aporte a la especie humana actual ha sido, en lo genĆ©tico, inferior al 5% (un arqueólogo y paleoantropólogo que defendĆa la hipótesis de una fuerte mixogĆ©nesis de las dos especies ha sido descubierto como falsificador de "pruebas"; en efecto, existe actualmente casi total escepticismo de que ambas especies hayan sido interfĆ©rtiles). En cuanto al llamado Hombre de Cro-Magnon corresponde a las poblaciones de Europa Occidental de la actual especie Homo sapiens.
Los fósiles mĆ”s antiguos de Homo sapiens tienen una antigüedad de casi 200.000 aƱos20 y proceden del sur de EtiopĆa (formación Kibish del rĆo Omo), considerada como la cuna de la humanidad (vĆ©ase Hombres de Kibish). A estos restos fósiles siguen en antigüedad los de Homo sapiens idaltu, con unos 160.000 aƱos.
Algunos datos de genĆ©tica molecular concordantes con hallazgos paleontológicos, sostienen que todos los seres humanos descienden de una misma Eva mitocondrial o E.M., esto quiere decir que, segĆŗn los rastreos del ADNmt - que sólo se transmite a travĆ©s de las madres-, toda la humanidad actual tiene una antecesora comĆŗn que habrĆa vivido en el noreste de Ćfrica, probablemente en Tanzania (dada la mayor diversidad genĆ©tica allĆ) hace entre 150.000 y 230.000 aƱos21 (ver haplogrupos de ADN mitocondrial humano).
Estudios de los haplogrupos del cromosoma Y humano, concluyen que por lĆnea paterna hay una ascendencia que llega hasta el AdĆ”n cromosómico, el cual habrĆa vivido en el Ćfrica subsahariana entre hace 60.000 y 90.000 aƱos.22
Otros indicios derivados de muy recientes investigaciones sugieren que la de por sĆ exigua población de Homo sapiens hace unos 74.000 aƱos se redujo al borde de la extinción al producirse el estallido del volcĆ”n Toba, segĆŗn la TeorĆa de la catĆ”strofe de Toba, volcĆ”n ubicado en la isla de Sumatra, cuyo estallido ha dejado como rastro el lago Toba. Tal erupción-estallido tuvo una fuerza 3.000 veces superior a la erupción del Monte Santa Helena en 1980. Esto significó que gran parte del planeta se vio cubierto por nubes de ceniza volcĆ”nica que afectaron negativamente a las poblaciones de diversas especies incluidas la humana. SegĆŗn esta hipótesis llamada entre la comunidad cientĆfica CatĆ”strofe de Toba, la población de Homo sapiens (entonces toda en Ćfrica; la primera migración fuera de Ćfrica fue en torno al aƱo 70.000 ac) se habrĆa reducido a sólo alrededor de 1000 individuos. Si esto es cierto, significarĆa que el 'pool' genĆ©tico de la especie se habrĆa restringido de tal modo que se habrĆa potenciado la unidad genĆ©tica de la especie humana[cita requerida].
No todos estĆ”n de acuerdo con esa datación. DespuĆ©s de analizar el ADN de personas de todas las regiones del mundo, el genetista Spencer Wells sostiene que todos los humanos que viven hoy descienden de un solo individuo que vivió en Ćfrica hace unos 60.000 aƱos.23
Por todo lo antedicho queda demostrado el monogenismo de la especie humana y, consecuentemente, descartado el poligenismo, que servĆa de "argumento" a teorĆas racistas.
Los humanos ya habrĆan comenzado a salir de Ćfrica unos 90.000 aƱos antes del presente; colonizando para esas fechas el Levante mediterrĆ”neo (Estos restos fósiles han sido atribuibles a tempranos Homo sapiens, pero su relación real con los humanos modernos es muy discutible).24
Australia y Nueva Guinea: la LĆnea de Wallace no significó para los Homo sapiens
un lĆmite insuperable para acceder a esta región. La llegada de humanos
a Australia se data hace unos 50.000 aƱos cuando pudieron fabricar
rĆŗsticas almadĆas o balsas de juncos para atravesar el estrecho que
separaba a Sahul de la región de la Sonda.
Europa: comenzó a ser colonizada hace sólo unos 40.000 aƱos, se supone que durante milenios el desierto de Siria resultaba una barrera infranqueable desde Ćfrica hacia Europa, por lo que habrĆa resultado mĆ”s practicable una migración costera desde las costas de Eritrea a las costas yemenĆes y de allĆ al subcontinente indio. La expansión por Europa coincide con la extinción de su coetĆ”neo de entonces, el hombre de Neandertal.
OceanĆa: la colonización de estas islas mĆ”s próximas a Eurasia se habrĆa iniciado hace unos 50.000 aƱos, pero la expansión por esta MUG (macro-unidad geogrĆ”fica) fue muy lenta y gradual, y hace unos 5.000 aƱos pueblos austronesios comenzaron una efectiva expansión por OceanĆa, aunque archipiĆ©lagos como el de HawĆ”i y Nueva Zelanda no estaban aĆŗn poblados por seres humanos hace 2.000 o 1.500 aƱos (esto requirió el desarrollo de una apropiada tĆ©cnica naval y conocimientos suficientes de nĆ”utica).
AmĆ©rica: la llegada del hombre a AmĆ©rica, se habrĆa iniciado hace unos 20.000 o, al menos, 15.000 aƱos, aunque no hay consenso al respecto. Durante las glaciaciones el nivel de los ocĆ©anos desciende al grado que el "Viejo Mundo" y el "Nuevo Mundo" forman un megacontinente unido por el Puente de Beringia.
Todos los cambios reseƱados han sucedido en un periodo relativamente breve (aunque se mida en millones de aƱos), esto explica la susceptibilidad de nuestra especie a afecciones en la columna vertebral y en la circulación sanguĆnea y linfĆ”tica.
La cerebración tanto como la corticalización son fenómenos biológicos muy anteriores a la aparición de los homĆnidos, sin embargo en Ć©stos, y en especial en Homo sapiens, la cerebración y la corticalización adquieren un grado superlativo (hasta el punto que Theilard de Chardin enunció una curiosa teorĆa, la de la noósfera y noogĆ©nesis, esto es: teorĆa del pensar inteligente, que se basa en la evolución del cerebro).
El cerebro de Homo sapiens, en relación a la masa corporal, es uno de los mĆ”s grandes. MĆ”s llamativo es el consumo de energĆa metabólica (por ejemplo, la producida por la "combustión" de la glucosa) que requiere el cerebro: un 20% de toda la energĆa corporal, y aun cuando la longitud de los intestinos humanos evidencian los problemas que se le presentan.
En Homo sapiens el volumen oscila entre los 1.200 a 1.400 cm3, el promedio global actual es de 1.350 cm3; sin embargo no basta un incremento del volumen, sino cómo se dispone; esto es: cómo estĆ” dispuesta la "estructura" del sistema nervioso central y del cerebro en particular. Por tĆ©rmino medio, los Homo neanderthalensis pudieron haber tenido un cerebro de mayor tamaƱo que el de nuestra especie, pero la morfologĆa de su crĆ”neo demuestra que la estructura cerebral era muy diferente: con escasa frente, los neandertalenses tenĆan poco desarrollados los lóbulos frontales y, en especial, muy poco desarrollada la corteza prefrontal. El crĆ”neo de Homo sapiens no sólo tiene una frente prominente sino que es tambiĆ©n mĆ”s alto en el occipucio (crĆ”neo muy abovedado), esto permite el desarrollo de los lóbulos frontales. De todos los mamĆferos, Homo sapiens es el Ćŗnico que tiene la faz ubicada bajo los lóbulos frontales.
Sin embargo, aún mÔs importante para la evolución del encéfalo parecen haber sido las mutaciones en el posicionamiento del esfenoides.
Se ha hecho mención en el apartado dedicado a la aparición del lenguaje articulado de la importancia del gen FOXP2; dicho gen es el encargado del desarrollo de las Ć”reas del lenguaje y de las Ć”reas de sĆntesis (las Ć”reas de sĆntesis se encuentran en la corteza cerebral de los lóbulos frontales). El aumento del cerebro y su especialización permitió la aparición de la llamada lateralización, o sea, una diferencia muy importante entre el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho del cerebro. El hemisferio izquierdo tiene desarrollado en su corteza Ć”reas especĆficas que posibilitan el lenguaje simbólico basado en significantes acĆŗsticos: el Ć”rea de Wernicke y el Ć”rea de Broca.
Es casi seguro que ya hace 200.000 aƱos los sujetos de la especie Homo sapiens tenĆan un potencial intelectual equivalente al de la actualidad, pero para que se activara tal potencial tardaron milenios: el primer registro de conducta artĆstica conocido se data hace sólo unos 75.000 aƱos, los primeros grafismos y expresiones netamente simbólicas fuera del lenguaje hablado se datan hace sólo entre 40.000 y 35.000 aƱos. Las primeras escrituras (" memoria segunda" como bien les llamara Roland Barthes) datan de hace entre 5.500 ó 5.000 aƱos, en el Valle del Nilo ó en la Mesopotamia asiĆ”tica.
