Edad de Piedra
La Edad de Piedra o Edad LĆtica1 es el perĆodo de la Prehistoria que abarca desde que los seres humanos empezaron a elaborar herramientas de piedra hasta el descubrimiento y uso de metales.
La madera, los huesos y otros materiales
tambiƩn fueron utilizados (cuernas, cestos, cuerdas, cuero,etc), pero
la piedra (y, en particular, diversas rocas de rotura concoidea, como el
sĆlex, el cuarzo, la cuarcita, la obsidiana)
fue utilizada para fabricar herramientas y armas, de corte o percusión.
Sin embargo, Ʃsta es una circunstancia necesaria, pero insuficiente
para la definición de este perĆodo, ya que en Ć©l tuvieron lugar
fenómenos fundamentales para lo que serĆa nuestro futuro: la evolución humana, las grandes adquisiciones tecnológicas (fuego, herramientas, vestimenta), la evolución social, los cambios climĆ”ticos, la diĆ”spora del ser humano por todo el mundo habitable (ecĆŗmene), desde su cuna africana, y la revolución económica desde un sistema recolector-cazador, hasta un sistema parcialmente productor
(entre otras cosas).
El rango de tiempo que abarca este perĆodo es
ambiguo, disputado y variable según la región en cuestión. Aunque es
posible hablar de este perĆodo en concreto, para el conjunto de la humanidad: no hay que olvidar que algunos grupos humanos nunca desarrollaron la tecnologĆa de la fundición de metales y por tanto quedaron sumidos en una edad de piedra
hasta que se encontraron con culturas tecnológicamente mÔs
desarrolladas. Sin embargo, en general, se considera que este perĆodo
comenzó en Ćfrica hace 2,8 millones de aƱos, con la aparición de la
primera herramienta humana (o pre-humana).2 A este perĆodo le siguió el CalcolĆtico o Edad del Cobre y, sobre todo, la Edad de Bronce, durante la cual, las herramientas de esta aleación llegaron a ser comunes; esta transición ocurrió entre 6000 a. C. y 2500 a. C.
TĆpica herramienta de piedra tallada.
Tradicionalmente se viene dividiendo esta Edad en PaleolĆtico, con un sistema económico de caza-recolección y NeolĆtico, en el que se produce la revolución hacia el sistema económico productivo: agropecuario (agricultura y ganaderĆa).
Ćfrica
A diferencia de Eurasia e, incluso, AmĆ©rica, los cambios climĆ”ticos ocurridos durante la Prehistoria en el continente africano no son glaciaciones sino periodos de mayor humedad (pluviales) alternados con otros de mĆ”s aridez (interpluviales), si bien su determinación y cronologĆa es bastante difĆcil de delimitar (para algunos los episodios pluviales corresponden con las glaciaciones, para otros, con los interglaciares):3- Kagueriense: serĆa el pluvial conocido de mayor antigüedad, identificado en el valle del rĆo Kaguera (Uganda) y coetĆ”neo con la glaciación Günz centroeuropea.
- Kamasiense: es el segundo episodio pluvial, coetƔneo con la
glaciación Mindel europea. Su duración y sus fases son tema de fuerte
controversia.
- Kanjeriense: el tercer pluvial recibe el nombre de la pequeƱa localidad keniana de Kanjera a orillas del lago Victoria, donde ademĆ”s se han localizado algunos asentamientos olduvayenses. Aunque el Kanjeriense serĆa contemporĆ”neo del Riss centroeuropeo, hay quien lo considera un estadio subsidiario del Kamasiense.
- Gambliense: Existe una lógica duda sobre si considerarlo el
tercero o el cuarto pluvial africano (dependiendo de la categorĆa que se
le dé al Kanjeriense). En cualquier caso, suele asociarse a la última
glaciación, el Würm centroeuropeo. Fue identificado por primera vez en
los sedimentos de la cueva de Gamble (Gamble's cave), en la localidad de Elmenteita (Kenia), donde Louis Leakey lo asoció con el Stillbayense.
- Makaliense: este episodio no es un pluvial, sino una fase hĆŗmeda atestiguada en los sedimentos del rĆo Makalia (Kenia). Sucede a un periodo Ć”rido conocido como Postgambliense y ambos parecen ser contemporĆ”neos del postglaciar europeo. Aparentemente, el Makaliense se asocia estrechamente al desarrollo de la cultura Wilton en el sur del continente.
Norte de Ćfrica
El Ćfrica MediterrĆ”nea tiene durante la Edad de Piedra, una periodización esencialmente paralela a la Europea,4 al menos hasta el NeolĆtico, pero despuĆ©s, la influencia de la civilización egipcia y la llegada de colonizadores fenicios acelera el ritmo evolutivo respecto a Europa.5El PaleolĆtico
Las culturas mĆ”s antiguas pueden inscribirse en el Olduvayense, localizado en yacimientos como Sidi AbderramĆ”n en Casablanca (Marruecos), estudiado por el profesor Pierre Biberson y datado en cerca del millón de aƱos, el cual ha podido establecer una transición gradual desde una cultura en la que predominan los cantos tallados, hasta otra en la que el bifaz es el fósil director. Las industrias de Sidi AbderramĆ”n podrĆan vincularse al tipo humano hallado por Camille Arambourg en Ternifine (Argelia), el llamado Atlanthropus mauritanicus (en realidad una variedad de Homo heidelbergensis).6- Hallazgos significativos del Olduvaiense y Achelense del norte de Ćfrica

- Algunos ejemplos significativos de la Cultura Ateriense (SƔhara)
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CrƔneo de Jebel Ihroud (Marruecos)
- Hallazgos significativos del Olduvayense y Achelense de Europa
El EpipaleolĆtico
La cultura mĆ”s importante de esta fase es, sin duda, la Capsiense, una cultura bastante tardĆa, incluso para el MesolĆtico, y, de hecho esta cultura sobrevive al NeolĆtico bajo la denominación de NeolĆtico de tradición capsiense. De todos modos el Capsiense fue definido por J. de Morgan en el yacimiento de El-Mekta, cerca de Gafsa (ŁŁŲµŲ©, TĆŗnez), pero su influencia supera la región magrebĆ, alcanzado la Cirenaica, e incluso las riberas del valle del Nilo. Los yacimientos capsienses suelen tener gran cantidad de conchas de origen bromatológico («concheros») y una industria lĆtica laminar y microlĆtica (con trapecios y triĆ”ngulos) a la que se suman huevos de avestruz, usados como recipientes, muchas veces decorados. El Capsiense se podrĆa asociar a los restos humanos de Ain Dakkara, en Libia, con las impresionantes manifestaciones rupestres del Tassili y otras zonas rocosas saharianas.NeolĆtico norteafricano
- Zona occidental
- El primer neolĆtico del litoral norteƱo de Ćfrica pertenece al horizonte Cardial, de principios del sĆ©ptimo milenio (el hĆ”bitat principal eran las cuevas en las que, junto a restos de cerĆ”mica impresa y pruebas de pervivencia de la caza, se encuentran otras que demuestran que ya se practicaba la agricultura, la ganaderĆa y el marisqueo). En el occidente la cultura de origen local tambiĆ©n se sumó a las innovaciones, naciendo el llamado NeolĆtico de tradición capsiense, que predomina en el Ć”rea megrebĆ, desde antes de 5000 a. C. hasta despuĆ©s de 2000 a. C. Este neolĆtico se caracteriza por un florecimiento en las tĆ©cnicas de talla de sĆlex (al principio predominan los microlitos geomĆ©tricos, pero son sustituidos por puntas de flecha foliĆ”ceas). La ganaderĆa y la caza son las actividades principales, siendo la agricultura algo secundario; La cerĆ”mica es grosera y sin decoración y compite con las vasijas hechas con huevos de avestruz, algunas ricamente decoradas.10
- Hallazgos significativos de la cultura Capsiense
- Zona central
- Aparece, en un proceso similar al anterior y cronologĆa coetĆ”nea, el NeolĆtico SĆ”haro-SudanĆ©s: Ć©ste, aunque se parece al Capsiense (ambos son pueblos seminómadas de pastores y cazadores), y es posible que tenga mucha relación con Ć©l, destaca por su mayor nivel de desarrollo, una cerĆ”mica cuidada, profusamente decorada con incisiones e impresiones, inhumaciones en posición contraĆda, con ocre y un ajuar con ornamentos de cornalina, amazonita, calcedonia o marfil. Se le atribuye un arte rupestre en abrigos y covachas repartidas por el desierto.
- Zona del Nilo11
- Se distinguen dos zonas de neolitización aparentemente autóctonas, al sur la zona del Alto Egipto, con su cultura mĆ”s importante, el Badariense, y al norte, en el Bajo Egipto, donde destaca, junto al delta, la cultura de MerimdĆ© y en el lago Moeris, en los estratos mĆ”s profundos de el Fayum que se inscriben en las fases neolĆticas. En todos los casos el neolĆtico nace en el V milenio a. C., perdurando a lo largo del IV milenio a. C. La comunicación entre ambas zonas debió existir a lo largo del rĆo, pues al comenzar el III milenio a. C. comparten tantos rasgos en comĆŗn que podrĆa hablarse de una misma cultura, no ya neolĆtica, sino del CalcolĆtico, el Geerzense, mĆ”s rico al sur (Nagada II) que al norte (Maadiense).

