Las transformaciones del mundo romano
Las transformaciones del mundo romano
VƩase tambiƩn: Decadencia del Imperio romano
El Imperio romano habĆa pasado por invasiones externas y guerras
civiles terribles en el pasado, pero a finales del siglo IV,
aparentemente, la situación estaba bajo control. HacĆa escaso tiempo que
Teodosio habĆa logrado nuevamente unificar bajo un solo centro ambas mitades del Imperio (392) y establecido una nueva religión de Estado, el Cristianismo niceno (Edicto de Tesalónica -380), con la consiguiente persecución de los tradicionales cultos paganos y las heterodoxias cristianas. El clero cristiano, convertido en una jerarquĆa de poder, justificaba ideológicamente a un Imperium Romanum Christianum (Imperio Romano Cristiano) y a la dinastĆa Teodosiana como habĆa comenzado a hacer ya con la Constantiniana desde el Edicto de MilĆ”n (313).Se habĆan encauzado los afanes de protagonismo polĆtico de los mĆ”s ricos e influyentes senadores romanos y de las provincias occidentales. AdemĆ”s, la dinastĆa habĆa sabido encauzar acuerdos con la poderosa aristocracia militar, en la que se enrolaban nobles germanos que acudĆan al servicio del Imperio al frente de soldados unidos por lazos de fidelidad hacia ellos. Al morir en 395, Teodosio confió el gobierno de Occidente y la protección de su joven heredero Honorio al general Estilicón, primogĆ©nito de un noble oficial vĆ”ndalo que habĆa contraĆdo matrimonio con Flavia Serena, sobrina del propio Teodosio. Pero cuando en el 455 murió asesinado Valentiniano III, nieto de Teodosio, una buena parte de los descendientes de aquellos nobles occidentales (nobilissimus, clarissimus) que tanto habĆan confiado en los destinos del Imperio parecieron ya desconfiar del mismo, sobre todo cuando en el curso de dos decenios se habĆan podido dar cuenta de que el gobierno imperial recluido en RĆ”vena era cada vez mĆ”s presa de los exclusivos intereses e intrigas de un pequeƱo grupo de altos oficiales del ejĆ©rcito itĆ”lico. Muchos de Ć©stos eran de origen germĆ”nico y cada vez confiaban mĆ”s en las fuerzas de sus sĆ©quitos armados de soldados convencionales y en los pactos y alianzas familiares que pudieran tener con otros jefes germĆ”nicos instalados en suelo imperial junto con sus propios pueblos, que desarrollaban cada vez mĆ”s una polĆtica autónoma. La necesidad de acomodarse a la nueva situación quedó evidenciada con el destino de Gala Placidia, princesa imperial rehĆ©n de los propios saqueadores de Roma (el visigodo Alarico I y su primo AtaĆŗlfo, con quien finalmente se casó); o con el de Honoria, hija de la anterior (en segundas nupcias con el emperador Constancio III) que optó por ofrecerse como esposa al propio Atila enfrentĆ”ndose a su propio hermano Valentiniano.
Alaricus rex gothorum, sello de Alarico II, rey visigodo.
Pero esta metamorfosis del Occidente romano en romano-germano, no habĆa sido consecuencia de una inevitabilidad claramente evidenciada desde un principio; por el contrario, el camino habĆa sido duro, zigzagueante, con ensayos de otras soluciones, y con momentos en que parecĆa que todo podĆa volver a ser como antes. AsĆ ocurrió durante todo el siglo V, y en algunas regiones tambiĆ©n en el siglo VI como consecuencia, entre otras cosas, de la llamada Recuperatio Imperii o Reconquista de Justiniano.
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