Se ha dicho, tambiĆ©n lĆneas antes, que Homo sapiens mantiene caracterĆsticas de estructura craneal "primitivas" ya que recuerdan a las de un chimpancĆ© infantil;, en efecto, tal morfologĆa es la que permite tener la frente sobre el rostro y los lóbulos frontales desarrollados.
La cabeza de Homo sapiens, para contener tal cerebro, es muy grande; aĆŗn en el feto y en el neonato, razón principal por la cual los partos son difĆciles, sumada a la disposición de la pelvis.
Una solución parcial a esto es la heterocronĆa: el neonato humano estĆ” muy incompletamente desarrollado en el momento del parto; puede decirse (con algo de metĆ”fora) que la gestación en el ser humano no se restringe a los ya de por sĆ prolongados nueve meses intrauterinos, sino que se prolonga extrauterinamente hasta, al menos, los cuatro primeros aƱos; en efecto, el infante estĆ” completamente desvalido durante aƱos, tan es asĆ que, que entre los 2 a 4 aƱos es cuando tiene lo suficientemente desarrolladas las Ć”reas visuales del cerebro como para tener una percepción visual de su propio ser (Estadio del espejo descubierto por Jacques Lacan en la dĆ©cada de 1930). Ahora bien, si Homo sapiens tarda mucho en poder tener una percepción plena de su imagen corporal es interesante saber que es uno de los pocos animales que se percibe al ver su imagen reflejada (sólo se nota esta capacidad en bonobos, chimpancĆ©s, y si acaso en gorilas, orangutanes, delfines y elefantes).
Tal es la prematuración de Homo sapiens, que mientras un chimpancé neonato tiene una capacidad cerebral de un 65% de la de un chimpancé adulto, o la capacidad de Australopithecus afarensis era en el parto de un 50% respecto a la de su edad adulta, en Homo sapiens 'bebé' tal capacidad no supera al 25% de la capacidad que tendrÔ a los 45 años (a los 45 años aproximadamente es cuando se desarrolla totalmente el cerebro humano).
Pero no basta el desarrollo cronológico. Para que el cerebro humano se "despliegue" -por asà decirlo- o desarrolle requiere de estimulación y afecto; de otro modo la organización de algunas de las Ôreas del cerebro puede quedar atrofiada.
Para lograr la postura y marcha erecta han tenido que aparecer importantes modificaciones:
Pero la bipedestación trajo una desventaja en la reproducción, ya que el hecho de pasar del cuadrupedismo al bipedismo conllevó un cambio anatómico de las caderas, con gran reducción del canal del parto que hacia mĆ”s difĆcil y doloroso el alumbramiento, tal como se demuestra cuando se compara la cadera de un chimpancĆ© promedio con la de un Australopithecus como Lucy, quienes ademĆ”s presentan un tamaƱo de cerebro similar.27
Esta liberación de los miembros superiores fue, en su inicio, una adaptación óptima al bioma de sabana; al marchar bĆpedamente y con los brazos libres, los ancestros del hombre podĆan recoger mĆ”s fĆ”cilmente su comida; raĆces, frutos, hojas, insectos, huevos, reptiles pequeƱos, roedores y carroƱa; en efecto, muchos indicios hacen suponer como probable que nuestros ancestros fueran en gran medida carroƱeros y, dentro del carroƱeo, practicaran la modalidad llamada cleptoparasitismo, esto es, robaban las presas reciĆ©n cazadas por especies netamente carnĆvoras; para tal prĆ”ctica, nuestros ancestros debĆan haber actuado en bandas, organizadamente.
Los miembros superiores, siempre en relación con otras especies, se han acortado. Estos miembros superiores al quedar liberados de funciones locomotoras, se han podido especializar en funciones netamente humanas. El pulgar oponible es una caracterĆstica heredada de los primates mĆ”s antiguos, pero si en Ć©stos la función principal ha sido la de aferrarse a las ramas y en segundo lugar aprehender las frutas o insectos que servĆan de alimento, en la lĆnea evolutiva que desemboca en nuestra especie la motilidad de la mano, y en particular de los dedos de Ć©sta, se ha hecho gradualmente mĆ”s precisa y delicada lo que ha facilitado la elaboración de artefactos; aĆŗn (junio de 2005) no se tiene conocimiento respecto al momento en que la lĆnea evolutiva comenzó a crear artefactos, es seguro que hace ya mĆ”s de 2 millones de aƱos Homo habilis/Homo rudolfensis realizaba toscos instrumentos que utilizaba asiduamente (en todo caso, los chimpancĆ©s, en estado silvestre, confeccionan "herramientas" de piedra, madera y hueso muy rudimentarias). El desarrollo de la capacidad de pronación en la articulación de la muƱeca tambiĆ©n ha sido importantĆsimo para la capacidad de elaborar artefactos.
La ausencia de tales especializaciones anatómicas ha facilitado a los humanos una adaptabilidad inusitada entre las demÔs especies de vertebrados para adecuarse a muy diversas condiciones ambientales.
MĆ”s aĆŗn, aunque parezca paradójico, Homo sapiens tiene caracterĆsticas neotĆ©nicas. En efecto, la estructura craneal de un Homo sapiens adulto se aproxima mĆ”s a la de la crĆa de un chimpancĆ© que a la de un chimpancĆ© adulto: el rostro es achatado ("ortognato" o de "bajo Ćndice facial") y es casi inexistente el torus supraorbitario (en la humanidad actual apenas se encuentran vestigios de torus en las poblaciones llamadas australoides). De otro modo se puede decir que los arcos superciliares de Homo sapiens son "infantiles", delicados, el rostro aplanado o ligeramente prognato.
Homo sapiens es, por su anatomĆa, un animal muy vulnerable si se encuentra en condiciones naturales.
Asociado al hecho por el cual morfológicamente el ser humano tenga caracterĆsticas que le aproximan a las de un chimpancĆ© "niƱo" se encuentra el 'ortognatismo' y esto quiere decir, entre otras cuestiones, que los dientes de Homo sapiens son relativamente pequeƱos y poco especializados, las mandĆbulas, por esto, se ha abreviado y hecho mĆ”s delicadas, falta ademĆ”s el diastema o espacio en donde encajan los colmillos. La debilidad de las mandĆbulas humanas las hace casi totalmente inĆŗtiles para la defensa a mordiscos ante un predador y, asimismo, son muy deficientes para poder consumir gran parte del alimento en su estado natural, lo que es uno de los muchos dĆ©ficits corporales que llevan al humano a vivir en una sociedad organizada.
Ahora bien, el lenguaje simbólico por excelencia es el basado en los significantes acĆŗsticos, y para que una especie tenga la capacidad de articular sonidos discretos, se requieren mĆ”s innovaciones morfológicas, algunas de ellas muy probablemente anteriores al desarrollo de un cerebro lo suficientemente complejo como para pensar de modo simbólico. En efecto, observemos la orofaringe y la laringe: en los mamĆferos, a excepción del humano, la laringe se encuentra en la parte alta de la garganta, de modo que la epiglotis cierra la trĆ”quea de un modo estanco al beber e ingerir comida. En cambio, en Homo sapiens, la laringe se ubica mĆ”s abajo, lo que permite a las cuerdas vocales la producción de sonidos mĆ”s claramente diferenciados y variados, pero al no poder ocluir completamente la epiglotis, la respiración y la ingesta deben alternarse para que el sujeto no se ahogue. El acortamiento del prognatismo que se compensa con una elevación de la bóveda palatina facilitan el lenguaje oral. Otro elemento de relevante importancia es la posición y estructura del hioides, su gracilidad y motilidad permitirĆ”n un lenguaje oral lo suficientemente articulado.
Estudios realizados en la Sierra de Atapuerca (EspaƱa) evidencian que Homo antecessor, hace unos 800.000 aƱos, ya tenĆa la capacidad, al menos en su aparato fonador, para emitir un lenguaje oral lo suficientemente articulado como para ser considerado simbólico, aunque la consuetudinaria fabricación de utensilios (por toscos que fueran) por parte del Homo habilis hace unos 2 millones de aƱos, sugiere que en Ć©stos ya existĆa un lenguaje oral articulado muy rudimentario pero lo suficientemente eficaz como para transmitir la suficiente información o enseƱanza para la confección de los toscos artefactos.
AdemÔs de todas las condiciones recién mencionadas, imprescindibles para la aparición de un lenguaje simbólico, se debe hacer mención de la aparición del gen FOXP2 que resulta bÔsico para la posibilidad de tal lenguaje y del pensamiento simbólico, como se verÔ a continuación.