- El neolĆtico de MerimdĆ© se conoce por un gran yacimiento en pleno delta (MerimdĆ© Beni-SalamĆ©) con graves problemas de conservación debido al entorno pantanoso que lo rodea. Los poblados conocidos tenĆan viviendas de planta oval construidas con esteras de caƱa, con hogares y silos; la cerĆ”mica, aunque es variada en formas, es grosera, elaborada sin torno y carece de decoración, salvo en las Ćŗltimas fases, en que recibe una capa de engobe rojo. TambiĆ©n modelaron rudimentarias estatuillas, destacando un tosco rostro humano. Hay restos de fusayolas y algĆŗn huso, indicando la existencia de telares. Se evidencia un alto grado tĆ©cnico en la industria lĆtica, con puntas de flecha de base cóncava y piezas bifaciales, a veces combinando el retoque por presión con el pulimento de piezas, tales como puntas de lanza de asombrosa factura; tambiĆ©n hay cuchillos, dientes de hoz, y otros utensilios cotidianos como las hachas pulimentadas. En MerimdĆ© aparecieron rudimentarias paletas cuya supuesta función es la mezcla de pigmentos (quizĆ” para los tejidos), en materiales diversos y sin formas definidas. Se conocen cientos de enterramientos en fosas ovales.
- Hallazgos significativos del NeolĆtico nilótico
- El Badariense tambiĆ©n dispone de evidencias de enterramientos en fosa que, generalmente, estĆ”n en la misma ribera del rĆo, lo que ha favorecido que los sedimentos las preserven en bastante buen estado: muchas de ellas estĆ”n apuntaladas con tablas; los esqueletos y momias naturales tienen posición fetal, con ajuar compuesto por un cinturón de fayenza, cerĆ”mica, puntas de flecha y adornos diversos; posteriormente el cadĆ”ver se cubrĆa con una piel.12 La cultura material se conoce mejor que en el Bajo Egipto, al menos, parece mĆ”s rica o, simplemente las condiciones ambientales han favorecido su conservación: con esplĆ©ndidas piezas de sĆlex (hojas, piezas bifaciales, puntas de flecha...), paletas de esquisto para mezclar colorantes, sin adornos, pero con siluetas diversas (sobre todo cuadrangulares y con forma de pez); piezas de hueso y marfil, tejidos e, incluso (al final), algunos objetos de cobre. Hay un arte mobiliario relativamente desarrollado, con estatuillas masculinas, femeninas y figuras de animales. La cerĆ”mica es delicada, variada y, al principio, suele estar bruƱida con decoración en relieve formando ondulaciones; despuĆ©s surge la cerĆ”mica pintada con motivos geomĆ©tricos, vegetales y animales, hasta aparece la figura humana. La agricultura y la ganaderĆa estĆ”n muy bien documentadas y los poblados tienen viviendas de planta cuadrangular construidas con ramaje y adobe. El Badariense parece enlazar, sin solución de continuidad, con el periodo predinĆ”stico de Egipto (por tanto ya entrarĆamos en la Historia). De hecho, al NeolĆtico egipcio se le llama, en tono general «Periodo predinĆ”stico primitivo».
- Los primeros metales aparecen en el antiguo Egipto al final del predinĆ”stico primitivo, e inmediatamente despuĆ©s inventan la escritura y surgen como gran cultura de la Antigüedad, cuya influencia no sólo afectarĆ” al MediterrĆ”neo, sino tambiĆ©n a gran parte del continente africano (desde el IV milenio a. C.). El Magreb, en cambio se estanca, habitado por pueblos lĆbicos mal conocidos, no es fĆ”cil hablar de una edad del Bronce al estilo del resto del MediterrĆ”neo; de hecho son los fenicios quienes, en torno al aƱo 1000 a. C., en adelante, inducen cambios tales que sacan a esta región de la edad de Piedra definitivamente.
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Véase también: Expansión afroasiÔtica
Ćfrica subsahariana
La geografĆa del Ćfrica central y meridional resulta bastante homogĆ©nea comparada con la de otros continentes, debido a que se trata de una de las zonas geológicamente mĆ”s antiguas del planeta y la erosión ha eliminado las grandes barreras naturales. Tan sólo merece la pena destacar las altiplanicies y depresiones formadas por movimientos tectónicos diversos: la cuenca del Congo y la hoya del Kalahari, rodeadas por las mesetas (geológicamente: escudos y macizos arcaicos) en Angola, Namibia y Zambia, entre otros. Las cordilleras y zonas escarpadas existentes se agrupan hacia el este (Drakensberg, los montes Muchinga, los montes Mitumba, los montes Ruwenzori, donde se localizan los picos Kilimanjaro y Kenia y, ya mĆ”s al norte, el macizo EtĆope) en asociación con la gran falla conocida como Gran Valle del Rift, una enorme zona llena de cizalladuras, volcanes, bloques elevados, gigantescos lagos y sobre todo, barrancos. Tiene en forma de Y y casi 5000 km de longitud, ya que nace al sur de Mozambique y llega al Mar Rojo, desde donde continĆŗa, en Asia, hasta el valle del JordĆ”n. Precisamente el Valle del Rift es la zona donde pudo comenzar la historia del ser humano.Aunque en la actualidad hay considerables diferencias climĆ”ticas, hidrogrĆ”ficas y ecológicas, no es posible aplicar estos parĆ”metros a la Edad del Piedra, pues —como se ha indicado— hubo significativos cambios ambientales a lo largo de su desarrollo. Precisamente fue alguno de esos cambios, combinado con transformaciones geológicas, la chispa que, posiblemente, propició la aparición y evolución de los homĆnidos. Al parecer, hace mĆ”s de 20 millones de aƱos, los monos primitivos habitaban los densos bosques de Ćfrica Oriental. Estos primates (tal vez Propliopithecus-Aegyptopithecus) se desplazaban por los Ć”rboles a cuatro patas. Un presunto movimiento tectónico (relacionado de alguna manera con el Rift) hizo que las selvas permaneciesen en el oeste, pero provocó una desecación del este, apareciendo un territorio de sabanas y praderas a las que los nuevos primates tuvieron que adaptarse. De este modo, se supone que nacieron los primeros antropoides bĆpedos, que, posiblemente, pertenecieran a la especie Ardipithecus, que, a su vez, dio lugar a los australopitecinos en un momento indeterminado entre 6 y 4 millones de antigüedad.
No se descarta que algunos australopitecinos avanzados elaborasen herramientas rudimentarias, pero hay una fuerte polĆ©mica al respecto: por lo que a este punto se refiere consideraremos que son los miembros del gĆ©nero Homo los primeros que fabricaron herramientas previsoramente, es decir, antes de necesitarlas, sin improvisar, sino previniendo su posible uso con antelación. En ese momento comienza la Prehistoria y la Edad de Piedra que, para el Ćfrica subsahariana suele dividirse en fases de denominación anglosajona:
Temprana "Edad de Piedra"
Literalmente significa Edad de Piedra temprana, se refiere al periodo comprendido desde la aparición del primer ser humano, hace mĆ”s de dos millones y medio de aƱos, hasta hace unos 200 000 aƱos. Incluye, prĆ”cticamente, todos los grandes pasos de la evolución humana (pues los llamados humanos «primitivos modernos» debieron surgir al final del mismo), asĆ como importantes avances culturales, de los que apenas conocemos los referentes a unos pocos vestigios conservados de piedra y hueso. Para entenderlos mejor suele dividirse en dos grandes etapas:- Olduvayense: AsĆ llamado por haber sido identificado en el yacimiento de la Garganta de Olduvai, al que acompaƱan otros muchos lugares, casi todos ellos alineados con el Valle del Rift. Las herramientas olduvayenses mĆ”s antiguas podrĆan tener mĆ”s de 2,6 Ma (en los yacimientos del Afar etĆope13 ), existiendo una secuencia de hallazgos en toda Ćfrica Oriental y Austral desde esa fecha hasta hace 1,5 Ma, sin hiatos ni vacĆos, por lo que es posible defender que el Olduvayense pervivió por mĆ”s de un millón de aƱos (es posible que incluso mĆ”s, si ampliamos la cronologĆa con ciertos yacimientos mĆ”s tardĆos). El Olduvayense se divide en una fase inicial y otra evolucionada, identificadas a partir de los lechos I y II de la citada Garganta de Olduvay, aunque hay otros muchos yacimientos igual de importantes (cuya enumeración podrĆa ser tediosa). Al principio, las herramientas son de piedra tallada toscamente, sin que se aprecie ninguna estandarización en las tĆ”cticas de aprovechamiento ni en las formas. Pero poco a poco, van cristalizando determinados procedimientos y tipos concretos entre los que destacan cantos tallados, poliedros, raederas y denticulados. Es de suponer que existió una industria en madera o en hueso, pero no se ha conservado en las mismas condiciones. Los protagonistas de este vasto complejo cultural fueron varias especies del gĆ©nero Homo (H. habilis, H. rudolfensis y formas tempranas de H. erectus, cientĆficamente desglosadas en la especie H. ergaster). Todos ellos parecen haber sido cazadores sólo en raras ocasiones, dedicĆ”ndose, mĆ”s bien, a la recolección y al carroƱeo; conocĆan pero no dominaban el fuego, y ya se les atribuyen algunas estructuras constructivas sencillas para protegerse.14
- El Achelense nació en Ćfrica mucho antes que en cualquier otra parte del mundo, en un momento que parece coincidir con la gran migración humana hacia Eurasia y con la aparición de formas tempranas de Homo erectus. Sin embargo, aunque los bifaces mĆ”s antiguos se han datado en el yacimiento etĆope de Konso-Gardula en 1,9 Ma, la tecnologĆa Achelense no parece salir de Ćfrica hasta mĆ”s de un millón de aƱos mĆ”s tarde. AsĆ, pues, el Achelense fue patrimonio exclusivo de los africanos (probablemente, de las diversas especies humanas que convivieron en este continente por estas fechas, sólo algunas tendrĆan el privilegio de esta tecnologĆa), en tanto que en el resto del Viejo Mundo persistĆa la tradición olduvayense. Probablemente, el inventor de esta nueva cultura fue Homo ergaster, siendo muy representativo el hallazgo de un esqueleto casi completo, aunque infantil, en Nariokotome (KNM-WT 15000), a orillas del lago Turkana (Kenia).14 La herramienta mĆ”s conocida del Achelense es el bifaz, pero la variedad tipológica se dispara, apareciendo hendidores, triedros, bolas polĆ©dricas y todo tipo de utensilios sobre lascas retocadas. El achelense africano tambiĆ©n es longevo, ya que perdura hasta hace unos 200 000 aƱos y, a menudo es comĆŗn referirse a Ć©l como Fauresmithiense en la zona oriental o Stellenbosch en la zona meridional. Posiblemente, la expansión del Achelense fuera de Ćfrica serĆa consecuencia de una segunda oleada colonizadora que, esta vez, sin embargo, no alcanzó los confines de Asia.

