Las Grandes Civilizaciones
Las
primeras civilizaciones de la Historia se desarrollaron en Mesopotamia,
Egipto, India y China hace unos 5,000 aƱos. Todas reciben el nombre de
civilizaciones fluviales porque se desarrollaron a la orilla de grandes
rĆos: el Tigris y el EĆŗfrates en Mesopotamia; el Nilo en Egipto; el Indo
en la civilización india; y el rĆo Amarillo en China. Las orillas de
estos rĆos estaban ocupadas por tierras muy fĆ©rtiles y fĆ”ciles de regar,
lo que provocó un gran desarrollo de la agricultura. El crecimiento
económico produjo grandes cambios; la población aumentó y las hasta
entonces pequeƱas aldeas crecieron hasta convertirse en grandes ciudades
con varios miles de habitantes.”
Hace
unos 12.000 aƱos, el modo de vida de los seres humanos que habitaban
determinadas zonas geogrÔficas comenzó a transformarse radicalmente. Las
ocupaciones depredadoras, como la caza y la recolección, fueron
sustituidas poco a poco por otras de carÔcter productivo, como la domesticación de animales y el cultivo de la tierra y, de esta manera, las sociedades de Homo sapiens
abandonaron paulatinamente el nomadismo y la economĆa de subsistencia
para convertirse en sedentarias y productoras de sus propios alimentos.
El complejo proceso que permitió a estos grupos pasar de una economĆa depredadora a una productora recibe el nombre genĆ©rico de neolitización, aunque con frecuencia tambiĆ©n se utiliza la expresión “revolución neolĆtica” . El NeolĆtico,
que no debe entenderse como un perĆodo cronológico concreto, sino como
una etapa dentro de la evolución de las diferentes sociedades humanas,
tuvo una difusión casi universal, aunque no surgió al mismo tiempo ni se
desarrolló con un ritmo uniforme en todas las regiones del planeta -en
lugares remotos, todavĆa hoy pueden encontrarse culturas neolĆticas-.
Cada
nĆŗcleo original, que coincide con zonas de la Tierra donde existĆan
animales y plantas susceptibles de ser domesticados -como Oriente
Próximo, China, Mesoamérica o la región andina-, evolucionó y se
difundió de forma independiente. AsĆ, no se puede hablar de una “cultura neolĆtica“,
sino de infinidad de éstas. Cada cultura surgió y se desarrolló en un
entorno natural distinto y, consecuentemente, tuvo que adaptarse a
recursos y materiales muy dispares. Una de las principales razones de la
transformación económica y cultural vivida por las sociedades humanas
se encuentra en el cambio climƔtico que se produjo al finalizar la
Ćŗltima glaciación y que inauguró el perĆodo Holoceno, el Ćŗltimo de la actual era geológica.
Durante
Ʃste, las temperaturas aumentaron considerablemente y, paulatinamente,
los hielos que cubrĆan la mayor parte del planeta se fundieron y
quedaron relegados a las regiones polares y a las altas montaƱas. Con el
deshielo, ademƔs, se inundaron amplias zonas costeras.
La
alteración climÔtica comportó la desaparición de muchas plantas y la
migración o extinción de las especies animales que habĆan garantizado la
supervivencia del hombre del PaleolĆtico. Estos cambios en la
vegetación y la fauna, unidos al constante aumento de la población,
rompieron el equilibrio existente entre las necesidades de las
comunidades humanas y los recursos naturales; y, asĆ, el Homo sapiens se vio forzado a modificar sus costumbres alimenticias para no desaparecer.
A
finales del PaleolĆtico, sin embargo, la humanidad ya habĆa adquirido
la madurez cultural y el progreso tƩcnico necesarios para afrontar este
reto. AsĆ se inició la etapa de transición al NeolĆtico que los
historiadores y arqueólogos denominan MesolĆtico , durante la cual,
gradualmente, los cazadores y recolectores aprendieron a controlar la
producción y el consumo de los alimentos.
PRIMERAS CIVILIZACIONES: La civilización, segĆŗn parece confirmar la arqueologĆa, empezó en Sumer.
En esta pequeña región de la Baja Mesopotamia, anegada hasta finales
del NeolĆtico por las aguas del mar, las avanzadas sociedades agrĆcolas
de la Edad del Cobre encontraron un paisaje inƩdito en el que crecer y prosperar.
Pero
para conseguirlo, primero, tuvieron que organizarse y aprender a
controlar las crecidas de los rĆos. AsĆ fue cómo apareció la agricultura
de regadĆo y, junto a ella, algunos de los inventos mĆ”s extraordinarios
que ha pergeƱado la humanidad, como el arado, el transporte rodado o la
escritura.
Las
sociedades salidas de este nuevo modelo económico, imbuidas por un
profundo espĆritu religioso y plenamente jerarquizadas, vieron cómo sus
antiguas aldeas se convertĆan en grandes ciudades y, pronto, se toparon
con la necesidad de poner orden a su complejo funcionamiento interno.
Esto aumentó el poder de aquellas personas que habĆan dirigido y
coordinado el progreso colectivo y, de tal suerte, aparecieron los
primeros lĆderes polĆticos y religiosos.
La
prosperidad de las ciudades sumerias cimentó luego gobiernos de reyes
independientes, que entre 2800 y 2350 a. C. se disputaron el dominio de
la región. El triunfo, sin embargo, fue para un prĆncipe extranjero. El
semita Sargón fundó sobre la civilización sumeria el Imperio
acadio, el primero de la Antigüedad, e inauguró un proceso secular por
el cual los pueblos de pastores nómadas invadirĆan las fĆ©rtiles tierras
de Mesopotamia a cambio de asimilar la cultura de los vencidos.
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