Una lĆnea del pensamiento que asegura que la especie humana ha dejado de evolucionar de la misma forma que el resto de los seres vivos. La razón que plantea es que los avances en la ciencia ahora permiten sobrevivir a personas que de otra forma habrĆan muerto (eliminación o alteración del proceso de la presión selectiva) (Selección natural) como tambiĆ©n la existencia de una movilidad a nivel global, diluyĆ©ndose asĆ cualquier novedad genĆ©tica en una población tan grande (eliminación de la deriva genĆ©tica).30 31
Sin embargo, existen tambiĆ©n otras posturas que consideran que son precisamente los adelantos tecnológicos los que impulsan actualmente la evolución humana. Por una parte, se ha propuesto que el entorno actual favorece la reproducción de las personas inteligentes, independientemente de su fuerza fĆsica o su estado de salud.30 AdemĆ”s, es posible que la ingenierĆa genĆ©tica humana permita seleccionar las caracterĆsticas genĆ©ticas de la descendencia.30
Por otra parte, tambiĆ©n se ha propuesto que en el futuro la tecnologĆa posibilite a las personas vivir como cyborg o incluso como seres digitales dentro de cuerpos o estructuras completamente artificiales.30
Mendez et al. (2013). «An african american paternal lineage adds an extremely ancient root to the human Y chromosome phylogenetic tree». The American Journal of Human Genetics, 92(3): 454-459
Green, Richard E. et al. (2010) «A draft sequence of the neandertal genome». Science, 328(5979): 710 - 722 doi 10.1126/science.1188021 10.1126/science.1188021
Brown, D. (25 de marzo de 2010), «Scientists say they've identified new human ancestor», Washington Post.
Krause,
J.; Fu, Q.; Good, J. M.; Viola, B.; Shunkov, M. V.; Derevianko, A. P.
& PƤƤbo, S. (2010). «The complete mitochondrial DNA genome of an
unknown hominin from southern Siberia». Nature 464: 894–897. doi:10.1038/nature08976.
genes-de-neandertal-implicados-en-el-lupus-o-la-diabetes-de-los-humanos-actuales_a30222.html
Los genes de neandertal, implicados en el lupus o la diabetes de los
humanos actuales. Dos estudios, publicados en Nature y en Science,
revelan el efecto del ADN de esta especie extinta en nuestra composición
genƩtica. Articulo de Tendencias21, del Jueves, 30 de enero de 2014
Belshaw R, Pereira V, Katzourakis A, Talbot G, Paces J, Burt A, Tristem M (Apr de 2004). «Long-term reinfection of the human genome by endogenous retroviruses». Proc Natl Acad Sci USA 101 (14): 4894–99. doi:10.1073/pnas.0307800101. PMC 387345. PMID 15044706.
Fullola, Josep MĀŖ; Nadal, Jordi (2005). «Introducción a la prehistoria. La evolución de la cultura humana». Barcelona (primera edición) (Ed. UOC). p. 55. ISBN 84-9788-153-2.
ArtĆculo publicado en el periódico La Vanguardia el 2 de octubre de 2009
Leakey,
M. G.; Spoor, F.; Brown, F. H.; Gatogo, P. N.; Kiarie C., Leakey, L. N.
y McDougall, I. (2001). «New hominin genus from eastern Africa shows
diverse middle Pliocene lineages». Nature, 410: 433-440
Asfaw, B., White, T., Lovejoy, O., Latimer, B., Simpson, S. & Suwa, G., 1999. Australopithecus garhi: a new species of early hominid from Ethiopia. Science, 23(5414): 629-635.
Semaw,
Sileshi (2000). [www.indiana.edu/~origins/X-PDF/Semaw2000.pdf «The
World’s Oldest Stone Artefacts from Gona, Ethiopia: Their Implications
for Understanding Stone Technology and Patterns of Human Evolution
Between 2.6–1.5 Million Years Ago»]
Vekua A., Lordkipanidze D., Rightmire G. P., Agusti J., Ferring R., Maisuradze G. et al., 2002. A new skull of early Homo from Dmanisi, Georgia". Science, 297: 85-89.
Arsuaga, J. L. & MartĆnez, I. 1998. La especie elegida. Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 342pp. ISBN 978-84-7880-909-7
Manzi, G. (2004). «Human Evolution at the Matuyama-Brunhes Boundary». Evolutionary Anthropology: Issues, News and Reviews 13: 11-24.
White, Tim D. et. al. (2003). «Pleistocene Homo sapiens from Middle Awash, Ethiopia». Nature 423 (6491): 742-747.
Arsuaga,
J. L., Martinez, I., Lorenzo, C., Gracia, A., Munoz, A., Alonso, O.
& Gallego, J. (1999) "The human cranial remains from Gran Dolina
Lower Pleistocene site (Sierra de Atapuerca, Spain)". Journal of Human Evolution 37: 431-457.
Krause,
Johannes; Fu, Qiaomei; Good, Jeffrey M.; Viola, Bence; Shunkov, Michael
V.; Derevianko, Anatoli P. & PƤƤbo, Svante (2010), «The complete
mitochondrial DNA genome of an unknown hominin from southern Siberia», Nature 464: 894-897.
Reich,
David; Richard E. Green, et.al. (22 December, 2010) "Genetic history of
an archaic hominin group from Denisova Cave in Siberia"; Nature 468 (1012): 1053–1060.
Richard E. Green et. al. (2008) "A Draft Sequence of the Neandertal Genome"; Science 328 (5979): 710-722.
McDougall, I., Brown, F. H. & Fleagle, J. G., 2005. Stratigraphic placement and age of modern humans from Kibish, Ethiopia. Nature, 433: 733-736. Abstract
Soares, Pedro et al 2009, Supplemental Data, Correcting for Purifying Selection: An Improved Human Mitochondrial Molecular Clock. AJHG, Volume 84
Mitochondrial Eve and Y-chromosomal Adam The Genetic Genealogist
Documentary Redraws Humans' Family Tree(en idioma inglƩs)
The battle over the emergence of modern humans in Eurasia, Chris Brown, 2002, New Archaeology
Coppens, Y., 1994. East Side Story: the origin of humankind. Scientific American, 270: 62-69.
Esta
cuestión es objeto de debate y se proponen diversas alternativas para
intentar explicar la bipedestación. Por ejemplo: S. K. S. Thorpe, R. L.
Holder, R. H. Crompton (2007) «Origin of Human Bipedalism As an Adaptation for Locomotion on Flexible Branches». Science, 316(5829): 1328-31. Paul O'Higgins, Sarah Elton (2007) «Walking On Trees». Science, 316(5829): 1292-4
Sloan, Christopher 2005, "La historia del origen del hombre." National Geographic.
Las Ć©pocas, edades y colores usados son los establecidos en la «International Sratigraphic Chart». 2009. Consultado el 10 de abril de 2010.
En 2006 se incorporó al Cuaternario
la edad o piso Gelasiense (desde el Plioceno al Pleistoceno), bajando
por tanto la fecha de inicio del Pleistoceno a los 2,59 Ma y pasando a
tener cuatro divisiones en lugar de las tres clƔsicas (Pleistoceno
Inferior, Medio y Superior, ahora Calabriense, Ioniense y Tarantiense
respectivamente). Ver p. ej.: Clague, John y ComitĆ© Ejecutivo del INQUA (2006). «Open Letter by INQUA Executive Committee». Quaternary Perspectives 16 (1): 158–159.
«Evolución humana se detuvo por avances de la ciencia: genetistas». La Jornada. 25 de agosto de 2011. Consultado el 26 de agosto de 2011.
La evolución humana u hominización es el proceso de evolución biológica de la especie humana desde sus ancestros hasta el estado actual. El estudio de dicho proceso requiere un anĆ”lisis interdisciplinar en el que se aĆŗnen conocimientos procedentes de ciencias como la genĆ©tica, la antropologĆa fĆsica, la paleontologĆa, la estratigrafĆa, la geocronologĆa, la arqueologĆa y la lingüĆstica.
El tĆ©rmino humano, en el contexto de su evolución, se refiere a los individuos del gĆ©nero Homo. Sin embargo, los estudios de la evolución humana incluyen otros homininos, como Ardipithecus, Australopithecus, etc. Los cientĆficos han estimado que las lĆneas evolutivas de los seres humanos y de los chimpancĆ©s se separaron hace 5 a 7 millones de aƱos. A partir de esta separación, la estirpe humana siguió ramificĆ”ndose, originando nuevas especies, todas extintas actualmente a excepción del Homo sapiens.
Aspectos genéticos de la evolución humana
Al analizar el genoma humano se ha descubierto que en su proceso evolutivo hay varios hechos que destacar.Al realizar un mapeo del genoma humano actual, se observa que Homo sapiens comparte casi el 99% de los genes con el chimpancé y con el bonobo. Para mayor precisión, el genoma de cualquier individuo de nuestra especie tiene una diferencia de sólo el 0,27 % respecto al genoma de Pan troglodytes (chimpancés) y de 0,65 % respecto al genoma de los gorilas.