El Achelense va desapareciendo en fechas en las que aparecieron los humanos modernos primitivos, mucho mĆ”s inteligentes y con una tecnologĆa mucho mĆ”s sofisticada y diversa. Aunque no pertenezca a esta región, en Jebel Irhoud, próximo a Marrakech (Marruecos) ha aparecido una mandĆbula de primitivo moderno con mĆ”s de 160 000 aƱos; fecha similar tienen los restos de Herto (EtiopĆa) lo que permite jalonar el final de la Early Stone Age en todo el continente.15
Middle Stone Age (MSA)
Edad de Piedra intermedia, es el periodo comprendido entre el final de la Edad de piedra Temprana o ESA (hace 200 000 aƱos), hasta el inicio de la Edad de Piedra TardĆa, o LSA (hace 30 000 aƱos); podrĆa paralelizarse con el PaleolĆtico Medio Europeo, pero existen sensibles diferencias culturales y antropológicas entre ambas. Para ciertos autores, toda la zona tiene unas constantes comunes (tĆ©cnicas de extracción Levallois o similares, presencia de finas piezas folĆ”ceas bifaciales, evolución hacia tĆ©cnicas de obtención de hojas y hojitas, al final)16 y otros aprecian dos corrientes cuya separación se va haciendo mĆ”s sutil a medida que los descubrimientos avanzan y que ciertos autores atribuyen a imposiciones de la materia prima o a la especialización de las herramientas para hĆ”bitats de bosque y de sabana.17- En principio parecen predominar las industrias basadas en utensilios sobre lasca y macroĆŗtiles tipo hacha o azada siendo una de las culturas mĆ”s representativas de este estilo macrolĆtico es el Sangoense seguido del Stillbayense de Ćfrica oriental y austral y que en algunos yacimientos suceden claramente al Achelense (v.g.: Cave of Hearts), apreciĆ”ndose dentro de la misma una evolución muy clara hacia la leptolitización, es decir, una proporción cada vez mayor de hojas lĆticas. Los bifaces son pequeƱos y gruesos, al principio, pero se van convirtiendo en estilizadas y cuidadas piezas foliĆ”ceas, a veces sobre lasca, cuya hechura es tan fina que recuerda a las hojas de Laurel europeas; las puntas triangulares tambiĆ©n son numerosas y el sustrato Levallois es algo que parece persistir a lo largo del tiempo y del espacio en esta cultura. Se conoce tanto en el sur como en la zona de los Grandes Lagos africanos, Zambia y Zimbabwe, por ejemplo; no obstante, los lugares mĆ”s conocidos son Pietersburg y Bambata, con un conjunto de herramientas fundamentalmente basado en las raederas, puntas y lascas laminares; tambiĆ©n hay Levallois polarizado para lascas alargadas.

- Por su parte, la lĆnea mĆ”s evolucionada, basada en la extracción de hojas e incluso en la generalización de microlitos laminares estĆ” muy bien representada en los hallazgos de Howieson's Poort (Gauteng, SudĆ”frica). AquĆ ya aparecen hojitas de borde abatido e incluso otros microlitos con una antigüedad de hasta 70 000 aƱos, lo que convierte a esta industria en una de las candidatas a ser antecedente del PaleolĆtico Superior del Viejo Mundo. Sin embargo, no hay conexiones probadas entre ambos (salvo, quizĆ”, la cueva de Navaisha en Kenia) y esta industria carece, asimismo, de una asociación con ningĆŗn resto humano hasta ahora conocido (tal vez pueda relacionarse a los restos de primitivos modernos de Border Cave, pero no existe seguridad irrefutable).18
Late Stone Age (LSA)
La Edad de Piedra tardĆa es el Ćŗltimo periodo del PaleolĆtico del Ćfrica subsahariana. Desde el primer momento (el llamado early Late Stone Age) en el Sur de Ćfrica ya hay culturas microlĆticas y laminares —leptolĆticas— en las que se ha podido documentar el trueque (¿comercio?) de obsidiana a lo largo de rutas que van del valle del Rift hasta SudĆ”frica con 32 000 aƱos.19 Parecen existir dos tradiciones, una microlĆtica, aparentemente derivada de la tradición de Howieson's Poort, con culturas como Robberg o Wilton. Y otra basada en utensilios sobre lascas vulgares (Tshitoliense, Nachikufiense, Hargeisiense..., en Ćfrica central y oriental) o incluso piezas macrolĆticas como la cultura Albany o el Magosiense.- Como representante de industria microlĆriticas destacamos el Wiltoniense, que se extendió por todo el extremo sur del continente desde hace unos 8000 aƱos hasta la expansión bantĆŗ, por lo que en sus etapas terminales ya conocĆa la cerĆ”mica, el pulimiento de la piedra y la ganaderĆa y, posiblemente, la agricultura itinerante, pudiendo considerarse una cultura parcialmente neolitizada. Uno de los asentamientos mejor conservados de esta gran cultura de cazadores recolectores es el de Gwisho.

- La tradición macrolĆtica se ejemplifica, inicialmente en el Lupembiense (valle del Congo), cuyas herramientas son de aspecto arcaico, con pesadas piezas bifaciales similares a hachas y azuelas (sin embargo tambiĆ©n hay piezas bifaciales mĆ”s finas). Esta tradición parece tener su sucesora en el Magosiense (llamado asĆ por el yacimiento de Magosi, en Uganda), ya mĆ”s tardĆo, aunque mezcla elementos regresivos (nĆŗcleos de fuerte carĆ”cter musteroide) con atributos evolucionados (finas piezas foliĆ”ceas, numerosos microlitos...); el Magosiense se da desde hace unos 12 000 aƱos hasta periodos muy recientes, evolucionando hacia la microlitización mayoritaria de sus herramientas). Al Norte del Ćfrica subsahariana encontramos herramientas avanzadas emparentadas con las de la Edad de Piedra intermedia «Middle Stone Age».
Véase también: Expansión bantú
Enlaces externos generales sobre la Prehistoria Africana
- Ćfrica IV. EtnologĆa y Prehistoria
- La cultura Badariense, en inglƩs
- La cultura MerimdƩ, en espaƱol
- Estado actual de la investigación paleolĆtica en el Ćfrica negra, antiguo texto (1948) del profesor MartĆn Almagro Basch.
Oriente Medio
Usaremos indistintamente las expresiones Oriente Medio y Próximo Oriente para designar a la región del Oriente mĆ”s próxima a Europa. Sus lĆmites varĆan segĆŗn quiĆ©n utilice el tĆ©rmino pero, en su sentido mĆ”s restringido, es sinónimo de Asia sudoccidental, incluyendo TurquĆa, Siria, LĆbano, Israel, los Territorios Palestinos, Jordania, Irak, IrĆ”n (tambiĆ©n, Arabia SaudĆ, Kuwait, BarĆ©in, Catar, Emiratos Ćrabes Unidos, OmĆ”n y Yemen, de los que no se habla en el texto). A menudo, se incluye Egipto, pero hemos preferido dejar el valle del Nilo para el epĆgrafe Ćfrica; por la misma razón reservamos Chipre para el capĆtulo europeo. En cambio, incluiremos ocasionalmente zonas del CĆ”ucaso lindantes con Europa.En cualquier caso, desde el punto de vista histórico y, mĆ”s concretamente, prehistórico, el Oriente medio es lo que se denomina una Zona Nuclear que irradia continuas innovaciones y cambios que influyen decisivamente en el desarrollo, no sólo de zonas limĆtrofes, sino de toda Eurasia.