A partir del anĆ”lisis genĆ©tico, se ha postulado igualmente que en la genealogĆa humana habrĆa habido introgresión en varias ocasiones dentro de la historia evolutiva humana. Ejemplo de ello, el cromosoma Y actual mĆ”s antiguo (cromosoma-Y A00), el cual se remontarĆa hasta los Homo sapiens arcaicos (hace unos 340 000 aƱos aprox.).1 TambiĆ©n destaca el descubrimiento de la existencia de hibridación con otras especies homĆnidas mĆ”s antiguas, tales como el Homo neanderthalensis (de un 1 % a un 4 % de genes neandertales por persona, principalmente en Europa),2 y con el homĆnido de Denisova (la población local que vive actualmente en PapĆŗa Nueva Guinea, en el Sudeste AsiĆ”tico, le debe al menos el 3 % de su genoma por persona a los homĆnidos de Denisova).3 4 Sin embargo, destaca que al analizar el porcentaje total de DNA del Homo neanderthalensis dentro de la población humana actual no africana (no dentro de un solo individuo actual), este porcentaje aumenta significativamente a un 20%; estando este genoma neandertal relacionado con genes que produjeron una "heterosis" a adaptaciones ambientales (como fenotipos de la piel), pero tambiĆ©n implicado en enfermedades como la diabetes tipo 2, la enfermedad de Crohn, el lupus y la cirrosis biliar.5
Igualmente destaca que los retrovirus endógenos humanos (HERV) (Secuencia de ADN derivado de virus pertenecientes al grupo de los retrovirus) comprenden una parte significativa del genoma humano. Con aproximadamente 98 000 fragmentos y elementos ERV, estos componen casi el 8 % del genoma actual del ser humano, los cuales ha adquirido el ser humano en diferentes periodos temporales de su evolución.6
Etapas en la lĆnea evolutiva humana
Los pre-australopitecinos
Los primeros posibles homĆnidos bĆpedos (homininos) son Sahelanthropus tchadiensis (con una antigüedad de 7 millones de aƱos y encontrado en el Chad, pero que genera muchas dudas acerca de su adscripción a nuestra lĆnea evolutiva),7 Orrorin tugenensis (con unos 6 millones de aƱos y hallado en Ćfrica Oriental) y Ardipithecus (entre 5,5-4,5 millones de aƱos y encontrado en la misma región). Los fósiles de estos homĆnidos son escasos y fragmentarios y no hay acuerdo general sobre si eran totalmente bĆpedos. No obstante, tras el descubrimiento del esqueleto casi completo apodado Ardi, se han podido resolver algunas dudas al respecto; asĆ, la forma de la parte superior de la pelvis indica que era bĆpedo y que caminaba con la espalda recta, pero la forma del pie, con el dedo gordo dirigido hacia adentro (como en las manos) en vez de ser paralelo a los demĆ”s, indica que debĆa caminar apoyĆ”ndose sobre la parte externa de los pies y que no podĆa recorrer grandes distancias.8Los australopitecinos
Reconstrucción de Australopithecus afarensis.
Este tipo de homininos prosperó en las sabanas arboladas del este de Ćfrica entre 4 y 2,5 millones de aƱos atrĆ”s con notable Ć©xito ecológico, como lo demuestra la radiación que experimentó, con al menos cinco especies diferentes esparcidas desde EtiopĆa y el Chad hasta SudĆ”frica.
Su desaparición se ha atribuido a la crisis climĆ”tica que se inició hace unos 2,8 millones de aƱos y que condujo a una desertificación de la sabana con la consiguiente expansión de los ecosistemas abiertos, esteparios. Como resultado de esta presión evolutiva, algunos Australopithecus se especializaron en la explotación de productos vegetales duros y de escaso valor nutritivo, desarrollando un impresionante aparato masticador, originando al Paranthropus; otros Australopithecus se hicieron paulatinamente mĆ”s carnĆvoros, originando a los primeros Homo.
Los primeros Homo
Reconstrucción de Homo habilis
ClĆ”sicamente se consideran como pertenecientes al gĆ©nero Homo los homĆnidos capaces de elaborar herramientas de piedra. No obstante, esta visión ha sido puesta en duda en los Ćŗltimos aƱos; por ejemplo, se ha sugerido que Australopithecus ghari fue capaz de fabricar herramientas hace 2,5 millones de aƱos.10 Las primeras herramientas eran muy simples y se encuadran en la industria lĆtica conocida como Olduvayense o Modo 1. Las mĆ”s antiguas proceden de la región de Afar (EtiopĆa) y su antigüedad se estima en unos 2,6 millones de aƱos,11 pero no existen fósiles de homĆnidos asociados a ellas.
De esta fase se ha descrito dos especies, Homo rudolfensis y Homo habilis, que habitaron Ćfrica Oriental entre 2,5 y 1,8 millones de aƱos atrĆ”s, que a veces se reĆŗnen en una sola. El volumen craneal de estas especies oscila entre 650 y 800 cm³.
El poblamiento de Eurasia
Distribución geogrĆ”fica y temporal del gĆ©nero Homo. Otras interpretaciones difieren en la taxonomĆa y distribución geogrĆ”fica.
Reconstrucción de Homo erectus
Excavación en el yacimiento de Gran Dolina, en Atapuerca (provincia de Burgos).
Esta primera migración humana condujo a la diferenciación de dos linajes descendientes de Homo ergaster: Homo erectus en Extremo Oriente (China, Java) y Homo antecessor/Homo cepranensis en Europa (EspaƱa, Italia). Por su parte, los miembros de H. ergaster que permanecieron en Ćfrica inventaron un modo nuevo de tallar la piedra, mĆ”s elaborado, denominado Achelense o Modo 2 (hace 1,6 ó 1,7 millones de aƱos). Se ha especulado que los clanes poseedores de la nueva tecnologĆa habrĆan ocupado los entornos mĆ”s favorables desplazando a los tecnológicamente menos avanzados, que se vieron obligados a emigrar. Ciertamente sorprende el hecho que H. antecessor y H. erectus siguieran utilizando el primitivo Modo 1 (Olduvayense), cientos de miles de aƱos despuĆ©s del descubrimiento del Achelense. Una explicación alternativa es que la migración se produjera antes de la aparición del Achelense.13
Parece que el flujo genĆ©tico entre las poblaciones africanas, asiĆ”ticas y europeas de esta Ć©poca fue escaso o nulo. Parece que Homo erectus pobló Asia Oriental hasta hace solo unos 50.000 aƱos (yacimientos del rĆo Solo en Java) y que pudo diferenciar especies independientes en condiciones de aislamiento, como el caso del Homo floresiensis de la Isla de Flores (Indonesia), especie desaparecida hace 12.000 aƱos, o el Hombre del ciervo rojo de China, desaparecido hace 11.000 aƱos. Por su parte, en Europa se tiene constancia de la presencia humana desde hace casi 1 millón de aƱos (Homo antecessor), pero se han hallado herramientas de piedra mĆ”s antiguas no asociadas a restos fósiles en diversos lugares. La posición central de H. antecessor como antepasado comĆŗn de Homo neanderthalensis y Homo sapiens ha sido descartada por los propios descubridores de los restos (Eudald Carbonell y Juan Luis Arsuaga).
Los Ćŗltimos representantes de esta fase de nuestra evolución son Homo heidelbergensis en Europa, que supuestamente estĆ” en la lĆnea evolutiva de los neandertales, y Homo rhodesiensis en Ćfrica que serĆa el antepasado del hombre moderno.14 15 16
Una visión mĆ”s conservativa de esta etapa de la evolución humana reduce todas las especies mencionadas a una, Homo erectus, que es considerada como una especie politĆpica de amplia dispersión con numerosas subespecies y poblaciones interfĆ©rtiles genĆ©ticamente interconectadas.
Nuevos orĆgenes en Ćfrica
La fase final de la evolución de la especie humana estĆ” presidida por tres especies humanas inteligentes, que durante un largo periodo convivieron y compitieron por los mismos recursos. Se trata del Hombre de Neanderthal (Homo neanderthalensis), la especie del homĆnido de Denisova y el hombre moderno (Homo sapiens). Son en realidad historias paralelas que, en un momento determinado, se cruzan.El Hombre de Neanderthal surgió y evolucionó en Europa y Oriente Medio hace unos 230.000 aƱos,13 presentando claras adaptaciones al clima frĆo de la Ć©poca (complexión baja y fuerte, nariz ancha).
El homĆnido de Denisova vivió hace 40.000 aƱos en los montes Altai y probablemente en otras Ć”reas en las cuales tambiĆ©n vivieron neandertales y sapiens. El anĆ”lisis del ADN mitocondrial indica un ancestro femenino comĆŗn con las otras dos especies hace aproximadamente un millón de aƱos.17 La secuencia de su genoma ha revelado que habrĆa compartido con los neandertales un ancestro hace unos 650.000 aƱos y con los humanos modernos hace 800.000 aƱos. Un molar descubierto presenta caracterĆsticas morfológicas claramente diferentes a las de los neandertales y los humanos modernos.18
Los fósiles mĆ”s antiguos de Homo sapiens datan de hace unos 200.000 aƱos (EtiopĆa). Hace unos 90.000 aƱos llegó al Próximo Oriente donde se encontró con el Hombre de Neanderthal que huĆa hacia el sur de la glaciación que se abatĆa sobre Europa. Homo sapiens siguió su expansión y hace unos 45.000 llegó a Europa Occidental (Francia); paralelamente, el Hombre de Neanderthal se fue retirando, empujado por H. sapiens, a la periferia de su Ć”rea de distribución (PenĆnsula ibĆ©rica, mesetas altas de Croacia), donde desapareció hace unos 28.000 aƱos.
Aunque H. neanderthalensis ha sido considerado con frecuencia como subespecie de Homo sapiens (H. sapiens neanderthalensis), el anĆ”lisis del genoma mitocondrial completo de fósiles de H. neanderthalensis sugieren que la diferencia existente es suficiente para considerarlos como dos especies diferentes, separadas desde hace 660.000 (± 140.000) aƱos.19 (ver el apartado "Clasificación" en Homo neanderthalensis).
Se tiene la casi plena certeza de que el Hombre de Neandertal no es ancestro del ser humano actual, sino una especie de lĆnea evolutiva paralela derivada tambiĆ©n del Homo erectus/Homo ergaster a travĆ©s del eslabón conocido como Homo heidelbergensis. El neandertal coexistió con el Homo sapiens y quizĆ” terminó extinguido por la competencia con nuestra especie. Si existió algĆŗn mestizaje entre ambas especies, el aporte a la especie humana actual ha sido, en lo genĆ©tico, inferior al 5% (un arqueólogo y paleoantropólogo que defendĆa la hipótesis de una fuerte mixogĆ©nesis de las dos especies ha sido descubierto como falsificador de "pruebas"; en efecto, existe actualmente casi total escepticismo de que ambas especies hayan sido interfĆ©rtiles). En cuanto al llamado Hombre de Cro-Magnon corresponde a las poblaciones de Europa Occidental de la actual especie Homo sapiens.
Homo sapiens
Los parientes vivos mĆ”s cercanos a nuestra especie son los grandes simios: el gorila, el chimpancĆ©, el bonobo y el orangutĆ”n.Los fósiles mĆ”s antiguos de Homo sapiens tienen una antigüedad de casi 200.000 aƱos20 y proceden del sur de EtiopĆa (formación Kibish del rĆo Omo), considerada como la cuna de la humanidad (vĆ©ase Hombres de Kibish). A estos restos fósiles siguen en antigüedad los de Homo sapiens idaltu, con unos 160.000 aƱos.
![]() |
Parte de la serie de |
Evolución biológica |
---|
![]() |
Portal de biologĆa CategorĆa |
Estudios de los haplogrupos del cromosoma Y humano, concluyen que por lĆnea paterna hay una ascendencia que llega hasta el AdĆ”n cromosómico, el cual habrĆa vivido en el Ćfrica subsahariana entre hace 60.000 y 90.000 aƱos.22
Otros indicios derivados de muy recientes investigaciones sugieren que la de por sĆ exigua población de Homo sapiens hace unos 74.000 aƱos se redujo al borde de la extinción al producirse el estallido del volcĆ”n Toba, segĆŗn la TeorĆa de la catĆ”strofe de Toba, volcĆ”n ubicado en la isla de Sumatra, cuyo estallido ha dejado como rastro el lago Toba. Tal erupción-estallido tuvo una fuerza 3.000 veces superior a la erupción del Monte Santa Helena en 1980. Esto significó que gran parte del planeta se vio cubierto por nubes de ceniza volcĆ”nica que afectaron negativamente a las poblaciones de diversas especies incluidas la humana. SegĆŗn esta hipótesis llamada entre la comunidad cientĆfica CatĆ”strofe de Toba, la población de Homo sapiens (entonces toda en Ćfrica; la primera migración fuera de Ćfrica fue en torno al aƱo 70.000 ac) se habrĆa reducido a sólo alrededor de 1000 individuos. Si esto es cierto, significarĆa que el 'pool' genĆ©tico de la especie se habrĆa restringido de tal modo que se habrĆa potenciado la unidad genĆ©tica de la especie humana[cita requerida].
No todos estĆ”n de acuerdo con esa datación. DespuĆ©s de analizar el ADN de personas de todas las regiones del mundo, el genetista Spencer Wells sostiene que todos los humanos que viven hoy descienden de un solo individuo que vivió en Ćfrica hace unos 60.000 aƱos.23
Por todo lo antedicho queda demostrado el monogenismo de la especie humana y, consecuentemente, descartado el poligenismo, que servĆa de "argumento" a teorĆas racistas.
Migraciones prehistóricas de Homo sapiens
Junto a los hallazgos arqueológicos, los principales indicadores de la expansión del ser humano por el planeta son el ADN mitocondrial y el cromosoma Y, que son caracterĆsticos de la descendencia por lĆnea materna y paterna respectivamente.Los humanos ya habrĆan comenzado a salir de Ćfrica unos 90.000 aƱos antes del presente; colonizando para esas fechas el Levante mediterrĆ”neo (Estos restos fósiles han sido atribuibles a tempranos Homo sapiens, pero su relación real con los humanos modernos es muy discutible).24
Mapa de la migración humana según estudios del ADN mitocondrial.
La leyenda representa los miles de aƱos desde la actualidad. La lĆnea
azul señala la extensión mÔxima de los hielos y las Ôreas de tundra durante la última gran glaciación.
Europa: comenzó a ser colonizada hace sólo unos 40.000 aƱos, se supone que durante milenios el desierto de Siria resultaba una barrera infranqueable desde Ćfrica hacia Europa, por lo que habrĆa resultado mĆ”s practicable una migración costera desde las costas de Eritrea a las costas yemenĆes y de allĆ al subcontinente indio. La expansión por Europa coincide con la extinción de su coetĆ”neo de entonces, el hombre de Neandertal.
OceanĆa: la colonización de estas islas mĆ”s próximas a Eurasia se habrĆa iniciado hace unos 50.000 aƱos, pero la expansión por esta MUG (macro-unidad geogrĆ”fica) fue muy lenta y gradual, y hace unos 5.000 aƱos pueblos austronesios comenzaron una efectiva expansión por OceanĆa, aunque archipiĆ©lagos como el de HawĆ”i y Nueva Zelanda no estaban aĆŗn poblados por seres humanos hace 2.000 o 1.500 aƱos (esto requirió el desarrollo de una apropiada tĆ©cnica naval y conocimientos suficientes de nĆ”utica).
AmĆ©rica: la llegada del hombre a AmĆ©rica, se habrĆa iniciado hace unos 20.000 o, al menos, 15.000 aƱos, aunque no hay consenso al respecto. Durante las glaciaciones el nivel de los ocĆ©anos desciende al grado que el "Viejo Mundo" y el "Nuevo Mundo" forman un megacontinente unido por el Puente de Beringia.
Cambios evolutivos
Aspectos morfológicos
Diferencias con otros primates
Cuando los ancestros del Homo sapiens y otros muchos primates vivĆan en selvas comiendo frutos, bayas y hojas, abundantes en vitamina C, pudieron perder la capacidad genĆ©tica, que tiene la mayorĆa de los animales, de sintetizar en su propio organismo tal vitamina. Tales pĆ©rdidas durante la evolución han implicado sutiles pero importantes determinaciones: cuando las selvas originales se redujeron o, por crecimiento demogrĆ”fico, resultaron superpobladas, los primitivos homininos (y luego los humanos) se vieron forzados a recorrer importantes distancias, migrar, para obtener nuevas fuentes de nutrientes (por ejemplo de la citada vitamina C).Todos los cambios reseƱados han sucedido en un periodo relativamente breve (aunque se mida en millones de aƱos), esto explica la susceptibilidad de nuestra especie a afecciones en la columna vertebral y en la circulación sanguĆnea y linfĆ”tica.
Cerebración
La cerebración y la corticalización son temas que requieren, por sĆ solos, artĆculos propios, dado el alcance y la importancia de dichos procesos. AquĆ importa comentar de lo mĆnimo indispensable para comprender la evolución humana.La cerebración tanto como la corticalización son fenómenos biológicos muy anteriores a la aparición de los homĆnidos, sin embargo en Ć©stos, y en especial en Homo sapiens, la cerebración y la corticalización adquieren un grado superlativo (hasta el punto que Theilard de Chardin enunció una curiosa teorĆa, la de la noósfera y noogĆ©nesis, esto es: teorĆa del pensar inteligente, que se basa en la evolución del cerebro).
El cerebro de Homo sapiens, en relación a la masa corporal, es uno de los mĆ”s grandes. MĆ”s llamativo es el consumo de energĆa metabólica (por ejemplo, la producida por la "combustión" de la glucosa) que requiere el cerebro: un 20% de toda la energĆa corporal, y aun cuando la longitud de los intestinos humanos evidencian los problemas que se le presentan.
En Homo sapiens el volumen oscila entre los 1.200 a 1.400 cm3, el promedio global actual es de 1.350 cm3; sin embargo no basta un incremento del volumen, sino cómo se dispone; esto es: cómo estĆ” dispuesta la "estructura" del sistema nervioso central y del cerebro en particular. Por tĆ©rmino medio, los Homo neanderthalensis pudieron haber tenido un cerebro de mayor tamaƱo que el de nuestra especie, pero la morfologĆa de su crĆ”neo demuestra que la estructura cerebral era muy diferente: con escasa frente, los neandertalenses tenĆan poco desarrollados los lóbulos frontales y, en especial, muy poco desarrollada la corteza prefrontal. El crĆ”neo de Homo sapiens no sólo tiene una frente prominente sino que es tambiĆ©n mĆ”s alto en el occipucio (crĆ”neo muy abovedado), esto permite el desarrollo de los lóbulos frontales. De todos los mamĆferos, Homo sapiens es el Ćŗnico que tiene la faz ubicada bajo los lóbulos frontales.