PaleolĆtico en Oriente Medio
- PaleolĆtico Inferior: La secuencia inferopaleolĆtica del Medio Oriente parece muy temprana, habiĆ©ndose constatado el paso del ser humano por la zona gracias al hallazgo de los restos de Dmanisi (Georgia). Se trata, probablemente de Homo ergaster, en concreto, varios crĆ”neos de entre 1 850 000 y 1 600 000 aƱos de antigüedad20 que van acompaƱados de una cultura material muy tosca (lascas, cantos tallados y nĆŗcleos de extracciones desorganizadas21 ). EstarĆamos pues ante un PaleolĆtico Inferior Arcaico, anterior al Achelense.
- Los primeros bifaces, bastante toscos, aparecen al sur del lago Tiberiades, en Ubeidiya (Israel), junto a cantos tallados y núcleos toscos. En este lugar también se encontraron restos humanos muy antiguos (el Hombre de Galilea), no tanto como los de Dmanisi, aunque tienen mÔs de un millón de años, pero son muy escasos.
- Un Achelense mĆ”s tĆpico es el que observamos en Banat Yacub (Israel), datado en mĆ”s de 800 000 aƱos o en los yacimientos sirios de Lantamne (Achelense medio con unos 500 000 aƱos) y Gharmachi (Achelense final). El Achelense final es el mĆ”s abundante, lo encontramos tanto en yacimentos costeros (Ras Beyruth, LĆbano), como del interior, es decir, el valle del JordĆ”n, Um Qatafa, y sobre todo en Mugharet et-Tabun, que marca la transición al PaleolĆtico Medio. Dicha transición parece estar en las industrias lĆticas llamadas Yabrudienses (menos bifaces, mĆ”s utensilios de lascas, mayor importancia del mĆ©todo Levallois...) El Yabrudiense ha sido fechado en Mugharet-el-Zuttiyeh con 150 000 aƱos de antigüedad.

- PaleolĆtico Medio: Es muy similar al de Europa y toda la cuenca mediterrĆ”nea, ocupada en aquella Ć©poca por los neandertales; su cultura material (con numerosas variantes) se compone, bĆ”sicamente, de utensilios musteroides de lascas: La mĆ”s antigua es la llamada «Tradición Wadi-Mughara», le sigue la conocida como «Mustero-Levalloisiense», la cual parece adentrarse, al menos, hasta TayikistĆ”n. En todo caso, es raro que sobrepase los montes Zagros (asĆ como en Ćfrica, los restos musteroides nunca bajaron del Sahel). De hecho, se habla de un PaleolĆtico Medio PerimediterrĆ”neo.22 El Medio Oriente tiene cuevas tan emblemĆ”ticas como Shanidar (Irak), con su cĆ©lebre tumba del Hombre de las Flores; Kebara, Amud y Mugharet et-Tabun (Israel), la Ćŗltima ofrece una secuencia casi completa del PaleolĆtico Medio, y ambas estĆ”n asociadas a inhumaciones neandertales; Teshik-Tash (UzbekistĆ”n), donde se ha identificando la tumba de un niƱo neandertal, Amrit y Dederiyeh (Siria), Ras Beyruth (LĆbano), etc., Ć©stos Ćŗltimos sin restos humanos, sólo con abundante industria lĆtica.
- En Mugharet et-Tabun (Monte Carmelo, Israel), las industrias lĆticas mĆ”s antiguas son las del PaleolĆtico Inferior (Achelense final y Yabrudiense); en ellas aparecen piezas de lascas de «Tradición Wadi-Mughara». El nivel que se le superpone es el de industrias lĆticas muy modernas, laminares, auriƱacoides, pero de tradición Levalloisiense, este tipo de herramientas a veces ha sido deniminado Amudiense, pero su identidad es controvertida. En el techo de la secuencia hay tĆpicas industrias musterienses, virtualmente idĆ©nticas a las europeas y asociadas a restos neandertalienses.
- En consecuencia, existe una circunstancia excepcional en el PaleolĆtico Medio del Levante del MediterrĆ”neo oriental. Y es que las herramientas musteroides no son las Ćŗnicas ni las mĆ”s antiguas de la zona. En efecto, el valle del rĆo JordĆ”n (que, realmente, es una fosa tectónica hidrológicamente endorrĆ©ica) parece haber recibido una temprana visita de humanos modernos, incluso antes de que apareciesen los neandertales. Los datos, en cualquier caso, reflejan la tempranĆsima aparición de un tipo de herramientas lĆticas modernas (similares a las del PaleolĆtico Superior europeo), a partir del 56 000 a. C. (como mĆnimo y, si aceptamos la existencia del Amudiense la fecha alcanza los 70 000 aƱos, es decir, mucho antes que en Europa), emparentada con la tradición Levallois, pero claramente auriƱacoide (como hemos mencionado en la secuencia de Tabun): al principio aumenta el nĆŗmero de buriles, hojas de sĆlex y raspadores, puntas de ChĆ¢telperron... (Todos estos artefactos son mĆ”s propios del PaleolĆtico Superior que del PaleolĆtico Medio) y, a partir del lascado tipo levallois, va desarrollĆ”ndose la extracción laminar de hojas. Como hemos indicado, estas industrias lĆticas, a medio camino entre Levallois y AuriƱaciense, han sido datadas en Boker Tachtit (NĆ©guev) entre 47 000 y 38 000 aƱos de antigüedad, pero se imbrican estratigrĆ”ficamente con restos musteroides. El fósil director es la punta del Emireh, en realidad una variante laminar de la punta Levallois. AsĆ aparece la cultura Emiriense, que es una transición muy temprana al PaleolĆtico Superior. Ćste puede considerarse ya instalado en el 40 000 a. C., es decir, desde fechas muy tempranas. Todo parece sugerir que los seres humanos modernos pasaron por el valle del JordĆ”n dejando una huella de profundas consecuencias.
- Respecto de los fósiles humanos, el valle del JordĆ”n es particularmente conocido por una serie de restos que comparten rasgos comunes entre «Neandertales clĆ”sicos»; y cromaƱoides o humanos modernos. Ćstos a veces han recibido el apelativo de «Neandertales progresivos», aunque en este texto se utilizarĆ” mĆ”s el tĆ©rmino «Primitivos modernos». Los mĆ”s interesantes, aunque no los Ćŗnicos, son los casi Ćntegros restos de las cuevas de Skhül, Qafzeh, Amud y Mugharet-el-Zuttiyeh, con una antigüedad datada entre 100 000 y 90 000 aƱos,23 aunque haya quienes retrotraĆ©n la fecha mucho mĆ”s24 (recuĆ©rdese que la sepultura neandertal de Kebara tiene 60 000 aƱos como mĆnimo). Al contrario que los «Neandertales clĆ”sicos», estos «Primitivos modernos» no se extinguen, sino que enlazan sin solución de continuidad con los humanos modernos, tanto en el aspecto fisĆco, como culturalmente. A grandes rasgos, estos «Primitivos modernos» se distinguen de los «Neandertales clĆ”sicos» en que tienen el rostro mucho mĆ”s pequeƱo, menos prominente, sin espacio retromolar en el maxilar,25 la frente alta y con mentón (aunque la capacidad craneana es similar, la estructura de la cabeza: esplacnocrĆ”neo/neurocrĆ”neo, es muy diferente).
- Lo que no estĆ” resuelto es si estos «Primitivos modernos» de Oriente Medio son una avanzadilla en su camino hacia Europa (como hemos dicho, hay quien afirma que estos seres humanos modernos llegaron a Oriente Medio antes que los Neandertales26 ). Ambas especies estaban en franca expansión, una venĆa de Europa occidental y la otra de Ćfrica, y se encontraron aquĆ, donde los restos hallados parecen un hĆbrido, resultado de relaciones fĆsicas y/o culturales entre ambas especies.27 Lo Ćŗnico comprobado es que los estratos arqueológicos en muchas cavernas (particularmente Mugharet et-Tabun y Amud) alternan industrias lĆticas mustero-levalloisienses de lascas (que se asocian a los «Neandertales clĆ”sicos»), junto a otras herramientas laminares auriƱacoides mĆ”s avanzadas, sin que pueda afirmarse cuĆ”les son las mĆ”s antiguas. Posiblemente convivieron durante miles de aƱos.