Sin embargo, aún mÔs importante para la evolución del encéfalo parecen haber sido las mutaciones en el posicionamiento del esfenoides.
Se ha hecho mención en el apartado dedicado a la aparición del lenguaje articulado de la importancia del gen FOXP2; dicho gen es el encargado del desarrollo de las Ć”reas del lenguaje y de las Ć”reas de sĆntesis (las Ć”reas de sĆntesis se encuentran en la corteza cerebral de los lóbulos frontales). El aumento del cerebro y su especialización permitió la aparición de la llamada lateralización, o sea, una diferencia muy importante entre el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho del cerebro. El hemisferio izquierdo tiene desarrollado en su corteza Ć”reas especĆficas que posibilitan el lenguaje simbólico basado en significantes acĆŗsticos: el Ć”rea de Wernicke y el Ć”rea de Broca.
Es casi seguro que ya hace 200.000 aƱos los sujetos de la especie Homo sapiens tenĆan un potencial intelectual equivalente al de la actualidad, pero para que se activara tal potencial tardaron milenios: el primer registro de conducta artĆstica conocido se data hace sólo unos 75.000 aƱos, los primeros grafismos y expresiones netamente simbólicas fuera del lenguaje hablado se datan hace sólo entre 40.000 y 35.000 aƱos. Las primeras escrituras (" memoria segunda" como bien les llamara Roland Barthes) datan de hace entre 5.500 ó 5.000 aƱos, en el Valle del Nilo ó en la Mesopotamia asiĆ”tica.
Se ha dicho, tambiĆ©n lĆneas antes, que Homo sapiens mantiene caracterĆsticas de estructura craneal "primitivas" ya que recuerdan a las de un chimpancĆ© infantil;, en efecto, tal morfologĆa es la que permite tener la frente sobre el rostro y los lóbulos frontales desarrollados.
La cabeza de Homo sapiens, para contener tal cerebro, es muy grande; aĆŗn en el feto y en el neonato, razón principal por la cual los partos son difĆciles, sumada a la disposición de la pelvis.
Una solución parcial a esto es la heterocronĆa: el neonato humano estĆ” muy incompletamente desarrollado en el momento del parto; puede decirse (con algo de metĆ”fora) que la gestación en el ser humano no se restringe a los ya de por sĆ prolongados nueve meses intrauterinos, sino que se prolonga extrauterinamente hasta, al menos, los cuatro primeros aƱos; en efecto, el infante estĆ” completamente desvalido durante aƱos, tan es asĆ que, que entre los 2 a 4 aƱos es cuando tiene lo suficientemente desarrolladas las Ć”reas visuales del cerebro como para tener una percepción visual de su propio ser (Estadio del espejo descubierto por Jacques Lacan en la dĆ©cada de 1930). Ahora bien, si Homo sapiens tarda mucho en poder tener una percepción plena de su imagen corporal es interesante saber que es uno de los pocos animales que se percibe al ver su imagen reflejada (sólo se nota esta capacidad en bonobos, chimpancĆ©s, y si acaso en gorilas, orangutanes, delfines y elefantes).
Tal es la prematuración de Homo sapiens, que mientras un chimpancé neonato tiene una capacidad cerebral de un 65% de la de un chimpancé adulto, o la capacidad de Australopithecus afarensis era en el parto de un 50% respecto a la de su edad adulta, en Homo sapiens 'bebé' tal capacidad no supera al 25% de la capacidad que tendrÔ a los 45 años (a los 45 años aproximadamente es cuando se desarrolla totalmente el cerebro humano).
Pero no basta el desarrollo cronológico. Para que el cerebro humano se "despliegue" -por asà decirlo- o desarrolle requiere de estimulación y afecto; de otro modo la organización de algunas de las Ôreas del cerebro puede quedar atrofiada.
Bipedestación
Los Homininos, primates bĆpedos, habrĆan surgido hace unos 6 o 7 millones de aƱos en Ćfrica, cuando dicho continente se encontró afectado por una progresiva desecación que redujo las Ć”reas de bosques y selvas. Como adaptación al bioma de sabana aparecieron primates capaces de caminar fĆ”cilmente de modo bĆpedo y mantenerse erguidos (East Side Story;25 26 ). MĆ”s aĆŗn, en un medio cĆ”lido y con fuerte radiación ultravioleta e infrarroja algunas de las mejores soluciones adaptativas son la marcha bĆpeda y la progresiva reducción de la capa pilosa, lo que evita el excesivo recalentamiento del cuerpo. Hace 150 000 aƱos el norte de Ćfrica volvió a sufrir una intensa desertización lo cual significó otra gran presión evolutiva como para que se fijaran los rasgos principales de la especie Homo sapiens.Para lograr la postura y marcha erecta han tenido que aparecer importantes modificaciones:
- CrÔneo. Para permitir la bipedestación, el foramen magnum (u orificio occipital por el cual la médula espinal pasa del crÔneo a la raquis) se ha desplazado; mientras en los simios el foramen magnum se ubica en la parte posterior del crÔneo, en el Homo sapiens (y en sus ancestros directos) el foramen magnun se ha "desplazado" casi hacia la base del mismo.
- Columna vertebral. La columna vertebral bastante rectilĆnea en los simios, en el Homo sapiens y en sus ancestros bĆpedos ha adquirido curvaturas que permiten soportar mejor el peso de la parte superior del cuerpo, tales curvaturas tienen un efecto "resorte". Por lo demĆ”s la columna vertebral ha podido erguirse casi 90Āŗ a la altura de la pelvis; si se compara con un chimpancĆ© se nota que al carecer este primate de la curva lumbar, su cuerpo resulta empujado hacĆa adelante por el propio peso. En la raquis humana el centro de gravedad se ha desplazado, de modo que el centro de gravedad de todo el cuerpo se sitĆŗa encima del soporte que constituyen los pies; al tener el Homo sapiens una cabeza relativamente grande el centro de gravedad corporal es bastante inestable (y hace que al intentar nadar, el humano tienda a hundirse "de cabeza")[cita requerida]. Otro detalle; las vĆ©rtebras humanas son mĆ”s circulares que las de los simios, esto les permite soportar mejor el peso vertical.
- Pelvis. La pelvis se ha debido ensanchar, lo cual ha sido fundamental en la evolución de nuestra especie. Los huesos ilĆacos de la región pelviana en los Homo sapiens (e inmediatos antecesores) "giran" hacia el interior de la pelvis, esto le permite soportar mejor el peso de los órganos al estar en posición erecta. La citada modificación de la pelvis implica una disminución importante en la velocidad posible de la carrera por parte de los humanos. La bipedestación implica una posición de la pelvis, que hace que las crĆas nazcan "prematuras": en efecto, el parto humano es denominado ventral acodado ya que existe casi un Ć”ngulo recto entre la cavidad abdominal y la vagina que en el pubis de la mujer es casi frontal, si en todos los otros mamĆferos el llamado canal de parto es muy breve, en cambio en las hembras de Homo sapiens es muy prolongado y sinuoso, esto hace dificultosos los alumbramientos. Como se verĆ” mĆ”s adelante, esto ha sido fundamental en la evolución de nuestra especie.
- Piernas. También para la bipedestación ha habido otros cambios morfológicos muy importantes y evidentes, particularmente en los miembros y articulaciones. Los miembros inferiores se han robustecido, el fémur humano se inclina hacia adentro, de modo que le posibilita la marcha sin necesidad de girar casi todo el cuerpo; la articulación de la rodilla se ha vuelto casi omnidireccional (esto es, puede moverse en diversas direcciones), aunque en los monos -por ejemplo el chimpancé- existe una mayor flexibilidad de la articulación de la rodilla, lo que facilita un mejor desplazamiento por las copas de los Ôrboles, es asà que el humano a diferencia de sus parientes mÔs próximos no marcha con las rodillas dobladas.
- Pies. En los humanos los pies se han alargado, particularmente en el talón, reduciĆ©ndose algo los dedos del pie y dejando de ser oponible el "pulgar" del pie (el dedo mayor), en lĆneas generales el pie ha perdido casi totalmente la capacidad de aprehensión. Se sabe, en efecto, que el pie humano ha dejado de estar capacitado para aferrarse (cual si fuera una mano) a las ramas, pasando en cambio a tener una función importante en el soporte de todo el cuerpo. El dedo mayor del pie tiene una función vital para lograr el equilibrio de los homininos durante la marcha y la postura erecta; en efecto, el pulgar del pie de un chimpancĆ© es transversal, lo que permite al simio aferrarse mĆ”s fĆ”cilmente de las ramas, en cambio el "pulgar" del pie humano, al estar alineado, facilita el equilibrio y el impulso hacia adelante al marchar o correr. Los huesos de los miembros inferiores son relativamente rectilĆneos en comparación con los de otros primates.