- PaleolĆtico Superior: Hasta hace unos veinte aƱos, nuestro conocimiento del PaleolĆtico Superior del mediterrĆ”neo oriental estaba principalmente fundamentado en los trabajos de Neuville y Dorothy Garrod, realizados en cuevas y abrigos rocosos de Galilea, Monte Carmelo y la zona de Judea. Esta clasificación de Neuville (1934) admitĆa un Ćŗnico linaje evolutivo dividido en varias fases:
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- Fase I de Neuville: Emirense (punta de El-Emireh) —50 000/38 000 a. C.—
- Fase II de Neuville: Ahmariense (punta de El-Wad) —38 000/32 000 a. C.—
- Fases III de Neuville: AuriƱaciense levantino inicial o Anteliense inferior —32 000/27 000 a. C.—
- Fases IV de Neuville: AuriƱaciense levantino medio o Anteliense superior —27 000/22 000 a. C.—
- Fase V de Neuville: AuriƱaciense levantino final o Atlitiense —22 000/14 500 a. C.—
- Sin embargo, los estudios actuales prefieren referirse a dos
corrientes culturales paralelas diferenciadas, entre otros motivos, por
la tecnologĆa lĆtica aunque ambas incluyen en su panoplia la producción
de microlitos. AdemĆ”s, se ha revisado y corregido la cronologĆa:
- Como hemos seƱalado anteriormente, la cultura Emiriense se considera la transición entre el PaleolĆtico Medio y el PaleolĆtico Superior . Esta transición se documenta muy bien en Boker Tachtit, a partir de 44 000 a. C. (aunque tambiĆ©n, Ksar Akil, ambos en el desierto del Neguev, LĆbano). Paulatinamente el mĆ©todo Levallois evoluciona hacia tĆ©cnicas modernas de extracción de largas hojas de sĆlex, a partir de las cuales se elaboran las tĆpicas puntas del Emireh, buriles y las denominadas lames Ć chanfrein. La cultura de Emiriense parece desaparecer en torno a 36 000 a. C.
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- Ahmariense:28 Esta cultura estĆ” datada entre 36 000 a. C. y 22 000 a. C. Aparentemente deriva del Emiriense y es posible que, a su vez, genere un Kebariense temprano (o Kebariense laminar, 22 000 a. C.-13 000 a. C.). Se caracteriza por una tecnologĆa fuertemente laminar: de hojas y hojitas, en cuyo instrumental abundan las piezas de dorso, y los cuchillos, pero el fósil director es la punta de base retocada o punta de El-Wad. En cambio, escasean los buriles, por lo que las piezas óseas son de factura muy diferente a las AuriƱacenses, habitualmente confeccionadas con estos utensilios especializados.
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- AuriƱaciense Levantino:29 Se da entre el 32 000 a. C. y el 18 000 a. C., y suele dividirse en tres fases (Anteliense inferior, Anteliense superior y Atlitiense). Deriva, quizĆ”, del controvertido Amudiense o, mĆ”s seguramente, procede del AuriƱaciense europeo oriental (Bacho Kiro, Bulgaria).30 Se caracteriza por la riqueza de productos carenados: nĆŗcleos carenados, raspadores carenados y buriles en hocico, con varios levantamientos sucesivos. Los nĆŗcleos se destinan a la obtención de grandes lascas y gruesas hojas que servirĆ”n de soporte para raspadores, buriles y hojas con retoque escamoso. Estos utensilios se reutilizan y se afilan una y otra vez, adquiriendo un aspecto romo, en hocico, con retoques escaleriformes, hasta que, finalmente son desechados por su excesivo desgaste. Entre el utillaje lĆtico laminar, mĆ”s escaso, destacan las hojas de sĆlex con retoque continuo junto a microlitos similares a las hojitas de Dufour europeas, pero con el dorso curvado. TambiĆ©n hay, por supuesto, industria ósea, destacando especialmente las azagayas biapuntadas y los punzones de hueso.

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- Durante la transición entre el PaleolĆtico Superior y el EpipaleolĆtico se produce un importante cambio conceptual. Las herramientas lĆticas mĆ”s antiguas se obtienen con procesos operativos especializados, al objeto de obtener microlitos laminares. Al comenzar el EpipaleolĆtico, en cambio, el mĆ©todo no se destinó a obtener hojitas, sino hojas para microlitos geomĆ©tricos, apareciendo la tĆ©cnica del microburil y las primeras puntas de flecha con retoques planos cubrientes (todos estos rasgos apuntan a que en el MesolĆtico surge la invención del arco).
MesolĆtico en Oriente Medio
Comenzó hace unos 15 000 aƱos en Mesopotamia y Egipto, al finalizar la Ćŗltima glaciación. El cambio climĆ”tico provocó en la zona un proceso de desertización que, lógicamente afectó a las costumbres de sus habitantes, aunque de modo paulatino. TambiĆ©n es posible que el cambio climĆ”tico no fuera el Ćŗnico desencadenante del proceso, sino sólo un elemento mĆ”s que estimuló al ser humano en su progreso. En cualquier caso, al principio, la caza y la recolección continuaron siendo fundamentales; pero, al reducirse las Ć”reas ecológicamente productivas en las riberas de los rĆos, lagos y oasis, la relación entre especies animales y/o vegetales con las comunidades humanas se hizo mĆ”s Ćntima. En esta zona crecĆan espontĆ”neamente el trigo y la cebada, y abundaban las manadas de ovejas, cabras y toros salvajes. El nomadismo se transformó, forzosamente, en semisedentarismo, la caza se convirtió en simbiosis (los humanos cazaban a sus piezas al tiempo que las protegĆan de otros competidores ecológicos, como reserva de comida) y la recolección se tornó en forrajeo organizado. Esta fase se llama, en el Oriente Medio, Kebariense. En este periodo, como acabamos de ver, se inventó el arco y las flechas cuyas puntas pueden estar elaboradas con una sola pieza lĆtica foliĆ”cea (la tĆpica punta de flecha), o con varias incrustadas en un astil (es decir, microlitos laminares llamados puntas de Kebarah y microlitos geomĆ©tricos).
Inhumación Natufiense de Nahal Me'arot, Israel

NeolĆtico en Oriente Medio
Hace algo mĆ”s de 10000 aƱos las innovaciones que se dieron llegaron a ser tan notables que se habla de la Revolución del NeolĆtico en el Oriente Medio, es decir: los territorios de Mesopotamia (actualmente, Irak) y CanaĆ”n (actualmente, Israel y Palestina); accesoriamente podrĆamos incluir tambiĆ©n el valle del Nilo (Egipto), LĆbano, el norte de Siria y el Sudeste de Anatolia (TurquĆa). Debido a la morfologĆa de la región originaria, Ć©sta ha sido denominada Creciente FĆ©rtil.Los habitantes de Oriente Medio fueron los primeros en domesticar animales (ganaderĆa: sobre todo, ovejas, cabras y vacas (la caza no se abandona del todo, pero ahora serĆ” algo secundario), asĆ como en cultivar plantas: (agricultura: sobre todo, centeno —Secale cereale—, cebada —Hordeum hexastichum—, trigo —Triticum dicoccum— y otros cereales). La evidencia mĆ”s antigua de trabajos agrĆcolas se da en Tell Abu Hureyra (Siria), hace 11 000 aƱos; mientras que los primeros animales domĆ©sticos fueron los ovicĆ”pridos en Zawi Chemi Shanidar (Irak), hace unos 10 500 aƱos.
El Creciente FƩrtil
- Se inventan nuevos utensilios: el arco y las flechas, hoces de piedra, azadas, hachas pulimentadas, molinos, morteros, cucharas... Pero fundamentalmente, se originó la cerÔmica y el tejido.
- Al convertirse en agricultores, los grupos humanos se asientan en lugares fijos para vivir todo el aƱo, es decir, se fundan los primeros poblados estables: sedentarización. AdemĆ”s de la aldea protoneolĆtica de Jericó (fechada por el mĆ©todo: 14C en 9551 a. C.), como otros ejemplos podemos citar Eynan (Israel), Zawi Chemi Shanidar (Irak) y Tepe Asiab (IrĆ”n).
- La agricultura y la ganaderĆa supusieron un aumento en la producción de alimentos y la cerĆ”mica permitió almacenar y transportarlos fĆ”cilmente. Por primera vez sobraban alimentos y otros productos necesarios, denominados excedentes.
- La posibilidad de que todos los miembros de la comunidad pudiesen participar en diferentes labores productivas asà como la existencia de excedentes favoreció el gran aumento demogrÔfico, la población se multiplicó por diez (el mundo pasó de tener unos diez millones de habitantes a cien millones)
- La sedentarización mĆ”s el crecimiento demogrĆ”fico hacen que las primeras aldeas, a veces, generen el nacimiento de autĆ©nticas ciudades: Jericó (Cisjordania) ostenta el honor de ser considerada la primera ciudad del mundo (con unos 2000 habitantes en 8000 a. C., aproximadamente), pero podemos citar otras como Ćatal Hüyük y HaƧilar (Anatolia), Kalat Jarmo (KurdistĆ”n), Hassuna y Samarra en Irak, Ras Shamra y Tell Halaf (Siria), etc. Este proceso desembocarĆ” en el nacimiento de las primeras civilizaciones urbanas (civitas = ciudad).
- Comenzó la división del trabajo, es decir, los oficios especializados: agricultores, ganaderos, artesanos (panaderos, ceramistas, carpinteros, albaƱiles...) Los que tenĆan excedentes comenzaron a intercambiarlos con quienes tenĆan trabajos distintos y productos diferentes: Nace el comercio (trueque). En la zona que nos ocupa se comerciaba sobre todo con azufre, sal y zulaque del mar Muerto, conchas del mar Rojo, obsidiana de Anatolia, malaquita del mar Caspio, etc.
- Estos intercambios no serĆ”n sólo locales, los habrĆ” tambiĆ©n regionales. AsĆ germinan las primeras rutas comerciales estables que comunican los nuevos poblados entre sĆ. Resultando una nueva profesión, el mercader. El mejor ejemplo estĆ” en el yacimiento de Al Beidha (Jordania) y Ba'ja, donde las excavaciones exhumaron un autĆ©ntico bazar del sĆ©ptimo milenio.