Ventajas y desventajas de la bipedestación
Es evidente que la gran cantidad de modificaciones anatómicas que condujeron del cuadrupedismo al bipedismo requirió una fuerte presión selectiva. Se ha discutido mucho sobre la eficacia e ineficacia de la marcha bĆpeda comparada con la cuadrĆŗpeda. TambiĆ©n se ha notado que ningĆŗn otro animal de los que se adaptaron a la sabana al final de Mioceno desarrolló una marcha bĆpeda. Hemos de tener en cuenta que partimos de homĆnidos con un tipo de desplazamiento cuadrĆŗpedo poco eficaz para largos desplazamientos en terreno abierto: el modo en que se desplazan los chimpancĆ©s, apoyando la segunda falange de los dedos de las manos no puede compararse a la marcha cuadrĆŗpeda de ningĆŗn otro mamĆfero. Los primeros homĆnidos de sabana probablemente se vieron obligados a desplazarse distancias considerables en campo abierto para alcanzar grupos de Ć”rboles situados a distancia. La marcha bĆpeda pudo ser muy eficaz en estas condiciones ya que:13- Permite otear el horizonte por encima de la vegetación herbĆ”cea en busca de Ć”rboles o depredadores.
- Permite transportar cosas (como comida, palos, piedras o crĆas) con las manos, liberadas de la función locomotora.
- Es mĆ”s lenta que la marcha cuadrĆŗpeda, pero es menos costosa energĆ©ticamente, lo que deberĆa ser interesante para recorrer largas distancias en la sabana, o en un hĆ”bitat mĆ”s pobre en recursos que la selva.
- Expone menos superficie al sol y permite aprovechar la brisa, lo que ayuda a no recalentar el cuerpo y ahorrar agua, cosa Ćŗtil en un hĆ”bitat con escasez del lĆquido elemento.
Pero la bipedestación trajo una desventaja en la reproducción, ya que el hecho de pasar del cuadrupedismo al bipedismo conllevó un cambio anatómico de las caderas, con gran reducción del canal del parto que hacia mĆ”s difĆcil y doloroso el alumbramiento, tal como se demuestra cuando se compara la cadera de un chimpancĆ© promedio con la de un Australopithecus como Lucy, quienes ademĆ”s presentan un tamaƱo de cerebro similar.27
Liberación de los miembros superiores
La postura bĆpeda dejó libres los miembros superiores que ya no tienen que cumplir la función de patas (excepto en los niƱos muy pequeƱos) ni la de braquiación, es decir, el desplazamiento de rama en rama con los brazos, aun cuando la actual especie humana, de la cintura hacia arriba mantenga una complexión de tipo arborĆcola.Esta liberación de los miembros superiores fue, en su inicio, una adaptación óptima al bioma de sabana; al marchar bĆpedamente y con los brazos libres, los ancestros del hombre podĆan recoger mĆ”s fĆ”cilmente su comida; raĆces, frutos, hojas, insectos, huevos, reptiles pequeƱos, roedores y carroƱa; en efecto, muchos indicios hacen suponer como probable que nuestros ancestros fueran en gran medida carroƱeros y, dentro del carroƱeo, practicaran la modalidad llamada cleptoparasitismo, esto es, robaban las presas reciĆ©n cazadas por especies netamente carnĆvoras; para tal prĆ”ctica, nuestros ancestros debĆan haber actuado en bandas, organizadamente.
Los miembros superiores, siempre en relación con otras especies, se han acortado. Estos miembros superiores al quedar liberados de funciones locomotoras, se han podido especializar en funciones netamente humanas. El pulgar oponible es una caracterĆstica heredada de los primates mĆ”s antiguos, pero si en Ć©stos la función principal ha sido la de aferrarse a las ramas y en segundo lugar aprehender las frutas o insectos que servĆan de alimento, en la lĆnea evolutiva que desemboca en nuestra especie la motilidad de la mano, y en particular de los dedos de Ć©sta, se ha hecho gradualmente mĆ”s precisa y delicada lo que ha facilitado la elaboración de artefactos; aĆŗn (junio de 2005) no se tiene conocimiento respecto al momento en que la lĆnea evolutiva comenzó a crear artefactos, es seguro que hace ya mĆ”s de 2 millones de aƱos Homo habilis/Homo rudolfensis realizaba toscos instrumentos que utilizaba asiduamente (en todo caso, los chimpancĆ©s, en estado silvestre, confeccionan "herramientas" de piedra, madera y hueso muy rudimentarias). El desarrollo de la capacidad de pronación en la articulación de la muƱeca tambiĆ©n ha sido importantĆsimo para la capacidad de elaborar artefactos.
Visión
El humano hereda de los prosimios la visión estereoscópica y pancromĆ”tica (la capacidad de ver una amplia tonalidad de los colores del espectro visible); los ojos en la parte delantera de la cabeza posibilitan la visión estereoscópica (en tres dimensiones), pero si esa caracterĆstica surge en los prosimios como una adaptación para moverse mejor durante la noche o en ambientes umbrĆos como los de las junglas, en Homo sapiens tal función cobra otro valor; facilita la mirada a lontananza, el otear horizontes, en este aspecto la visión es bastante mĆ”s aguda en los humanos que en los otros primates y en los prosimios. Esto facilitarĆ” el hecho por el cual Homo sapiens sea un ser altamente visual (por ejemplo las comunicaciones mediante la mĆmica), y facilitarĆ” asimismo lo imaginario.Especialización
Pese al conjunto de modificaciones morfológicas antes reseƱadas, desde el punto de vista de la anatomĆa comparada, llama la atención una cuestión: Homo sapiens es un animal relativamente poco especializado. En efecto, gran parte de las especies animales ha logrado algĆŗn tipo de especialización anatómica (por ejemplo los artiodĆ”ctilos poseen pezuƱas que les permiten correr en las llanuras despejadas), pero las especializaciones, si suelen ser una óptima adaptación a un determinado bioma, conllevan el riesgo de la desaparición de la especie especializada y asociada a tal bioma si Ć©ste se modifica.La ausencia de tales especializaciones anatómicas ha facilitado a los humanos una adaptabilidad inusitada entre las demĆ”s especies de vertebrados para adecuarse a muy diversas condiciones ambientales.
MĆ”s aĆŗn, aunque parezca paradójico, Homo sapiens tiene caracterĆsticas neotĆ©nicas. En efecto, la estructura craneal de un Homo sapiens adulto se aproxima mĆ”s a la de la crĆa de un chimpancĆ© que a la de un chimpancĆ© adulto: el rostro es achatado ("ortognato" o de "bajo Ćndice facial") y es casi inexistente el torus supraorbitario (en la humanidad actual apenas se encuentran vestigios de torus en las poblaciones llamadas australoides). De otro modo se puede decir que los arcos superciliares de Homo sapiens son "infantiles", delicados, el rostro aplanado o ligeramente prognato.
Homo sapiens es, por su anatomĆa, un animal muy vulnerable si se encuentra en condiciones naturales.
Asociado al hecho por el cual morfológicamente el ser humano tenga caracterĆsticas que le aproximan a las de un chimpancĆ© "niƱo" se encuentra el 'ortognatismo' y esto quiere decir, entre otras cuestiones, que los dientes de Homo sapiens son relativamente pequeƱos y poco especializados, las mandĆbulas, por esto, se ha abreviado y hecho mĆ”s delicadas, falta ademĆ”s el diastema o espacio en donde encajan los colmillos. La debilidad de las mandĆbulas humanas las hace casi totalmente inĆŗtiles para la defensa a mordiscos ante un predador y, asimismo, son muy deficientes para poder consumir gran parte del alimento en su estado natural, lo que es uno de los muchos dĆ©ficits corporales que llevan al humano a vivir en una sociedad organizada.
Aspectos culturales
Aparición del lenguaje simbólico
Hablar de la aparición del lenguaje humano, lenguaje simbólico, por lógica parecerĆa implicar que hay que hablar previamente de la cerebración, y eso es bastante cierto, pero el lenguaje humano simbólico tiene sus antecedentes en momentos y cambios morfológicos que son previos a cambios importantes en la estructura del sistema nervioso central. Por ejemplo, los chimpancĆ©s pueden realizar un esbozo primario de lenguaje simbólico basĆ”ndose en la mĆmica (de un modo semejante a un sistema muy simple de comunicación para mudos).Ahora bien, el lenguaje simbólico por excelencia es el basado en los significantes acĆŗsticos, y para que una especie tenga la capacidad de articular sonidos discretos, se requieren mĆ”s innovaciones morfológicas, algunas de ellas muy probablemente anteriores al desarrollo de un cerebro lo suficientemente complejo como para pensar de modo simbólico. En efecto, observemos la orofaringe y la laringe: en los mamĆferos, a excepción del humano, la laringe se encuentra en la parte alta de la garganta, de modo que la epiglotis cierra la trĆ”quea de un modo estanco al beber e ingerir comida. En cambio, en Homo sapiens, la laringe se ubica mĆ”s abajo, lo que permite a las cuerdas vocales la producción de sonidos mĆ”s claramente diferenciados y variados, pero al no poder ocluir completamente la epiglotis, la respiración y la ingesta deben alternarse para que el sujeto no se ahogue. El acortamiento del prognatismo que se compensa con una elevación de la bóveda palatina facilitan el lenguaje oral. Otro elemento de relevante importancia es la posición y estructura del hioides, su gracilidad y motilidad permitirĆ”n un lenguaje oral lo suficientemente articulado.