- Todos estos cambios originaron diferencias sociales (ricos y pobres); también aparecen las primeros personajes con autoridad que organizaban la vida del poblado: surgen los gobernantes y sacerdotes (autoridad moral). Los mÔs ambiciosos terminan acaparando las riquezas y estableciendo relaciones de dominación local y posteriormente regional.
- Las diferencias tambiĆ©n aparecen entre poblados. Unos son mĆ”s prosperos que otros, y sus gobernantes lucharĆ”n, a veces, por apropiarse de las tierras limĆtrofes, el acceso al agua, por controlar las rutas principales y el comercio, etc. Los conflictos entre poblados vecinos se convierten en autĆ©nticas guerras, con ellas surgen los primeros ejĆ©rcitos y sus lĆderes militares, que se enriquecen en cada victoria, nace asĆ la nobleza y la monarquĆa.

Referencias y enlaces
- Bailloud, GĆ©rard (1980). «El NeolĆtico». La Prehistoria, AndrĆ© Leroi-Gourhan coordinador. Editorial Labor SA (Barcelona). ISBN 84-335-9309-9 (pĆ”ginas 81-121)
|isbn=
incorrecto (ayuda). - Blanco Freijeiro, Antonio (1981). Arte antiguo del Asia Anterior. Universidad de Sevilla. ISBN 84-7405-205-X.
- Hamblin, Dora Jane (1975). Las primeras ciudades. Brepols Fabrieken (BƩlgica). Libros TIME-LIFE.
- Godelier, Maurice (1974). Esquemas de evolución de las sociedades. Miguel Castellote Editor (Madrid). ISBN 84-7259-006-2.
- Gordon Childe, Vere (1979 (dĆ©cima reimpresión de la primera edición espaƱola de 1954). Los orĆgenes de la Civilización. Fondo de Cultura Económica (MĆ©xico DF). ISBN 84-375-0015-X.
- Varios Autores (1994). «El NeolĆtico, una revolución». Crónica Visual larousse, de los orĆgenes del Mundo hasta nuestros dĆas. Larousse Planeta S.A., Barcelona. ISBN 84-395-2118-9.
- Middle Paleolithic (Mousterian) in Eurasia
AmƩrica
La Edad de Piedra es mucho mĆ”s tardĆa y tiene su propia idiosincrasia. Su relación con Asia viene dada por el hecho de que la teorĆa mĆ”s aceptada es que el poblamiento humano de AmĆ©rica se produjo desde Siberia a travĆ©s de Estrecho de Bering. La cuestión mĆ”s discutida es: ¿cuĆ”ndo? La glaciación de Wisconsin (Würm) provocó un descenso del nivel marino que, unido a la existencia de placas de hielo proporcionó un paso transitable sobre el estrecho de Bering entre ambos continentes denominado puente de Beringia. No siempre era posible atravesarlo, se ha estimado que al menos los humanos pudieron pasar en dos ocasiones en las que habĆa una ruta libre de hielo: la primera duró unos 4000 aƱos y la segunda unos 15 000 aƱos; luego desapareció el puente con lo que la migración no tuvo retorno. Este puente segĆŗn los cientĆficos se habrĆa formado hace 50 000 aƱos. A tenor de estos datos, han surgido dos teorĆas sobre cuĆ”ndo fue poblada AmĆ©rica por primera vez por el ser humano:- TeorĆa del poblamiento temprano: sostiene que los seres humanos llegaron hace unos 50 000 aƱos.
- TeorĆa del poblamiento tardĆo: sostiene que los seres humanos llegaron hace unos 15 000 aƱos o poco mĆ”s; es la mĆ”s clĆ”sica y la que tiene datos mĆ”s contrastados, pero no contradicen la anterior opción.

NorteamƩrica y MesoamƩrica
Punta de lanza tipo Clovis
en Nuevo MƩxico Estados Unidos
en Nuevo MƩxico Estados Unidos
- Periodo LĆtico (equivalente al PaleolĆtico Superior de Viejo Mundo), comprende desde la llegada de los primeros americanos hasta hace unos 10 000 ó 12 000 aƱos (segĆŗn el paradigma teórico defendido). Dentro de este periodo hay dos fases:
- Una fase inicial de cazadores-recolectores indiferenciados, con restos muy escasos, caracterizado por una industria lĆtica similar a la del Viejo Continente (cantos tallados, lascas musteroides, bifaces...) y sin puntas de lanza; los ejemplos mĆ”s seguros de gran antigüedad son los yacimientos estadounidenses de Topper, «Lewisville» y «American Falls», por un lado, y en MĆ©xico «El Cedral» y «Tlapacoya», por otro.
- La segunda fase, de cazadores avanzados, es de hace unos 13 000 aƱos; cuando, surgen las culturas con raspadores, hojas de sĆlex, buriles..., y elaboradĆsmas puntas de lanza: por ejemplo, en NorteamĆ©rica suele destacarse la cultura Clovis, Folsom y El Plano (Nuevo MĆ©xico), aunque, por supuesto, hay muchas mĆ”s. Estas culturas con puntas foliĆ”ceas se interpretan como pueblos eminentemente cazadores, al principio de grandes presas; pero, la evolución a puntas cada vez mĆ”s pequeƱas indica que esta paleofauna se va extinguiendo y que los grupos de cazadores se van adaptando a una fauna cada vez mĆ”s pequeƱa.
- Periodo Arcaico (equivalente, pero no exactamente igual al MesolĆtico de Viejo mundo), un complejo periodo en el que se producirĆa la transicĆon a la agricultura del maĆz a partir de la recolección intensiva de vegetales. Esta fase abarca zonas geogrĆ”ficas mĆ”s amplias, casi toda NorteamĆ©rica y MesoamĆ©rica (donde, a veces, se usa el tĆ©rmino pre-mexicano), como motor esencial de la evolución posterior. En el norte, en zonas circumpolares, sobreviven pueblos cazadores recolectores (forrajeadores) bajo la denominación Arctic tradition; mientras que las grandes praderas del centro suelen incluirse en la denominación Cultura cochise (con sus tres fases: Sulphur Springs, Chiricahua y San Pedro: 5000 a. C.-200 a. C.)). En estos pueblos la caza sigue siendo fundamental y se documenta la invención del arco, hacia el aƱo 1000 a. C.
Mano recortada en mica Cultura Hopewell Estados Unidos
Cabeza olmeca gigante procedente de San Lorenzo de TenochtitlƔn
- Periodo Formativo (que serĆa el equivalente al tĆpico NeolĆtico) destaca por novedades como la agricultura, la ganaderĆa, la cerĆ”mica... Entre los 5000 a. C. y los 1000 a. C.
aparecen ya los poblados estables gobernados por una poderosa casta
sacerdotal. La cerĆ”mica mĆ”s antigua del continente data del aƱo 3500 a. C., aproximadamente. Los Olmecas serĆan la evolucionada cultura de este periodo. Puesto que las fases posteriores se incluyen en el llamado Periodo ClĆ”sico
de las culturas precolombinas (en el que ya aparecen las grandes
civilizaciones mesoamericanas y andinas), a menudo se ha llamado «pre-ClĆ”sico». Es por tanto el Ćŗltimo perĆodo de la Prehistoria de esta zona de AmĆ©rica, pues a partir de entonces ya aparecen documentos escritos, por lo que podrĆan denominarse ya culturas protohistóricas.
- Las culturas de OasisamĆ©rica: antes del 3000 a. C. parece ser que varios pueblos mesoamericanos cuya economĆa estaba basada en el cultivo del maĆz, el frijol y la calabaza, emigraron hacia el centro-sur del oeste americano (OasisamĆ©rica), constituyendo un rico nĆŗcleo cultural que, siglos despuĆ©s, darĆ” lugar a Cultura de los Cesteros (Basquet makers) que, a su vez dio lugar a las culturas de los Anasazi y sus similares Hohokam y Mogollón que, actualmente se conocen como Indios Pueblo.
- Los constructores de montĆculos de NorteamĆ©rica: En las boscosas tierras orientales de NorteamĆ©rica (Ohio) nacen por estas fechas los primeros constructores de tĆŗmulos llamados Cultura Adena (1000 a. C.-200 a. C.), cuyo monumento mĆ”s conocido es el TĆŗmulo de la Serpiente (Cincinnati). Tras Adena se inicia una dinastĆa de civilizaciones tumulares que jalona una amplia zona del centro-este de Estados Unidos (cuencas del Misisipi-Misuri-Ohio), destacando la cultura Hopewell (200 a. C.-500 dC), y los Constructores de montĆculos del MisisipĆ (900-1500 de nuestra era), que crearon numerosas ciudades, como la de Cahokia, que estaba protegida por una muralla, y con monumentos pĆŗblicos y religiosos levantados sobre grandes tĆŗmulos.
- Los Olmecas son la civilización mĆ”s avanzada del momento, surgen poco antes del 1500 a. C. y desaparecen poco antes del comienzo de nuestra era, aunque su influencia pervive en pueblos olmecoides posteriores. Los Olmecas practicaban la agricultura, conocĆan la cerĆ”mica, eran sedentarios y contaban con una organización muy avanzada y con claras diferencias sociales. Sus restos se extienden por toda MesoamĆ©rica, probablemente porque su comercio era muy activo. Sin embargo, salvo excepciones, apenas desarrollaron la vida urbana, aunque tienen grandes santuarios religiosos como los de San Lorenzo o La Venta, y un tipo de escultura monumental muy caracterĆstica: las cabezas gigantes. No tenemos datos de si crearon un imperio, no hay pruebas de la existencia de un ejĆ©rcito olmeca, ni de batallas, sólo que los pocos centros urbanos que se conocen estaban protegidos por murallas y situados en colinas de fĆ”cil defensa. Los olmecas legaron a sus sucesores el calendario solar, y un conjunto de sĆmbolos que puede considerarse ya escritura arcaica.
- Periodo Maya Pre-ClÔsico: Hay una relación muy estrecha entre los Olmecas y el nacimiento de la civilización Maya. Sus periodos iniciales (los dos últimos milenios anteriores a nuestra era) aún pueden considerarse prehistóricos. Surgen grandes centros urbanos con monumentos elevados sobre pirÔmides y plataformas de piedra, existen importantes diferencias sociales y el comercio exterior es muy intenso. Aparecen importantes innovaciones en el trabajo de la obsidiana y el jade, asà como de la cerÔmica (aparece la cerÔmica pintada).
sus civilizaciones comparten rasgos Ć©tnicos y lingüĆsticos, plantas cultivadas,
un calendario ritual de 260 dĆas y conceptos religiosos parecidos.
Sin embargo, la mejor forma de distinguirlas son las manifestaciones artĆsticas,
la cerĆ”mica, la artesanĆa, la religión y la organización polĆtica.
Se aconseja, para ampliar información, la lectura del artĆculo especĆfico sobre MesoamĆ©rica
SudamƩrica
Al hablar de las primeras civilizaciones sudamericanas, coexisten dos puntos de vista acerca del origen de las grandes culturas andinas; por un lado, quienes sostienen que la cuenca del Amazonas constituyó un ente aislado e independiente de las costas del PacĆfico y que las culturas andinas evolucionaron autónomamente: por otro lado, se han descubierto intensas relaciones comerciales y movimientos migratorios de gran amplitud entre la AmazonĆa y los Andes, incluso, algunos historiadores sostienen que los fundadores de las grandes civilizaciones andinas eran pueblos amazónicos cultivadores de mandioca y batata, asĆ como pescadores fluviales que ocuparon la Puna y los valles. En SudamĆ©rica la periodización resulta mĆ”s compleja, a menudo se habla de un gran periodo denominado PrecerĆ”mico (cc. 20 000 a. C.-2 000 a. C.) que engloba el «periodo LĆtico», o «Paleoindio», y el «periodo Arcaico». Pero la disparidad de denominaciones es muy grande, por lo que se simplificarĆ”.- El Paleoindio suele ser el tĆ©rmino preferido, antes que
«periodo LĆtico», pero parece responder a la misma dinĆ”mica: una primera
fase de industrias peor conocidas y mƔs rudimentarias, propias de
culturas poco diferenciadas; y una segunda fase, cuyo fósil director son
las puntas de proyectil, es decir, puntas de lanza foliƔceas
magistralmente trabajadas.
- La primera fase (Periodo ProtolĆtico) tiene yacimientos cuya antigüedad es muy discutida —tal es el caso de «Pedra Furada» (Brasil) que roza los 50 000 aƱos; y «Monte Verde II» (Chile), con unos 33 000 aƱos—. Sin embargo estĆ” muy bien documentada en cuevas algo mĆ”s recientes, como las de «Taima-Taima» en Venezuela, «Garzón» en Colombia, «Pikimachay» en PerĆŗ... En «Pikimachay» se documentan restos de ocupación humana de mĆ”s de 17 000 aƱos, perdurando hasta cerca de 14 000 aƱos de antigüedad. La cueva de «El Guitarrero» (PerĆŗ), excavada por el norteamericano Thomas Lynch (de la Universidad de Cornell) en los aƱos 70, completarĆa con su estratigrafĆa todas las etapas de ocupación de esta fase de la Edad de Piedra.
- La segunda fase (cazadores avanzados) parece coincidir con una expansión humana hacia el sur. Las puntas foliĆ”ceas de lanza especializadas para la caza de grandes presas en SudamĆ©rica suelen ser del tipo Cola de pescado, aunque se parecen mucho a las norteamericanas tipo Clovis. Estas herramientas cinegĆ©ticas todavĆa no aparecen en la gruta de «Ghachi», ubicada cerca de San Pedro de Atacama (Chile), del 13 000 a. C.; pero ya estĆ”n presentes en la fase de Guitarrero I (PerĆŗ), con 15 000 aƱos de antigüedad. MĆ”s al sur, tambiĆ©n en Chile, se hallaron restos de viviendas y artefactos con unuos 12 500 aƱos de antigüedad («Monte Verde I», en las cercanĆas de Puerto Montt). TambiĆ©n destacan «Jobo», en Venezuela, y «El Inga», en Ecuador. Desde Chile parece haberse poblado la zona de Santa Cruz (Argentina), donde se han hallado restos lĆticos que se remontan a 11 000 a. C., y por fin se llega a la Tierra del Fuego en el 7000 a. C. («Cueva Fell», Chile).
- El periodo PrecerĆ”mico: hace unos 7000 aƱos posee indicios de agricultura, ganaderĆa e, incluso, los primeros poblados estables (con ellos se desarrolla la primera arquitectura y el arte), algunos de los cuales se convierten en centros religiosos de peregrinación, destacando entre todos las ciudad de El Caral (PerĆŗ), con una fecha inicial superior al 2600 a. C. Durante este perĆodo se completa la colonización humana de SudamĆ©rica, comenzaron a consumir mĆ”s intensamente los recursos del mar. Un hecho particular de la agricultura americana es la inmensa variedad de especies agrĆcolas cultivadas, en nĆŗmero superior a las del Viejo Mundo; ademĆ”s, muchas de estas plantas son tĆ”n difĆciles de cultivar que en algunos casos no se sabe cómo pudo ocurrir. Aparte del maĆz, tambiĆ©n se cultivó algodón, mandioca, batata, frĆjol, tomate, coca, quina, quinoa, papa, tabaco, cacao, chumbera, siendo la lista interminable. Sólo dos carencias provocaron el estancamiento agrĆcola de AmĆ©rica respecto del Viejo Mundo, que no poseĆan arados ni ruedas. La ganaderĆa, al contrario que la agricultura, se aplicó a muy pocas especies: el perro, el pavo, el conejillo de Indias y, como animales de carga los camĆ©lidos; es decir, la llama, la alpaca, la vicuƱa y el guanaco, animales exclusivos de SudamĆ©rica, cuya potencia no es suficiente para trabajar con arados. En el Viejo Mundo, la domesticación de animales es muchĆsimo mĆ”s rica y variada, y el arado permitió avances impensables en AmĆ©rica.
- El periodo Agro-alfarero y metalúrgico: Las culturas de Sudamérica tienen ricos ejemplos en el periodo llamado CerÔmico o Agro-alfarero:
Figurita de tradición chibcha
- Los Chibchas serĆan los mĆ”s antiguos pobladores de (PanamĆ” y Colombia) con mĆ”s de 5000 aƱos de antigüedad y una persistencia cultural notable, pues los espaƱoles todavĆa pudieron conocerlos, aunque ya en fase de decadencia. Fueron grandes constructores y agricultores, aunque su fama les viene, sobre todo, por su habilidad para trabajar el oro, ya en el primer milenio antes de Cristo. MĆ”s al sur encontramos la cultura de Norte Chico, en PerĆŗ, desde 3000 a. C. a 2000 a. C., que constituirĆa el antecedente mĆ”s directo de la Cultura ChavĆn, coetĆ”nea de los Olmecas en MesoamĆ©rica). En realidad, la Cultura ChavĆn es el mĆ”ximo referente preincaico de SudamĆ©rica, con un desarrollo entre 900 a. C. y 300 a. C. El centro de esta cultura es el santuario andino de ChavĆn de HuĆ”ntar, aunque esta cultura dominó todo el territorio peruano. La envergadura de las construcciones chavĆn indica una compleja diferenciación social, eficaz administración, activo comercio y una alta tecnologĆa agrĆcola y cerĆ”mica. La cultura ChavĆn fue sustituida hacia el aƱo 300 dC por la Cultura mochica o Moche, destacada por sus labores de irrigación y sus Huacas, o pirĆ”mides escalonadas de adobe. Sin embargo, los mochicas no formaron un estado, aunque su sociedad estaba fuertemente jerarquizada. En realidad, el primer estado andino es el Imperio Huari, fundado hacia el aƱo 700. Los Huari dominaron los Andes hasta que fueron sustituidos por los ChimĆŗ, cuya capital fue ChanchĆ”n, una inmensa ciudadela de adobe y tapial situada en PerĆŗ. Los ChimĆŗ fueron conquistados por los incas hacia el aƱo 1470.