Estudios realizados en la Sierra de Atapuerca (EspaƱa) evidencian que Homo antecessor, hace unos 800.000 aƱos, ya tenĆa la capacidad, al menos en su aparato fonador, para emitir un lenguaje oral lo suficientemente articulado como para ser considerado simbólico, aunque la consuetudinaria fabricación de utensilios (por toscos que fueran) por parte del Homo habilis hace unos 2 millones de aƱos, sugiere que en Ć©stos ya existĆa un lenguaje oral articulado muy rudimentario pero lo suficientemente eficaz como para transmitir la suficiente información o enseƱanza para la confección de los toscos artefactos.
AdemÔs de todas las condiciones recién mencionadas, imprescindibles para la aparición de un lenguaje simbólico, se debe hacer mención de la aparición del gen FOXP2 que resulta bÔsico para la posibilidad de tal lenguaje y del pensamiento simbólico, como se verÔ a continuación.
Tabla comparativa de las diferentes especies del gƩnero Homo
- Los nombres en negrita indican la existencia de numerosos registros fósiles.
Especies | CronologĆa (cron) | Distribución | Altura de adulto (m) | Masa de adulto (kg) | Volumen craneal (cm³) | Registro fósil | Descubrimiento / publicación del nombre |
---|---|---|---|---|---|---|---|
H. habilis | 2.5–1.4 | Ćfrica oriental | 1.0–1.5 | 30–55 | 600 | Varios | 1960/1964 |
H. rudolfensis | 1.9 | Kenia | 1 crƔneo | 1972/1986 | |||
H. georgicus | 1.8–1.6 | Georgia | 600 | Escasos | 1999/2002 | ||
H. ergaster | 1.9–1.25 | Este y Sur de Ćfrica | 1.9 | 700–850 | Varios | 1975 | |
H. erectus | 2–0.3 | Ćfrica, Eurasia (Java, China, Vietnam, Caucaso) | 1.8 | 60 | 900–1100 | Varios | 1891/1892 |
H. cepranensis | 0.8 | Italia | 1 copa craneal | 1994/2003 | |||
H. antecessor | 0.8–0.35 | EspaƱa, Inglaterra | 1.75 | 90 | 1000 | Tres sitios | 1994/1997 |
H. heidelbergensis | 0.6–0.25 | Europa, Ćfrica | 1.8 | 60 | 1100–1400 | Varios | 1907/1908 |
Homo rhodesiensis | 0.3–0.12 | Zambia | 1300 | Muy pocos | 1921 | ||
Homo neanderthalensis | 0.23–0.024 | Europa, Asia Occidental | 1.6 | 55–70 (complexión fuerte) | 1200–1700 | Varios | 1829/1864 |
Homo sapiens | 0.25–presente | Mundial | 1.4–1.9 | 55–100 | 1000–1850 | TodavĆa vive | —/1758 |
H. sapiens idaltu | 0.16 | EtiopĆa | 1450 | 3 crĆ”neos | 1997/2003 | ||
H. floresiensis | 0.10–0.012 | Indonesia | 1.0 | 25 | 400 | 7 individuos | 2003/2004 |
Cuadro sinóptico de la evolución humana
Ćpoca28 | Edad | Tiempo (absoluto) | Australopitecinos (Ćfrica) | Homo en Ćfrica | Homo en Europa | Homo en Asia | Cultura |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Holoceno | (reciente) | Actualidad 11 700 |
H. sapiens | H. sapiens | H. sapiens | NeolĆtico a actualidad (Escritura,...) |
|
Pleistoceno | Tarantiense29 | 11 700 126 000 |
H. sapiens (195 000-act.) |
H. sapiens (¿40 000-act.) H. neanderthalensis (230 000-29 000) |
H. sapiens (42 000-act.) H. floresiensis (75 000-13 000) H. erectus soloensis (130 000-50 000) |
PaleolĆtico Superior Musteriense (Pensamiento abstracto, arte) |
|
Ioniense29 | 126 000 781 000 |
H. sapiens idaltu (185 000) H. sapiens (195 000-act.) H. rhodesiensis (600 000-160 000) |
H. neanderthalensis (230 000-29 000) H. heidelbergensis (500 000-250 000) |
H. erectus (1,8 Ma-250 000) |
Musteriense Achelense (Fuego) |
||
Calabriense29 | 781 000 1,8 Ma |
Paranthropus robustus (2,0-1,2 Ma) P. boisei (2,3-1,3 Ma) Australopithecus sediba (1,95-1,78 Ma) |
H. ergaster (1,75-1 Ma) H. habilis (1,9-1,6 Ma) |
H. antecessor (>780 000) H. cepranensis (800 000) Homo sp. de la Sima del Elefante (1,2 Ma) |
H. erectus (1,8 Ma-250 000) H. georgicus (1,8 Ma) |
Achelense Olduvayense |
|
Gelasiense29 | 1,8 Ma 2,59 Ma |
A. sediba (1,95-1,78 Ma) P. robustus (2,0-1,2 Ma) P. boisei (2,3-1,3 Ma) P. aethiopicus (2,6-2,2 Ma) A. garhi (2,5 Ma) A. africanus (3-2,5 Ma) |
H. habilis (1,9-1,6 Ma) H. rudolfensis (2,4-1,9 Ma) |
Olduvayense (Industria lĆtica) |
|||
Plioceno | Piacenziense | 2,59 Ma 3,6 Ma |
A. africanus (3-2,5 Ma)Kenyanthropus platyops (3,5 Ma) A. bahrelghazali (3,58 ± 0,27 Ma) A. afarensis (4-2,7 Ma) |
||||
Zancliense | 3,6 Ma 5,33 Ma |
A. afarensis (4-2,7 Ma) A. anamensis (4,2-3,9 Ma) |
Futuro de la evolución humana
Se han hipotetizado diferentes posibilidades respecto a la evolución futura del ser humano, entre ellos destacan:Una lĆnea del pensamiento que asegura que la especie humana ha dejado de evolucionar de la misma forma que el resto de los seres vivos. La razón que plantea es que los avances en la ciencia ahora permiten sobrevivir a personas que de otra forma habrĆan muerto (eliminación o alteración del proceso de la presión selectiva) (Selección natural) como tambiĆ©n la existencia de una movilidad a nivel global, diluyĆ©ndose asĆ cualquier novedad genĆ©tica en una población tan grande (eliminación de la deriva genĆ©tica).30 31
Sin embargo, existen tambiĆ©n otras posturas que consideran que son precisamente los adelantos tecnológicos los que impulsan actualmente la evolución humana. Por una parte, se ha propuesto que el entorno actual favorece la reproducción de las personas inteligentes, independientemente de su fuerza fĆsica o su estado de salud.30 AdemĆ”s, es posible que la ingenierĆa genĆ©tica humana permita seleccionar las caracterĆsticas genĆ©ticas de la descendencia.30
Por otra parte, tambiĆ©n se ha propuesto que en el futuro la tecnologĆa posibilite a las personas vivir como cyborg o incluso como seres digitales dentro de cuerpos o estructuras completamente artificiales.30
VƩase tambiƩn
Wikiversidad alberga proyectos de aprendizaje sobre Evolución humana.
- Anexo:Fósiles de la evolución humana
- East Side Story
- Evolución biológica
- Haplogrupos de ADN mitocondrial humano
- Hipótesis del simio acuÔtico
- Historia de la paleoantropologĆa
- Homo
- El origen del hombre (libro)
- Origen del hombre
- PaleoantropologĆa
- PaleontologĆa
- Prehistoria
- AntropologĆa
- La odisea de la especie
Referencias
Notas
|url=
incorrecta (ayuda). Journal of Archaeological Science 27 (12). doi:10.1006/jasc.1999.0592.- Alejandro Ferrero, "Fragmentos de una especie ya extinguida" (Editorial Niram Art, 2014), ISBN: 9788494290213.
BibliografĆa complementaria
- Guillén-Salazar, F. (2005). Existo, luego pienso: los primates y la evolución de la inteligencia humana. Madrid: Ateles Editores.
- López Moratalla, Natalia (2007). La dinÔmica de la evolución humana. Eunsa. ISBN 978-84-313-2438-4.
- Morgan Allman, John (2003), El cerebro en evolución. Ariel: Barcelona.
- Stix, Gary (2008): «Huellas de un pasado lejano». Investigación y Ciencia, 384(sept.): 12-19 (Migraciones prehistóricas)
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Evolución humana.
- Becoming Human Trabajo que analiza la evolución humana desde múltiples puntos de vista (en inglés).
- Proyecto de Mapeamiento GenƩtico Genographic.
- TeorĆa de las Ciencias Humanas (documento nĆŗmero 7 en espaƱol, nĆŗmeros 5 y 6 en inglĆ©s)
- Cómo el homo sapiens salió de Ćfrica y pobló el mundo PowerPoint con textos bĆ”sicos en espaƱol
1 comentario