- Como Ćŗltimo ejemplo de la prehistoria americana vamos a citar a los Constructores de Cerritos (Uruguay), quienes con unos 4800 aƱos de antigüedad crearon una cultura menos espectacular, pero muy interesante. Sus aldeas eran circulares, con una plaza central rodeada de chozas de madera, construidas sobre montĆculos («cerritos»), habĆa tambiĆ©n montĆculos de desechos detrĆ”s del cĆrculo de cabaƱas que, probablemente, estuvieron protegidas por una empalizada (al estilo de las alceas circulares amazónicas). Al parecer, las aldeas formaban grandes conglomerados que podrĆan constituir autĆ©nticas ciudades.
- VƩase tambiƩn:
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- Primeros pobladores andinos
- Paleoamericano
- Llegada del hombre a AmƩrica
- Etapa de desarrollo autónomo
- Historia de MĆ©xico (Ćpoca Precolombina)
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Referencias y enlaces externos
- North Pacific Prehistory es una revista acadĆ©mica especializada en arqueologĆa del nordeste asiĆ”tico y AmĆ©rica del Norte.
- Bernal, Ignacio (1984). «Los Olmecas». Historia de las Civilizaciones antiguas (II): Europa, AmĆ©rica, China, India. Arthur Cotterell, ed. Editorial CrĆtica (Barcelona). ISBN 84-7423-252-X.
- Clairborne, Robert (1977). Los primeros americanos. Lito Offset Latina SA (MƩxico DF). Libros TIME-LIFE.
- Clark, John E., coordinador (1994). Los Olmecas en MesoamƩrica. Ediciones del Equilibrista SA (MƩxico DF). ISBN 968-7318-22-8.
- Conrad, Geoffrey W. (1984). «Los Incas». Historia de las Civilizaciones antiguas (II): Europa, AmĆ©rica, China, India. Arthur Cotterell, ed. Editorial CrĆtica (Barcelona). ISBN 84-7423-252-X.
- Vitale, Luis (1991). Historia de nuestra América. Los pueblos originarios. Centro de Estudios Latinoamericanos, Santiago de Chile: Ediciones CELA. ISBN [[Special:BookSources/9567172012 - Versión en PDF|9567172012
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[http://mazinger.sisib.uchile.cl/repositorio/lb/filosofia_y_humanidades/vitale/obras/sys/epo/g.pdf
Versión en PDF]]]
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incorrecto (ayuda). - Vives, Pedro A. coordinador (1990). América entre nosotros (catÔlogo de la exposición). Talleres GrÔficos Peñalara SA (Madrid). ISBN 84-86956-07-2.
- Willey, Gordon R. (1984). «Los Mayas». Historia de las Civilizaciones antiguas (II): Europa, AmĆ©rica, China, India. Arthur Cotterell, ed. Editorial CrĆtica (Barcelona). ISBN 84-7423-252-X.
Europa
La Edad de la piedra europea suele dividirse en tres etapas, siguiendo las propuestas de John Lubbock en 1865:- PaleolĆtico, la primera fase, o Edad Antigua de la Piedra: Es el periodo mĆ”s antiguo y largo de la historia europea; comenzarĆa hace aproximadamente un millón de aƱos con la llegada de los primeros humanos (bien Homo ergaster, bien Homo antecessor). Durante el PaleolĆtico europeo se suceden despuĆ©s otros tipos: Homo heidelbergensis, Homo neanderthalensis y Homo sapiens sapiens; Ć©ste Ćŗltimo vino a travĆ©s de otra migración, provocando la extinción de los neandertales hace 50 000 aƱos. Paralelamente a la evolución humana se produce una evolución cultural: durante el PaleolĆtico Inferior la cultura dominante en Europa es el Achelense; en el PaleolĆtico Medio tenemos el Musteriense (propia del hombre de Neandertal), quizĆ” el ChĆ¢telperroniense sea un epĆgono de este tipo humano. Con la llegada del hombre moderno31 se suceden una serie de culturas como el AuriƱaciense, Gravetiense, Solutrense y Magdaleniense. Otros elementos importantes para comprender el PaleolĆtico son las continuas oscilaciones climĆ”ticas, llamadas glaciaciones, el predominio de la economĆa cazadora recolectora y la aparición del arte paleolĆtico al mismo tiempo que llega el hombre moderno.
- EpipaleolĆtico/MesolitĆtico, la fase intermedia o Edad Media de la Piedra: Se refiere al periodo que transcurre desde la retirada del Ćŗltimo glaciar, hace unos 12 000 aƱos, hasta la llegada del NeolĆtico, unos 5000 aƱos atrĆ”s. Actualmente se discrimina entre culturas epipaleolĆticas (aquellas que mantienen el modo de vida propio del PaleolĆtico, sin cambios sustanciales, como ocurre con el Aziliense, por ejemplo), de las denominadas culturas mesolĆticas (aquĆ©llas que muestran una tendencia a evolucionar hacia la sedentarización y otros rasgos propios de lo que luego serĆ” el NeolĆtico, tal es el caso del Tardenoisiense).
El NeolĆtico en Europa
- NeolĆtico, la Ćŗltima fase o Edad Moderna de la piedra: el NeolĆtico llega a Europa desde el Próximo oriente a travĆ©s de la cuenca MediterrĆ”nea en el sexto milenio. Aunque se sospecha la existencia de un neolĆtico precerĆ”mico, fundamentalmente ganadero, la primera gran civilización mediterrĆ”nea plenamente neolĆtica es la de CerĆ”micas impresas Cardiales (en el mapa: color verde intenso). Su fósil director es una serie de cerĆ”micas decoradas con impresiones de conchas de berberecho (Cerastoderma echinatum) que aparecen tanto en la orilla africana como en la europea, desde Dalmacia a la penĆnsula IbĆ©rica. En el quinto milenio esta civilización es sustituida por otra originada en el Danubio llamada de CerĆ”mica de bandas (verde claro en el mapa), cuya influencia se extiende por el Rin hasta la costa atlĆ”ntica (amarillo en el mapa). Es entonces cuando se produce un cambio fundamental en las culturas europeas. Cerca del aƱo 4 000 a. C. aparece en el sur de Portugal la civilización de los constructores de Megalitos. Esta civilización sobrepasa los lĆmites de la Edad de la Piedra, ya que perdura durante el CalcolĆtico (en una fase que se ha denominado Neo-EneolĆtico, por la dificultad de establecer una división clara). Desde Portugal y otros puntos de la costa atlĆ”ntica, el fenómeno megalĆtico se extiende por toda Europa occidental, evolucionando hasta el 2500 a. C., ya que, como hemos dicho, perdura durante la edad de los metales). Los constructores de megalitos vivĆan en poblados fortificados, situados en lugares de fĆ”cil defensa (como colinas).
Menhir de
Saint-Macaire (Francia). |
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- Menhir: es una gran piedra puesta de pie que marcarĆa un lugar simbólico, posiblemente sagrado.
- Alineamiento: es un conjunto de menhires dispuestos en fila.
- Crómlech: es un conjunto de menhires puestos en cĆrculo. Se supone que el alineamiento y el crómlech eran templos al aire libre, con posibles referencias astronómicas.
- Milladoiro: amontonamiento de piedras y bloques de diverso tamaƱo que seƱalarĆa un lugar sagrado.
- Dolmen: Es el monumento mĆ”s complejo. Se trata de un lugar para enterrar a los muertos de la tribu; constaba de un corredor o pasillo de entrada y de una cĆ”mara funeraria, ambos construidos con grandes lajas de piedra, todo ello cubierto por un montĆculo de tierra y cascotes llamado tĆŗmulo. El dolmen es como una pequeƱa montaƱa artificial, con una cueva en su interior, tambiĆ©n artificial. Todos los difuntos eran depositados en la misma cĆ”mara funeraria, ya que se trataba de un lugar de enterramiento colectivo; junto a los difuntos se depositaban ofrendas funerarias (armas, comida, joyas...)
VƩase tambiƩn
Referencias y notas
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incorrecto (ayuda).|isbn=
incorrecto (ayuda).- Se hace camino al andar (sobre la expansión de los seres humanos modernos) por Juan Luis Arsuaga
- BrĆ©zillon, Michel (1969). Dictionnaire de la PrĆ©histoire. ParĆs: Librairie Larousse. ISBN 2-03-075437-4.
- Clairborne, Robert (1976). El nacimiento de la escritura. Brepols Fabrieken (BƩlgica). Libros TIME-LIFE.
- Hamblin, Dora Jane (1975). Las primeras ciudades. Brepols Fabrieken (BƩlgica). Libros TIME-LIFE.
- MenĆ©ndez, Mario; Jimeno, Alfredo y FernĆ”ndez, VĆctor (1997). Diccionario de Prehistoria. Alianza Editorial, Madrid. ISBN 84-206-2888-3.
- Pericot GarcĆa, Luis y Maluquer de Motes, Juan (1970). La humanidad Prehistórica. Salvat Editores, Estella (Navarra). Depósito Legal: NA 997-1970.
- Varios Autores (1996). Historia de las Civilizaciones, Tomo I: El Amanecer de la civilización. Grandes Obras Larousse SA (Barcelona). ISBN 84-89049-21-1.
- Wernick, Robert (1975). Los constructores de megalitos. Brepols Fabrieken (BƩlgica). Libros TIME-LIFE.
- Wikibooks (2006). Introduction to Paleoanthropology. wikibooks.org. Free lisense.
Enlaces externos
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